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En esas hojas las cuales eran demasiadas, me encontré con distintos padecimientos que YoonGi no me había ni siquiera mencionado, quizás porque sabía que me preocuparía más de la cuenta, él me conocía lo suficiente como para prever que yo no pasara desapercibido los problemas físicos que presentaba tras el accidente. Traumatismo craneoencefálico moderado, traumatismo cardiaco, contusiones, fracturas, y algunos problemas leves en sus órganos internos que habían estado en su momento, demasiado graves como para poder estar en ese instante aún con vida. En pocas palabras, acceder a operarse era una completa locura, primero porque los medicamentos que se le administrarían antes de la operación lo dejarían aún más débil -de lo que ya se encontraba- por unos días, segundo estaba completamente seguro de que la anestesia podía regresarlo de nuevo a un estado de coma del cual no tenía ni idea de cuando saldría, y posteriormente estaría casi sin ninguna defensa en su sistema por unas semanas, y no estaba muy seguro de si su cuerpo podría soportarlo mucho tiempo, ni siquiera podía apostar porque pudiesen volverse a regenerar sus plaquetas y sus glóbulos con normalidad, así que las probabilidades de estar arriesgando su propia vida eran demasiado altas como para si quiera mencionarle que era el único donante compatible con Nicha que había aparecido.

Espere pacientemente a que otro donante compatible surgiera, no quería arriesgarme a perder a YoonGi de nuevo, y era un pensamiento realmente egoísta, tanto que durante toda esa semana que transcurrió tan lentamente, estuve absorto en mis pensamientos, debatiéndome si era correcto, o no confesárselo. Pero tenía tanto miedo de que aceptara aun sabiendo los riesgos, que mi boca se quedaba totalmente cerrada incluso al intentarlo, las palabras morían en lo profundo de mi garganta, y no existía poder humano que las liberara de su escondite. Había intentado actuar con normalidad, pero cuando veía el rostro de Nicha casi sin vida, en los brazos de HyunAh, el mundo se me caía a los pies. En los instantes, en los que YoonGi trataba de tocarme yo me apartaba, y me marchaba apresurado con alguna excusa estúpida, incluso el cruzar palabras con HyoJong era demasiado doloroso, porque sabía estaba cometiendo un error, estaba perdiendo tiempo valioso que podría ser de utilidad para Nicha, así que de alguna manera siempre terminaba echándome en algún rincón a meditarlo con más calma, o me escabullía en la habitación de mi madre a charlar un rato, olvidándome por completo de ese calvario que se apoderaba con cada segundo que pasaba de mí. El cual empeoro, dado que nadie más compatible emergió de entre los suelos, desafortunadamente solo YoonGi era el más indicado para donar.

Respire profundamente por décima vez esa mañana, garabateaba cabizbajo en unos papales, firmando los informes finales sobre la sala de emergencias y los internos, tenía que ir a entregárselos a YoonGi, no obstante, estaba tardando el fatídico encuentro tanto como me era posible, hacia el tonto con cualquier paciente que llegara, me recostaba en el mesón a hablar con las enfermeras sobre los chismes del hospital, o simplemente daba vueltas por los alrededores sin un destino fijo. Pero para mí desgracia, ya no podía retrasar mas ese momento por mucho que lo deseara, había evitado en lo posible volver a casa, contestar sus mensajes, y más sus llamadas, había desaparecido de la faz de la tierra para todos a mi alrededor. Sin embargo, justo en el momento en que cerré la carpeta de plástico preparado para ir hasta su oficina, mi teléfono comenzó a sonar desesperado en el bolsillo de mi bata.

— ¿Diga? — conteste sin molestarme en observar quien era la persona que me llamaba.

— ¡Jimin Oppa! — me saludo la alegre voz de Shinhye al otro lado de la línea.

— Hola, Shinhye. — susurre intentando sonar animado, lo cual me era todo un desafío y ella podía notarlo, pero se mantuvo ajena de tocar el tema.—¿Cómo van las cosas?

— Ya sabes como es, los voluntarios han venido puntuales todos los días de la semana, las chicas nos hemos turnado para hacer diferentes tareas, los chicos se encargan de algunas cosas y de cuidar a Narae y SeoJoon en la tarde. Jinyoung y Sanghyun están trabajando en sus horas libres en un bar cercano, andan tocando con una banda, ¡tienes que verlos! ¡Son geniales! — cuchicheo emocionada por contarme cada uno de esos detalles, dado que llevábamos varios días sin hablar. No me agradaba de a mucho la idea de que los menores estuvieran trabajando, pero ya que me habían insistido tanto en aprobar sus decisiones de ayudar con algo a la familia, había terminado aceptando a regaña dientes. —Sandara y Jiyeon llegan temprano de clases con los pequeños, creo que la última está trabajando en un restaurante de vez en cuando, y Jungmin y yo estamos estudiando para los exámenes finales de abril, pero hemos estado completamente pendientes de nuestros hermanos, tal y como prometimos.

UNKNOWN ROMANCE » YoonMin Adaptación.Where stories live. Discover now