『045』

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Se mordió los labios nervioso de tener que hacerme aquello, paso una de sus manos por su cabello meditando si era realmente necesario, y finalmente, tras debatirse se despojó de sus ropas con sus manos temblorosas, me tomo con firmeza de los tobillos para obligarme a abrirme de piernas en todo su esplendor, dejándole ver partes de mí que probablemente se sabía de memoria, se acomodó muy cerca de mi entrada rosando la punta de su pene contra ella, estremeciéndome aterrorizado por lo que estaba a punto de hacer.

— ¡No quiero! —chille sintiendo como de a poco iba abriéndose espacio en mi interior. — ¡Deja de hacer esto, Yoongi! ¡Aléjate de mí!

— ¡Entonces, deja de mentirme! — murmuró encolerizado.

Sin previo aviso, y de la forma más salvaje que podía, me dio una estocada profundizando aquel contacto que me desgarro las entrañas, las agrias lágrimas seguían cayendo mientras gritaba desesperado por las punzadas de dolor. Sentí mis piernas temblar, y mis músculos no reaccionar, me había quedado en medio de la cama con mi vista borrosa muy fija en el techo esperanzado de que acabara cuanto antes, pero él había optado por quedarse muy quietecito, sin moverse, sin hacer nada más que respirar, con su cabeza gacha sin poder mirarme ante la vergüenza que le producía estarme tratando de esa manera, solo por capricho.

— ¿Por lo menos me visitaste antes de irte? — inquirió agarrándome de la cintura son sus heladas manos, siguiendo con aquellas estocadas lentas, que me producían náuseas, lo que estaba ocurriendo me traía tantos recuerdos que pensaba olvidados, que ni siquiera hablar podía, ni menos sentir placer en semejante situación. —¿Realmente te dio lo mismo estar sin mí? ¿No te dolió marcharte? ¿No te arrepentiste ni una sola vez?

— Eres igual de repulsivo a mi padre... — fue la única frese que logro salir de mi boca.

Al escucharme no pudo continuar, no fue capaz ni siquiera de mantenerme la mirada. Salió de mi interior de inmediato, se acomodó suavemente sobre mi estómago, para poder quitarme aquellos amarres, soltando mis manos por fin tras varios intentos fallidos. Sus labios estaban transformados en una fina línea, y su rostro había perdido todo color, podía ver en su expresión compungida que se sentía culpable. Trató de limpiarme las lágrimas con sus manos, pero aparte mi rostro en otra dirección, él se hizo a un lado al percibir que no existía manera sobre la tierra de que lo perdonara. Aturdido como nunca antes logre levantarme de la cama, sin embargo, sentí mi cabeza dar vueltas, y mi estómago encogerse al tratar de caminar. Sin más opciones, corrí asía el baño, cerrando la puerta a mi paso, me tendí en el suelo frente al reluciente inodoro y vomite lo poco que había comido en todo el día.

— ¿Estás bien? — quiso saber un alarmado Yoongi al otro lado de la puerta, tiré de la cadena cuando me sentí mucho mejor, y me recosté contra la pared sentándome en el suelo a abrazar mis piernas como lo hacía cuando quería volver a juntar todo el destrozo en mi alma, quería juntar las partes esparcidas de mi corazón roto, de mi vida, de mi mundo. —¿Puedo entrar?

— Déjame solo, ¿Quieres? — susurre con mi voz quebrada, estaba llorando de nuevo, y no importaba cuanto intentara tranquilizar mi tristeza, esta seguía escapando al exterior.

Cubrí mi rostro con mis manos temblorosas, tratando de callar mis sollozos, pero fueron los pasos de Yoongi aproximándose los que me hicieron detener todo movimiento. Vislumbre como se acomodó en silencio a unos pasos de mí, dándome el espacio prudente que necesitaba, me tapo con una manta y se quedó allí mirándome decaído por lo ocurrido, se había medio vestido a duras penas con sus calzoncillos y una vieja camisa que si mal no recordaba era mía, o lo había sido un tiempo atrás.

— Jimin... —Extendió una de sus manos para acariciar mi cabeza pero la aparte de un manotazo, dejándolo de piedra con mi frívola reacción.

— ¡No me toques!

— Lo siento.

— Disculparte no va a solucionar nada de lo que acabas de hacerme. — farfulle apoyando mi rostro sobre mis rodillas, convirtiéndome en una bola.

— Soy un idiota.

— ¿Hasta ahora te das cuenta de ello? — bufe poniendo mis ojos en blanco instantáneamente.

— Yo solo quiero que me digas todo lo que pasó, porque sé que me estas mintiendo, lo he sabido desde que hablamos en la cafetería. — mascullo con sus ojos teñidos por la aflicción. —Y siempre he creído que era imposible que me cambiaras por dinero, tu no harías eso, Jimin.

— ¿Cómo te lo tengo que explicar para que comprendas que mis palabras son la realidad? — gruñí exasperado con el tema, lo observe con frialdad quedándome hipnotizado por unos segundos con el modo en que sus ojos me analizaban. — ¡¿Dime como podría querer a una persona que me hace tanto daño?!

Antes de que siquiera pudiera decir algo más, me tomo el rostro entre sus cálidas manos, y me hizo guardar silencio plantando sus suaves labios sobre los míos, golpee su pecho asustado de que me hiciera algo aterrador de nuevo, pero él no desistió con ello, haciéndome temblar con cada rose delicado de su boca sobre la mía. El miedo se fue disipando a medida que sus manos me acariciaban lentamente, me quedé congelado sin saber muy bien que hacer, y entonces al percibirme más calmado, se alejó con una leve sonrisa.

— Realmente lo siento, no debí hacer todo esto, pero creo que me deje llevar demasiado por los consejos de la doctora Ha. — se rió sin dignarse a soltarme, podía sentir su respiración sobre mis mejillas produciéndome cosquillas, sin embargo al oír aquella confesión, mi corazón se aceleró desbocado, y por mi sangre comenzó a correr la frustración de otro nuevo engaño.

— ¿Cómo que la doctora Ha?

— He estado en terapia con ella desde hace unos meses, es quien me recomendó aparecer delante de ti más seguido, y también obligarte a decirme la verdad, no importa cuánto le pregunte ella, no me lo cuenta, así que supongo que realmente algo me ocultas.

Mi respiración se convirtió en un simple jadeo, quería gritar y romper todo a mi paso. Primero, había sido su madre y ahora mi propia amiga me había traicionado. Quería creer en mi fuero interno que había una explicación coherente a todo esto, pero no la había, podía estar seguro de ello. Me puse en pie con torpeza dejando a Yoongi anonadado con mi semblante trastornado, intentaba organizar mis ideas, pensar con claridad, pero mi mente estaba en blanco, y mi cuerpo no pudo soportarlo más,

— ¡Jimin! — escuché que grito ese idiota cuando la negrura se abrió paso, para llevarme muy lejos de esa habitación.

UNKNOWN ROMANCE » YoonMin Adaptación.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ