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Sabía perfectamente que no era bueno, pero cada noche como esa; después de un largo día, en el que no podía pensar con claridad, ni menos sacarme a Yoongi  de la cabeza. Me dirigía a esa calle en Seúl que me traía tan malos recuerdos, me quedaba de pie en medio de la acera, y observaba el mismo punto en la autopista, rebobinando una y otra vez mis viejas memorias, donde siempre era aquel accidente el que pasaba por mi cerebro sin descanso alguno. A veces duraba allí en total silencio, hasta que me llamaban al celular para avisarme de alguna emergencia, la cual me obligaba a regresar al hospital, pero en otras ocasiones me quedaba de pie por horas buscando una respuesta a mis dudas antes de marcharme a mi casa. Sin embargo, estas no se solucionaban, ni mucho menos. Solo se volvían una bola más grande de confusión, en donde lo único que podía asegurar era que extrañaba de manera abismal a la persona que el cruel destino me había arrebatado. No, Darium era la culpable de todo esto, el verdadero motivo de la muerte de quien más amaba era su propia madre.

Respire profundamente, mientras me limpiaba las agrias lágrimas con el dorso de mis manos. Intenté calmar el dolor que aún no desaparecía en mi interior, y al sentirme un tanto mejor, me dispuse a caminar asía el apartamento, el cual no estaba muy lejos de allí, quince minutos después estaba saludando al portero con una simple sonrisa, y me escabullía al asesor oprimiendo el botón del piso número 20, para acto seguido pasar mi tarjeta – la cual era una llave- sobre un dispositivo que me reconoció de inmediato. Tras unos instantes donde una melodía instrumental me acompañaba en la soledad de ese recinto, las puertas se abrieron frente a mi apartamento. Ese especializado edificio donde ahora vivíamos gracias a las clientas de HyoJong, era maravilloso, el ascensor te dejaba en medio de tu casa, o cualquiera de los pisos; sin embargo para esto último se necesitaba un permiso que se debía solicitar a la persona que vivían en el lugar al que deseabas ir.

— ¿Jimin? — preguntó HyoJong desde la cocina.

— Si.

Me quite la bata y la deje sobre el sofá de la sala, me estire perezoso por todo el lugar observando un poco extrañado el ir y venir de HyoJong, como si estuviera preparando algo misterioso, que de seguro ni seria comestible, dado que sus dotes culinarias eran pésimos.

— Tienes mucho correo, lo dejé sobre tu escritorio. — me informo levantando por primera vez la mirada de lo que sea que estuviera picando.

— Vale, gracias.

— Y también tienes un poco de comida en el comedor.

— ¿C-cocinaste? — balbucí rascándome la nuca nervioso de tener que rechazar su ofrecimiento de alimentarme, o quizás debería decir; intoxicarme por tercera vez en esos siete años en los que habíamos vivido juntos.

— Hice el intento.

— Prefiero, pedir comida a domicilio. — susurre saltando a tomar mi teléfono celular del bolsillo de mi bata, pero este salió disparado a detenerme, me rapo el aparato de las manos, y me miro fiero con aquel ridículo delantal rosado que era de Jiwon; aun puesto.

— Vamos, pruébalo no esta tan mal. — bufo empujándome en dirección al comedor, me hizo subir los cortos escalones y hasta me obligo sentar en una de las cuatro sillas de la amplia mesa.

Le eche un vistazo un poco ansioso de llegar a enfermarme de nuevo, mi cuerpo no era tan fuerte como Jiwon; quien era la única que lograba comerse sus experimentos extraños sin morir en el intento. HyoJong con una amplia sonrisa quito el plástico del plato, y me entrego un tenedor para que degustara sus burritos de carne con montones de verdura. Corte un pequeño pedacito y me lo metí en la boca, un tanto forzado mastique y trague apresurado, sin embargo, esta vez el sabor era excelente.

UNKNOWN ROMANCE » YoonMin Adaptación.Место, где живут истории. Откройте их для себя