Cap. 9: Lo quiero, pero bajo tierra

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En otra parte desconocida de la ciudad nos encontramos en un departamento de lujo en el piso numero treinta. En este lugar se encuentra una mujer sentada en un sofá color rojo que esta posicionado frente a la ventana. Ella es la que antes se hizo pasar enfermera y ataco a la enfermera Robin. Estando ahí bebe vino y marca un numero en su celular.

*Conversación por llamada.

—Necesito un favor.

—¿De que se trata?

—Bueno, no es nada de otro mundo. Solo un par de ojos que me vieron.

—Ya veo... ¿Qué tiene pensado? ¿Quiere que le dejemos como vegetal o muerto?

—Maten al gordinflón. No puedo dejar que la información se filtre.

—Como diga, jefa.

—Te voy a pasar sus datos por mensajes. No va a ser difícil solo un cachorro de secundaria. 

—Estoy de acuerdo.

Ella corta la llamada, al instante nota como su cuerpo tiembla y suda después de hablar con ese hombre. Arruga sus cejas y toma todo el vino de su copa.

—¿Otra ves? Estoy harta de esto.

Se levanta para acercarse a la pared de cristal que da hacia la calle; la vista es hermosa llena de luces y mucha gente caminando de un lugar a otro. Al tener la vista perdida no se da cuenta y una imagen se refleja en el vidrio, es su rostro. Al verse así misma reflejada su corazón empieza a latir muy rápido hasta el punto de doler, unas venas se marcan en su frente, sintiendo que pierde el control retrocede y grita muy fuerte. Tras un respiro saca una pistola que esta metida dentro de su saco y dispara a los cristales. 

Las paredes de cristal no se rompen ya que son muy resistentes, pero se astillan de tal forma que muchas lineas de cristal roto se dibujan por todos lados haciendo casi imposible ver a través de este y mucho menos verse así mismo reflejado.

Las paredes de cristal no se rompen ya que son muy resistentes, pero se astillan de tal forma que muchas lineas de cristal roto se dibujan por todos lados haciendo casi imposible ver a través de este y mucho menos verse así mismo reflejado

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Ella se da la vuelta y se dirige al baño. Mientras camina por el lujoso departamento podemos ver como todos los espejos que ya venían incluidos como decoración están rotos, hasta el del baño. Al llegar allí y con su temblorosa mano gira la llave de agua, atrapa el agua entre sus manos y lava su rostro. Lo hace varias veces hasta el punto que rasga sus mejilla con sus uñas.

De la nada se detiene y cierra los ojos para relajarse...  

*****

Por este lado muy distante, nos centramos nuevamente en el muchacho Zachell, él esta en la oficina del director sentado en una silla con cojines de buena calidad pegado al escritorio mientras revisa papeles y una prostituta hace sus servicios debajo del mueble.

En eso suena la puerta, se trata de un alumno.

—¡Adelante!

—Con permiso... jefe, le llego esto —El muchacho se acerca tímidamente y le enseña el sobre.

LucisWhere stories live. Discover now