Cap. 49: Mata al niño

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La mente del muchacho empieza a ceder, realmente gasto mucha energía y vitaminas al regenerarse tan enérgicamente como lo hizo antes, al examinar su nueva mano nota que está bastante asquerosa, varias de sus venas o arterias están aun a la vista, hasta el momento su piel no se regenero por completo. Lo único que retumba en su mente es la palabra "Comer", nunca en su vida sintió tanta necesidad por probar bocado como en esta ocasión.

En estos momentos en los que dormita por el cansancio no tiene clara noción de si es su estómago el que gruñe o si es el mismo entonando el mismo sonido que un perro rabioso. Sin otras opciones ve hacia los lados con la ilusión de encontrar algo que comer... lastimosamente no encuentra nada y aunque lo hiciese sabe que en realidad no comería nada que comerían humanos normales. Lo que quiere el joven es carne cruda de cualquier ser vivo, desde hace rato el aroma de la sangre que desprenden los otros mutantes se filtra dentro de sus fosas nasales. La baba se desliza de su boca haciéndolo parecer un perro bobo.

"Un bocado no hará daño a nadie, ¿verdad?" Se cuestiona a sí mismo. El chico no puede resistirse ni un momento más, se arrima a los cadáveres y arranca un cacho de carne de la pierna de la mujer muerta. Mastica su carne lentamente y al sentir como la vida regresa a su cuerpo se abalanza a ella y comienza a devorarla sin parar, sus ojos se vuelven rojos y sus dientes crecen pareciéndose a los de un animal carnívoro, arranca la carne y traga, así repetidamente casi sin masticar.

Evitando los huesos casi se come la pierna entera, al estar satisfecho se para en seco y se aleja, de inmediato un ataque de moral lo atormenta y por su mente solo se martilla diciendo "¿¡Por qué estoy haciendo esto!?". Y es más que claro que todos nos haríamos la misma pregunta luego de cenar una pierna humana. Luego de unos minutos puede oír la conversación que se entabla entre las dos personas en la parte de adelante, sus voces son muy vagas, el ruido del vehículo al recorrer la carretera lo silencia bastante, al igual que el muro de hierro, sin embargo, los sentidos de Ethan son ligeramente más sensibles en comparación a los de las personas normales y puede escucharlos de todas formas.

Cuando llegan a la parte de "Hay que matarlo", "Aparca el coche en un descampado cuando pasemos la ciudad". Los nervios de Ethan se disparan. El chico al igual que un animal salvaje entra en pánico y rápidamente se determina a escapar, no hay ninguna otra opción. Voltea hacia todos lados, no hay ventanas en la furgoneta, la única opción es la puerta y se halla cerrada.

En plena desesperación con todas sus fuerzas tironea de la puerta para que se abra, sin resultados la patea, es tal el golpe que aboya la chapa y el vehículo se balancea para un lado.

Popin se alarma y muy sorprendido cuestiona; —¿¡No remataste a esos monstruos!?

—¡Claro que sí! ¡Y fueron varias veces por cierto!

Otro golpe mucho más fuerte provoca que la puerta de atrás de la furgoneta ceda y se abra, Ethan no reconoce el lugar por donde están yendo estos desconocidos, pero sin dudarlo salta del vehículo. Fuffy puede ver como el chico salta de la furgo a sesenta kilómetros por hora, el muchacho cae y rueda por la calzada bestialmente provocando serios raspones y golpes en todo su cuerpo.

—¡Salto! ¡El chico salto!

—¿¡Queeee!?

—¡Para la furgoneta acá mismo, ya!

Al frenar a tal velocidad hacen chirrear las gomas contra el asfalto dejando marcas y levantando un humo apestoso de las mismas gomas. Al bajarse pueden ver que el chico no está.

—Lo sabía... ya es tarde, se convirtió en uno más.

Popin tiene ganas de consolar a su hermana, a sus ojos ella aún sigue siendo una chiquilla... y claramente para una persona de más de dos metros cualquiera es un niño, pero él siempre la trata como a un bebe y eso a ella la enfurece porque se supone que él es el hermano menor. Él iba a palmear la espalda de su hermana con una sonrisa, aunque se percata que esta furiosa de verdad así que desiste.

La mujer se da la vuelta hacia él con una mirada rabiosa y entre gruñidos ordena; —Sube a la furgo y buscalo sin parar, yo voy a pie.

Popin asiente con preocupación ya sabe que cuando ella se pone así no acepta un no por respuesta no importa quien sea la persona o situación, ella tiene un humor muy escaso. Se sube a la furgoneta, la arranca y acelera de golpe, es imperdonable no encontrar al chico.

Fuffy se acerca al lugar por donde cayó el muchacho y ve el rastro de sangre que dejo al caer. El rastro disminuye a medida que avanza, pero es suficiente para alguien con tanta experiencia como ella. Con una sonrisa de satisfacción empieza la búsqueda, carga su arma y a paso rápido sigue el rastro.

Por otro lado, Ethan corre desesperado sin detenerse ni para regular su respiración. Su cuerpo realmente necesita un ligero descanso, pero todos sabemos que eso es imposible ahora, es notable que este será el fin de la historia si esa mujer pone sus manos encima del joven.

El trayecto entre ambos se acorta cada vez más, esta mujer no parece ser de las que perdonan con simples suplicas ¿qué sucederá ahora? 

LucisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora