Capítulo 19: "Todo el tiempo que sea necesario"

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Sabía de sobra que estaba completamente desparramado sobre Julie. Podía sentir su pecho subir y bajar debajo de mi mejilla. Y sentía su abdomen, bajo mi propio pecho. Y sus piernas un tanto enredadas con las mías, pero también al lado de mis caderas.

Y aunque la posición era claramente íntima, en aquel instante, no era del todo enloquecedora. Más podía conmigo el saber lo increíblemente unidos que parecíamos estar. Y sí, también una parte de mi estaba pensando en lo increíblemente bien que encajaban nuestros cuerpos.

Una vez más, me atemorizaba abrir los ojos. Porque así, con ellos cerrados, casi podía imaginar que mi vida era perfecta, que no tenía a los peores padres del mundo, que no vivía intentando proteger a mi hermana, que no sentía dolor las tras cuartas partes de mi día. Que era un chico normal, terriblemente enamorado de una chica única.

El cuerpo de Julie se movió suavemente bajo el mío y me vi forzado a abrir mis ojos. Comencé a rodar hacia un lado, para dejar de prácticamente aplastarla, pero sus manos se posicionaron en mi espalda, de pronto, deteniéndome.

-Buenos días –su voz somnolienta susurró.

No pude evitar sonreír. Era increíblemente tiernas y era mi maldita culpa que aún tuviera sueño.

-Julie –murmuré, apoyando mis manos sobre su cama, a ambos lados de ella, para alzarme, hasta que mi rostro quedó sobre el suyo. Sus mejillas se tornaron ligeramente rosadas y sus ojos se clavaron en los míos. Y aguardó a que yo continuara-. Gracias –finalmente logré dejar salir, a pesar de que aquello no era lo que quería decir.

Estoy enamorado de ti.

Tan cerca de dejarlo salir. Diablos. Necesitaba dejarlo salir. Sólo era cuestión de tiempo que lo hiciera. Pero no quería abrumarla con mis sentimientos, viéndose que seguíamos sin conocernos el tiempo suficiente.

O quizás, casi dos semanas sí eran suficientes para caer enamorado de alguien.

No lo sabía. Pero pronto –quizás- me atrevería a averiguarlo.

Sus dedos, de pronto, rozaron mis mejillas. Y me quedé inmóvil, repentinamente consciente de lo sencillo que sería inclinarme hacia abajo y encontrar sus labios con los míos.

Ella sonrió, como si no supiera que me tenía a su merced. Que lo que ella dijera, yo haría. Entonces, alzó su rostro hacia el mío. Y estuve seguro de que íbamos a besarnos.

Diablos, mi corazón estaba completamente de acuerdo.

Pero no sucedió. Porque el sonido de una puerta cerrándose nos hizo separarnos abruptamente.

Rodé lejos de ella tan rápido, que di una vuelta de más y caí al suelo, golpeándome la espalda en el proceso.

-Au –murmuré, escuchando como la risa de Julie se abría paso por la habitación.

-Tranquilo, Owen –la escuché decir, al tiempo que veía aparecer su cabeza por el borde de la cama, sobre mi-. Sólo son mis hermanos –finalizó, con una sonrisa en sus labios.

Sólo sus hermanos, ¿eh?

Dejé mi cabeza caer sobre el suelo, un segundo y luego me levanté, estirándome y suspirando.

Julie me observó, aún acostada boca abajo. Y yo sonreí, inclinándome de un momento a otro, para dejar un rápido beso en su mejilla, lo más cerca a sus labios que pude. Porque la necesidad de besarla se hacía cada vez más difícil de soportar.

-¿No crees que se volverán locos si me encuentran aquí? –pregunté, un tanto inseguro con la situación, a pesar de que ella lucía increíblemente tranquila.

Simplemente, Julie (Clichés 2°) [EN CORRECIÓN]Where stories live. Discover now