Cap. 13: El chico cerdo

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<<Relata Gregory>>

Soy Gregory, tengo diecisiete y no estoy bien.

Me encuentro nuevamente en la azotea... y conmigo esta Fred y sus chicos, pero hoy será diferente. Hoy es el día en que voy a cambiar todo. Sí, estoy decidido y lo voy a hacer. Gracias a mí, a lo que voy a hacer... voy a arruinar a Fred.

–¿Qué es lo que haces cerdo? –Pregunta curioso mientras me ve caminar hacia atrás.

–No me llames así...

–Y que si lo hago cerda, ¿vas a golpearme o algo?

–No, voy a hacer algo mejor...

*******

Otro nuevo día... hay veces que no quiero levantarme de la cama, me gustaría dormir por siempre. Odio las mañanas ya que tengo que verme al espejo y ver mis proporciones.

No solo odio el baño, sino que el desayuno también es mi peor pesadilla, una taza de café, mantequilla en pan tostado, pastel, o cereales en mi leche y a veces también una barra de caramelo. Mi padre es de cosas dulces, por desgracia yo también, no lo puedo evitar.

No tengo noción de los gustos de mi madre. Desde que nací nunca vi o supe nada de ella, mi papa dice que ella se fue de viaje, sin embargo... creo que simplemente nos abandono. Aunque no guardo rencor por eso, ¿quién quisiera un hijo como yo?

Cuando veo las fotos de los modelos en la internet me siento enfermo conmigo mismo, ya que se bien que jamás seré como ellos.

¿Cómo podría... yo el cerdo?

Tengo tanta nada para dar... Mi existencia me consume y lleno mi barriga de grasa para no desaparecer. Me estoy manteniendo cuerdo por mi padre, él que no tiene nada más, que no tiene nada y al mismo tiempo piensa que lo tiene todo en el mundo por ayudarme con mis estudios y trata de darme un futuro... yo no soy mas que una carga para él.

Pero... Es demasiado para mí, no aguanto ni un día mas. Ser el cerdo. Cuando empecé la escuela, pensé que iba a sobrevivir, lo tenía todo planeado:

Primera regla: Procurar no ofender a nadie.

Segunda regla: Pensar siempre en mí, si algo no esta bien entonces es hora de alejarme.

Tercera regla: Nunca hacer amigos. La gente es mala (lo aprendí cuando era pequeño y veía a mi padre ser golpeado por hombres que venían a pedirle dinero).

Cuarta regla: Algo que no debo hacer jamás; nunca jamás, dar mi opinión en nada.

Paso medio año desde que inicie la escuela, mi plan daba frutos, nadie me pedía cosas, nadie me hablaba, nadie pensaba en mí. Era una sombra en un pupitre en medio del salón de clases... todo estaba perfecto. Sin embargo un día por coincidencia un chico llamado Ethan lo arruino todo.

Insistía en hablarme, trataba de cambiarme... por alguna loca y enferma razón el se interesaba en mí.

De pronto, empecé a dejar de seguir las cuatro reglas... comencé a hablar con mis compañeros, comencé a prestar mis cosas y también empecé a escuchar a mis compañeros y compañeras... hablar sobre mí.

Un día, sin querer... le obsequie una barra de caramelo a Ethan Lafourcase, él me agradeció ya que no había cenado y no tenía dinero ese día para comprar algún desayuno en la cafetería. Me sentí bien al obsequiárselo... fue agradable... y también bueno ya que eran unas pocas calorías menos.

Sin darme cuenta, un milagro ocurrió Ethan Lafourcase, se convirtió en mi amigo. Eso me gusto, se siente bien tener amigos. Aunque me di cuenta que se volvió muy dependiente de mí... ese chico, realmente es muy descuidado siempre olvida muchas cosas. Hasta su novia me decía a mí cuando y donde debía encontrarse Ethan con ella así yo se lo recordaba. Pero me acostumbre, en serio, me agradaba.

LucisWhere stories live. Discover now