CAP. 69.- ES ARTE UN VESTIDO HACER

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Todas llegaron muy puntuales a la suite de Dash. Rarity no gastó un solo segundo en ayudarlas a todas a vestirse con sus recién renovados vestidos.

El vestido de Twilight ahora tenía una tercera capa en la falda. Era morada y brillante, como si tuviera escarcha regada encima, y Rarity le había bordado con sumo cuidado diminutas estrellas de seis puntas con hilo de plata. No rodeaba la falda por completo. Era casi como una cola que cubría la parte trasera y la lateral. La capa de abajo, plateada, se venía delante como un refinado delantal. Alrededor del escote cerrado, Rarity había puesto grandes gemas tornasol como si fuera un collar.

El de Fluttershy tenía otras capas de tela más, haciendo la falda más amplia, y en la transparencia que coronaba el escote habían sido bordadas mariposas en azul rey. Florituras en el mismo hilo azul rey habían sido bordadas en las capas superiores de la falda, las agregadas, haciendo que el conjunto entero pareciera una ola de mariposas volando fuera de un jardín de flores.

El de Applejack tenía manzanas doradas en el ruedo, como recién caídas de su árbol. Al moverse la falda, las manzanas resplandecían un breve instante. El resto de la falda se mantenía intacta y la floritura en la parte de la clavícula ahora se había extendido por todo el pecho y parte del abdomen y espalda en diferentes tonos de dorados y naranja.

El de Pinkie Pie mantenía la falda totalmente intacta, y los mayores cambios se evidenciaban en la parte de arriba. Las mangas habían sido abiertas y ahora caían como gráciles velos sobre los brazos, rozando el dorso de los cascos. Si levantaba los brazos, estas caían por sus codos, donde la apertura empezaba. Gemas falsas de diferentes tonos de rosa, morado y blanco decoraban el torso, la espalda y parte de los hombros.

El de Rarity era el vestido amarillo de falda de sirena y strapless, pero presentaba cambios como todos. La falda era un poco más larga, dejando una corta cola amarillo patito, y tenía incrustadas gemas de pálidos colores amarillos y blancos. Eran pequeñas pero abundantes como estrellas. El vestido iba acompañado con un chal amarillo pálido y transparente que se cerraba sobre los hombros con un broche de gema blanca y cubría hasta medio camino al codo, con cuello un poco alto.

Maud ahora no tenía mangas al codo, sino cortas cuyos rombos habían sido decorados con pequeños diamantes falsos. La falda había sido llenada por dentro con dos capas de tul para darle volumen y un delgado cinturón color plata con diamantes falsos le enmarcaba la cintura para marcar el inicio de la falda. El escote lo habían abierto un poco, dejando ver la clavícula pero poco más.

Por último, el de Dash. Rarity había ampliado la falda, dándole una cola más larga que el de Rarity mismo. La falda era del blanco más puro y, de alguna manera, Rarity había hecho que brillara como la nieve al ser iluminada por el sol. Una franja de tela trasparente color azul marino cubría la parte posterior, apenas más ancha que sus brazos, y salía de la cintura hasta el borde de la misma falda. Con un sutil broche en las esquinas, la tela azul podía usarse a modo de chal si se quería. El escote del vestido estaba intacto, pero ahora tenía un escote equivalente en la espalda decorado en el borde con gemas que formaban una arcoíris en la V. La falda también tenía esas piedras que combinaban con su melena esparcidas encima, cubriendo la falda con gotas de colores sobre la blanca nieve. El cinturón dorado había desaparecido, para abrir paso a la cola del vestido.

Dash estaba estupefacta. Era una cosita blanca y delicada, se sentía demasiado pura para usarla. Demasiado angelical.

Pero Rarity igualmente la obligó a ponérselo. La ayudó a deslizar su pequeño cuerpo por la tela ligera, le acomodó el escote de la espalda y la franja azul marino. Dash deseó abrochársela sobre los hombros, pero Rarity la detuvo. Podría hacerlo más tarde, pero la unicornio quería que bajara con la franja sobre la falda, elegante y delicada. Rarity se fue a ayudar al resto a terminar de maquillarse y peinarse mientras Dash se sentaba en su cama y, sección por sección, peinaba y acicalaba sus alas.

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