Cap. 21: ¡Es él!

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La familia Lafourcase se encuentra cenando mientras miran una telenovela turca, el único interesado en el programa es Tom, realmente él se engancha con este tipo de programas. Luego de su trabajo el resto de su vida es simplemente mirar estos programas y llorar de ves en cuando que ve escenas muy tristes.

La familia esta comiendo pastas con salsa y pequeños trozos de carne, lo único que se puede agradecer de Tom es su talento para cocinar, convertirse en madre sustituta a su corta edad le obligo a obtener algunas habilidades. Jess esta con el celular en la mesa, con una sonrisa enamorada respondiendo los mensajes que le llegan, *Tirin, suena repetidamente el celular. Tom tiene su atención clavada a la tele mientras come, aunque los mensajes de su hermanita hace que se altere, una y otra vez, comienza a impacientarse al escuchar la tonada molesta y decide ponerle un alto.

—Jess, pone tu celular en silencio. No escucho la novela.

—¿¡Por qué no te vas a la mierda!? —Le enseña el dedo medio haciendo cara de disgusto y pone el modo vibración.

Tom gira los ojos hacia arriba mientras suspira y vuelve a centrarse en su programa, las continuas vibraciones del celular le molestan pero no es insoportable. Ethan huele el vapor que se escapa del plato con comida y su saliva instintivamente comienza a caerse, agarra su cubierto y como un niño pequeño llena su boca como si fuera una rana con los cachetes inflados. Realmente esta disfrutando la comida, en menos de cinco minutos se acaba todo y eructa muy fuerte.

Jess se aleja de él, moviéndose hacia el costado expresando una gran sorpresa —Maldito... cerdo —Ella come un único trozo de carne y se levanta de la mesa —Puto asco, me voy.

—¡Ethan! ¿¡A dónde vas Jess!?

—Perdí el hambre, y no quiero comer con un animal en la mesa.

—Por lo menos come la mitad.

Ella no se molesta en voltear y contesta mientras sube las escaleras —¡Estoy a dieta!

—Psssst... Ethan, ¿qué voy a hacer contigo? Sabes que tu hermana es algo sensible.

Su cara esta roja, tan roja que sus oreas palpitan de la verguenza —Lo siento... se me escapo. No lo hice a propósito.

—No importa, ella a veces busca escusas para no comer. Cuida demasiado su cuerpo, aunque yo pienso que podría enfermarse si no come.

—Cocinaste muy bien, me gustó mucho tu comida Tom.

—Wow, ¿en serio? Gracias, supongo —Tom voltea a ver la novela, aunque voltea a ver de nuevo a su hermanito expresando una sonrisa cansada —Ethan, ¿harías el favor de lavar los platos?

Ethan nota el cansancio en las ojeras de su hermano mayor y no puede rehusarse —Claro.

Ethan lava los platos, todo iba bien hasta que Tom grita de la emoción al ver que María Antonieta en verdad engañaba a su esposo con el papa de su marido y Ethan por la impresión de escuchar el grito atravesó la palma de su mano con un cuchillo grande cocina. Ethan abre los ojos como platos y ve como el acero esta incrustado de un lado y del otro sale la punta. El chico se muerde el labio inferior a tal punto de perforarlos y quita el cuchillo, puede sentir como se cortó aun más al sacarlo, la sangre sale a cantaros.

—Mnnnnn... —Ethan gime en silencio mientras se agarra con fuerza de la muñeca.

—¿Qué sucede Ethan? —Pregunta Tom.

—Na... Nada... Mnnnn...

—Okey...

Ethan se saca la remera y envuelve su mano, esta rápidamente se tiñe de un color escarlata. El chico sube a su cuarto y se queda frente a la ventana viendo hacia la calle para no pensar en su herida, su remera se vuelve completamente roja y gotea sangre en el suelo, aunque el chico no se da cuenta. Luego de unos minutos de mirar a la calle nota como llega un joven en motocicleta, al frenarse en la entrada toca bocina y se saca el casco, se trata del rubio con el que peleo en la plaza hace unos días debido a un inconveniente. En eso sale su hermana con una falda muy pequeña y bien maquillada, al acercarse a él se besan y se va en la moto con el joven.

—¿¡Pero que... ¡Argh! Mi maldita mano, me duele... oh...

Sintiéndose débil cae al suelo y golpea su cabeza contra el respaldo de una silla, no se desmaya pero queda casi inconsciente. Sin darse cuenta quiere tocarse la cabeza en la parte donde se golpeó y lo hace con su mano cortada, se toca con los dedos que salen del trapo y se mancha el pelo con la sangre. Al darse cuenta se quita el trapo y descubre que la herida ya no está. Abre y cierra la mano con normalidad.

—Cool —Sonríe maravillado.

Ethan se dedica a limpiar el desorden de su cuarto en lo que resta de la tarde noche y luego se duerme. Al día siguiente hace sus necesidades básicas y ya listo para el colegio se dirige ahí sin perder más tiempo. Lo primero que hace en el día es ir a la preceptoría. Al entrar ve a los preceptores jugando al black jack mientras fuman.

—Hola.

Ellos no le prestan atención y lo ignoran.

—¿Disculpen? Necesito algo de información.

—Pst. Si me haces trampa te vas a arrepentir Jeff.

— Eres inútil en este juego, no necesito hacer trampas jajaja.

El hombre se acerca y demuestra pocas ganas de conversar, con una voz ronca le pregunta —¿Qué queres?

—Quería saber a cuál aula fue transferido el estudiante Gregory Park.

— ¿Eh? —Ambos hombres se miran confundidos — ¿por qué queres saberlo?

—No es nada especial, solo quiero hablar con alguien de esa aula.

—Bueno... —El hombre va a las estanterías y luego de un rato encuentra unas planillas dentro de unos folios —Aquí.

Saca una hoja y se la entrega a Ethan. El chico ve el número de aula, es "séptimo H", después memoriza los nombres de los estudiantes varones y le devuelve la hoja al preceptor.

—Gracias, eso era todo.

—Bien, vuelve a tu clase y no molestes —El hombre mira confundido a Ethan hasta que el chico se va, sin darle muchas vueltas decide continuar con el juego junto a su compañero.

— ¿Qué mierda fue eso? —Pregunta el otro.

—No sé. No importa.

Al salir de la preceptoria, el albino saca la hoja y un lápiz, apoya la hoja sobre la pared y quemando la punta del lápiz anota todos los nombres que memorizo antes de olvidarlos.

—<<<Bien... los tengo a todos, ahora toca averiguar quién es el tipo al que vio en la azotea>>>

Decidido camina por los pasillos en busca del aula H, tras unos minutos de eterna caminata por fin encuentra el aula, se asoma por la venta y ve los rostros de todos los muchachos. Se lleva una gran desilusión al notar que no aparece el rostro que él tiene gravado en su memoria. Pero alguien adentro del aula si se sorprende, y ese es Matías quien se pone azul al ver a Ethan por la ventana mirando a los que están dentro del salón. De inmediato desbloquea su celular y manda mensajes a Fred quien fue al baño.

Ethan cansado se resigna y se marcha, aunque su suerte es tal que se cruza con Fred en la esquina del pasillo. Ambos se sorprenden al verse.


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LucisWhere stories live. Discover now