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Para mi desgracia tras otra sesión frenética bajo el agua tibia de la ducha, termino obteniendo eso que tanto deseaba oír, así que tuve que aguantarme la amargura al ver su sonrisa victoriosa mientras se marchaba perfectamente vestido a la reunión con el abogado.


Cuando me encontré totalmente solo en aquel apartamento tan grande, me dedique a mantener mis manos ocupadas, para de esta manera no empezar a pensar en cosas innecesarias más de la cuenta, quizás era una pequeña terapia para olvidar aquel asunto que me atormentaba tanto. Primero, lave los trastes, luego limpie el desorden que había hecho YoonGi en un solo día, tenía papeles regados en el sofá, y la ropa sucia tirada en cada rincón del apartamento. En el momento, en que vi todo brillar gracias a mi arduo trabajo, me dirigí al primer piso del hotel a recoger las bolsas de mis compras del día anterior. Subí de regreso con una amplia sonrisa, y me tendí en la cama a revisar que todo se encontraba allí, la ropa la colgué en el armario, las decoraciones para la casa las puse en donde más me pareció conveniente, y sobre las almohadas deje aquel peluche en forma de corazón que había comprado especialmente para YoonGi. De esta forma, yendo de un lado a otro en busca de distraer mi mente, fue como el día término pasando tan a prisa que ni cuenta me di. Justo como me había pedido a las 7 P.M estaba vestido con un atuendo demasiado elegante para mi gusto, ya que estaba seguro de que iríamos a algún restaurante para gente de la elite, y no quería desentonar.

Me analice por última vez en el espejo de cuerpo completo del baño, acomode mi cabello rosáceo, enderece el corbatín negro y sonreí satisfecho de haber hecho la mejor elección al llevarme ese traje en caso de que sucediera alguna emergencia de ese tipo. Mis ojos grises se encontraron con los de YoonGi al poner un pie en la habitación, quien desde el borde de la cama me devoraba con la mirada y podía sentir en su expresión que miles de ideas sucias se le venían a la mente para hacerme al regresar de aquella cena. Nos dirigimos tomados de la mano asía el exterior, donde su limosina nos esperaba, el me abrió la puerta como todo un caballero y entre en ella, acomodándome satisfecho de que DaRium no estuviera allí arruinando el buen ambiente antes de tiempo, nos sentamos muy cerca el uno del otro mientras bebíamos champaña entre charlas animadas sobre asuntos triviales de la vida.

- El abogado ha terminado el papeleo, y hoy mismo se lo entregare a mi madre. - me informo con una tierna sonrisa. - Así que podremos irnos a Cheonghack-dong mañana a primera hora.

- ¿De verdad? - susurre maravillado con la noticia.

- De verdad... - me rectifico con un sencillo asentimiento de cabeza, bebió otro trago de su copa de vino, y guardo silencio, cabizbajo con las circunstancias tan tensas en las que ahora nos encontrábamos.

- ¿No te sientes mal por dejar tanto dinero tirado?

- Eres más importante para mí que toda esa plata, JiMin. - respondió clavándome su firme mirada, muy seguro de su drástica decisión. - Además, sé que podré hacer un imperio aún más grande que el de mi padre desde cero, créeme. La medicina no es mi único talento innato.

El auto se detuvo cuarenta minutos más tarde, frente a las puertas de vidrio de un restaurante del alta clase, donde un hombre con uniforme nos abrió la puerta, permitiéndonos salir caminando hacia la entrada tomados de la mano, sin importarnos en lo más mínimo lo que dijeran los demás o siquiera se molestaran en pensar acerca de nosotros. Si el exterior de aquel edificio de dos pisos era magnifico, el interior era aún más alucinante. El lugar estaba decorado con el estilo minimalista, cuadros simples pero que te arrebataban el aliento con solo verlos, las mesas perfectamente organizadas alrededor de la estancia, con sillas blancas y manteles blancos, en varios rincones del lugar habían unas estatuas de metal que me dejaron boquiabierto por sus formas extrañas; el simple hecho de estar de pie en ese sitio era como el paraíso para mí; ya que sabía jamás podría ni en mil años estar en un restaurante tan costoso con mi bajo presupuesto de vida. La estancia estaba atestada, había parejas y grupos de amigos en cada mesa por la que pasábamos, hasta que finalmente en el extremo final junto a los ventanales se encontraban sentadas charlando animadamente, DaRium y delante de ella, Kim HyunAh. Una preciosa mujer que cursaba los 25 años, tenía su cabello rubio perfectamente peinado, cayendo en cascadas hasta su minúscula cintura. Sus ojos eran azules como el cielo, los cuales le resaltaban su delicado rostro. Llevaba puesto un vestido amarillo que le acentuaba aún más su belleza, y su inocencia, ella tanto como DaRium perdieron la alegría en su rostro al verme junto a YoonGi.

UNKNOWN ROMANCE » YoonMin Adaptación.Onde histórias criam vida. Descubra agora