Capítulo 35: "Me dejé ir"

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El camino de regreso a mi casa fue silencioso, pero no lo habría cambiado por nada. Y es que, solo podía pensar en tener a Julie sola para mí. Y la tendría, en tan solo algunos minutos.

Sabía de sobra que estaba manejando un tanto más rápido de lo que debía. Pero Julie no parecía estar quejándose, viéndose que tenía los ojos fijos en la nada y su mente en algún otro lado.

¿En qué estaría pensando?

¿Y por qué se estaba mordiendo el labio?

Estacioné el auto frente a mi casa, de manera bastante precipitada y apagué el motor, sin más. Julie pareció salir de su ensoñación, entonces, porque parpadeó, observando a su alrededor un momento. Y luego estaba sonrojándose, sus ojos rehuyendo los míos, mientras se bajaba del auto, apresuradamente.

Me forcé a mí mismo a pensar en algo más y caminé al lado de Julie, hasta la puerta de la casa.

El silencio nos volvió a invadir, en cuanto entramos y sonreí.

Se sentía bien. Entrar a mi casa, sin mis padres –o lo que sea- para poder arruinar el silencio o la tranquilidad. Jess me hacía falta, pero en aquel instante estaba claramente feliz en otro lugar, así que no me estaba quejando.

Y yo estaba con Julie.

No podía pedir más.

Observé a Julie adelantarse, para subir las escaleras aceleradamente y sonreí, mientras cerraba la puerta detrás de mí.

Entonces, sin poderlo evitar, también me encontré a mí mismo corriendo escaleras arriba, en busca de ella.

La puerta de mi habitación estaba a medio abrir y la empujé completamente abierta, cerrándola detrás de mí, inevitablemente.

No quería que Jessica fuera a aparecerse por ahí, de un momento a otro. Mejor que estuviera cerrada y...

Julie apareció ante mí, de pronto. Al parecer había estado esperando al lado de la puerta, porque no la había visto salir de ningún lado.

Abrí la boca, para decir algo, lo que sea, pero mis palabras se quedaron atascadas en mi garganta cuando Julie envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y dejó que sus labios se estrellaran contra los míos.

Sentí un ligero temor en mi pecho, entonces.

¿Y si realmente la asustaba? ¿Y si descubría que no era el chico que ella había creído?

-No soy el chico malo, Julie –susurré, entonces, sin poderlo evitar.

Y es que, todo me hacía lucir como el chico malo de la historia. Siempre yo. Nunca dejaría de ser yo.

Y sus manos se posicionaron en mis mejillas.

Y no me importaba ser el chico vulnerable en ese momento. No me importaba dejarla ver.

Porque ella me amaba.

Y no importaba si conocía todas mis facetas.

Ella me amaba.

No lo merecía, probablemente nunca lo haría.

Pero ella me amaba.

Y no me importaba que me viera en ese estado.

Siempre y cuando no me fuera a dejar.

-Lo sé, Owen –murmuró, dejando que sus dedos acariciaran mi cabello, como ella sabía que me gustaba, haciendo que me sintiera mejor instantáneamente. Logrando tranquilizarme, inmediatamente.

Simplemente, Julie (Clichés 2°) [EN CORRECIÓN]Where stories live. Discover now