Capítulo 40: "No puedes salvar a todo el mundo"

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JULIE

Nunca sabría a ciencia cierta como lo había sabido. Pero era así. Incluso antes de que aquel oficial de policía apareciera en la puerta de nuestra casa, a las tres de la mañana, yo lo había sabido.

Había sentido como sucedía, aquel momento en que Trevor fue separado abruptamente de mí.

Recordaba haberme despertado, de un momento a otro y abruptamente. Mi cuerpo empapado por el sudor y el miedo aún en mi pecho, sin saber muy bien porqué.

Desesperación.

Aquello era lo primero que había logrado identificar.

Luego miedo.

Y, finalmente, dolor.

Todo se vino abajo después de despertarme.

Largos minutos, aun acostada en mi cama, mirando al techo y esperando a que sucediera. Algo. Lo que sea. Mi corazón estuvo latiendo aceleradamente por minutos, dejándome saber que algo iba mal.

Y luego había sonado el timbre.

Y yo sabía que no podía ser algo bueno porque, vamos, mis hermanos –los cinco, sí- tenían sus propias llaves para entrar a casa. Jamás habían necesitado tocar el timbre.

Mis padres habían estado dormidos, en aquel momento y yo, al haber estado despierta, fui la primera en bajar corriendo.

No necesité escuchar al oficial, en cuanto abrí la puerta. De hecho, no escuché ni una palabra de todas las que dijo. No escuché cuando mis padres bajaron apresuradamente las escaleras. Ni cuando mamá se puso a llorar. No escuché mi corazón rompiéndose en mil pedazos, ante la noticia.

No escuché nada.

El resto sucedió como un borrón.

El oficial llevándonos a la clínica, donde estaban mis hermanos. Donde estaba Trevor, muerto. Su cuerpo había estado completamente cubierto por una sábana blanca, que hacía un increíble contraste con su cuerpo lleno de golpes y cortes.

Había salido volando por la ventana delantera, después de todo.

No había estado usando el cinturón de seguridad.

Y Trent se culpaba por ello. Se culpó por meses.

Solo pasaron dos, antes de que intentara matarse con pastillas para dormir. Se tomó un frasco entero de ellas. Pero Collin lo había encontrado, desmayado, sobre el suelo de su habitación y cuando aun no era demasiado tarde.

Y, al salir de la clínica, completamente recuperado, nos aseguró que nunca intentaría una cosa como aquella de nuevo. Que había perdido la razón. Que no sería capaz, realmente, de quitarse la vida. Que solo había sido un momento de debilidad, porque Trevor, su hermanito pequeño, le hacía falta.

Eran mentiras.

Lo volvió a intentar.

Y aquella vez, no falló.

Y ahora, mientras todos aquellos horribles recuerdos atacaban mi mente, no podía evitar pensar en Owen y en cómo había roto mi corazón en mil pedazos.

¿Por qué lo hiciste, Owen?

Sentí como si una daga se hubiese clavado en mi pecho, de pronto. Y el dolor continuó repitiéndose, una y otra vez.

Sollocé, haciéndome un ovillo encima de mi cama.

Claramente, tienes un problema, cariño. Es decir, ¿cómo puedes amar a un hombre que intentó exactamente lo mismo que logró tu hermano?

Simplemente, Julie (Clichés 2°) [EN CORRECIÓN]Where stories live. Discover now