CAP. 38.- ¿SALVACIÓN?

162 10 0
                                    

CAP. 38.- ¿SALVACIÓN?

La avalancha de rocas que cayó sobre el valle, levantando una enorme cortina de polvo sobre los ponies presentes. Los soldados se apresuraron a cubrir sus ojos y protegerlos del polvo que cubrió gran parte del área.

Y, cuando todas las rocas dejaron de moverse, se hizo el silencio en el valle.

De pronto la batalla se había detenido. Todo era silencio absoluto, salvo por las respiraciones de los ponies y uno que otro quejido por el dolor.

El polvo levantado se disipó después de uno o dos minutos. Todos los pares de ojos estaban en la pila de rocas. Los soldados de Sombra miraban estupefactos el lugar donde habían visto por última vez a Blackout, sus mandíbulas casi en el suelo.

Los de Celestia, especialmente el escuadrón 14. C, miraban con asombro y cierta esperanza de que aquel enemigo que los llevaba atormentando por mucho tiempo por fin hubiera desaparecido.

Soarin en especial no podía creer lo cerca que había estado de también ser enterrado vivo.

Había aterrizado en su espalda y sentía la presión de su salvador alrededor de su cintura, claramente con la adrenalina aun palpitando por sus venas.

Un quejido femenino hizo que dos pensamientos chocaran como trenes que van en un mismo carril.

Recapitulemos: Soarin y Blackout estaban en una zona alejada del valle, donde casi no había ponies. Estando un poco apartados de la pelea de perros, solo había dos ponies lo suficientemente cerca como para salvarlo: Applejack y-

La cabeza de Soarin se movió tan bruscamente hacia abajo, que sintió dolor en la nuca.

Pero no importó cuando vio a la yegua pegaso de melena arcoíris, con sus cascos rodeándolo por la cintura y una de sus alas se contraía en espasmos dolorosos.

Rainbow Dash lo había salvado.

¡No estaba muerta!

¡Estaba allí! ¡Y lo había salvado!

Por puro impulso, la tomó por los hombros, la separó de su cuerpo de un tirón, y la abrazó tan fuertemente que pudo sentir el corazón de la yegua latir contra su propio pecho.

"¡Qué alegría!" exclamó con lágrimas en los ojos.

Dash se quejó y se zafó del agarre del corcel, desplomándose en el suelo junto a él. Su ala izquierda se contrajo de nuevo en otro doloroso calambre y esta ahogó un grito.

Soarin se sacó el casco y se acercó a ella.

"¿Estas bien?"

Ella asintió, inflando las mejillas y liberando el aire pocos segundos después. Claramente no lo estaba. Su rostro estaba contorsionado en dolor y su ala, ya de por sí en malas condiciones, presentaba espasmos involuntarios.

Soarin frunció el ceño y la ayudó a levantarse. Por suerte, todos estaban demasiado ocupados como para darse cuenta del momento.

Una vez en pie, Dash se apoyó sutilmente en Soarin y Soarin aguantó un siseo cuando, por accidente, el hombro de Dash le tocó un punto que le dolía en el brazo.

Le dolía casi todo el cuerpo, así que no era nada que no pudiera aguantar para ayudarla.

Soarin miró hacia la cima del muro rocoso. Applejack iba bajando la pendiente con Pinkie Pie justo detrás de ella ¿Qué hacía Pinkie allí arriba?

Él y Dash se acercaron hacia los soldados. Astutos, los soldados de Celestia se había desplazado y había rodeado a los soldados de Sombra sin que estos se dieran cuenta hasta fue demasiado tarde.

Heridas del PasadoWhere stories live. Discover now