Capítulo 39: "Ve a casa"

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Era vagamente consciente de que estábamos haciendo demasiado ruido. Pero no podía importarme menos. Solo podía pensar en una cosa: alcanzar a Julie.

Ella había salido corriendo, como si el lugar entero en el que estábamos, se hubiera prendido en llamas.

Y yo había salido corriendo tras ella.

Literalmente había corrido detrás de ella por diez cuadras, sin detenerme a respirar o a pensar. Solo podía verla a ella, a solo algunos pasos por delante de mí, corriendo como si su vida entera dependiera de ello.

Y cuando intentó cerrar la puerta de su casa en mi cara, apoyé mi peso entero sobre este, intentando evitar que me dejara afuera.

Se dio por vencida, cuando vio que era inútil y dejó ir la puerta, comenzando a correr hacia sus escaleras.

Yo la seguí. Podía escuchar sonidos previniendo de alguna de las demás habitaciones, pero no importaba.

Subí las escaleras de dos en dos, a meros centímetros de ella y me precipité sobre su puerta, antes de que la lograra cerrar, también.

Y cuando logré entrar a su habitación, cerré la puerta detrás de mí.

No.

La estaba perdiendo.

No. No. No

Todo iba mal. Todo iba terriblemente mal.

Se abrazó a sí misma, comenzando a sollozar, perdiendo la compostura.

No. No. No.

No llores, Jules.

Lo siento.

¿Qué diablos estaba sucediendo?

-Jules –la llamé, dando un paso más cerca. Pero ella no me estaba mirando, seguía aferrándose a sí misma-. Por favor –rogué-. Explícame, cariño. Explícame para poder comprender qué hice mal –le pedí, dando más pasos apresurados hacia ella.

Necesitaba tocarla. Necesitaba que me abrazara de nuevo. Que me sostuviera. Estaba perdiendo la calma.

-¿Por qué lo hiciste, Owen? –preguntó, lentamente, sus ojos observándome con algo irreconocible, dentro de ellos.

¿Por qué me estaba mirando de aquella manera? ¿Por qué sentía que estaba por romperme el corazón? No. No podría soportarlo. No podría perderla. Me mataría.

-Julie, yo... -comencé, pero no encontré el valor para continuar.

¿Cómo se suponía que le dijera que había estado tan cerca de dejarme a mí mismo morir aquella noche? No podía decírselo, no así. Si por mí fuera, nunca se lo hubiera dicho. Pero Caroline, maldita sea... y el hermano de Jules... ¿Y ahora que debía haber?

-¿¡Por qué lo hiciste, Owen?! –gritó, entonces.

Sentí mi corazón detenerse un momento y mi cabeza comenzó a palpitar y el aire parecía no poder llegar a mis pulmones lo suficientemente rápido.

Literalmente podía sentir como Julie se iba resbalando entre mis dedos.

-Lo siento –susurré, no muy seguro de que más podría hacer.

Y Julie me observó largo y tendido.

-¿Lo sientes? –preguntó, incrédula-. Prácticamente intentaste matarte. ¿Y me dices que lo sientes? –exigió saber, sus dulces e inocentes ojos llenándose de lágrimas, nuevamente.

¿Por qué estaba llorando? ¿Por qué mis acciones la hacían llorar? ¿Por qué le estaba haciendo daño?

Yo no quería hacerle daño a Julie.

Simplemente, Julie (Clichés 2°) [EN CORRECIÓN]Where stories live. Discover now