Parte 5

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Los músculos del delgado cuerpo de Camila se flexionaron y extendieron mientras llevaba a cabo los movimientos ya tan naturales para ella como el respirar. Cuando su mente se centró de nuevo en la realidad que la rodeaba, todavía podía sentir los brazos de Lauren rodeándola, el recuerdo del calor del fuego aún calentaba su piel. La oscura sombra y la imponente presencia que sentía detrás suyo, le recordaron un día en el que aquel cuerpo se deslizaba con ella en cada movimiento. Eran dos seres moviéndose juntos, una luz y una sombra, los símbolos perfectos del equilibrio y la armonía.

En ese momento la sombra que había tras ella esperaba impaciente entre fuertes y exasperantes suspiros. Luna había cruzado muchas líneas pero aún no había interrumpido en el horario de Yoga diario de su madre. Se apoyó impaciente contra el espejo de atrás, balanceándose ligeramente.

Una vez que Camila terminó sus movimientos, se arrodilló en el suelo con los ojos cerrados unos momentos más. Inclinándose y descansando sobre los talones, miró hacia el reflejo de su hija en la ventana moviéndose de un lado para otro.

— Dios... -deslizó sus dedos por su cabello. — No creo que pueda encontrar un sólo sitio que pueda vender una droga que te deje sin agua y con hambre en el cuerpo en dos horas.

— Bueno, eso es porque no estás buscando las verdaderas drogas. -replicó Luna moviéndose por detrás de la mujer, una maliciosa sonrisa marcaba su rostro.

Camila se movió tan rápido que Luna apenas tuvo tiempo de quitar la sonrisa de suficiencia de su cara. La joven era seis centímetros más alta que su madre y la superaba en peso por bastante, pero Camila tenía la ventaja de la sorpresa y diez años de entrenamiento en artes marciales. La mujer aún controlaba sus movimientos. Si no fuera así... reflexionaría Camila más tarde; habría lanzado a su hija al otro lado de la habitación. No quería hacerle daño a su hija, pero se iba acercando cada vez más a su límite. Camila obligó a su hija retroceder  contra la pared con una llave de hombro destinada a dominar, no a herir.

— ¡Esto no es un maldito juego, Luna Lauren! -gritó Camila furiosa.

El único error que había cometido Camila, era creer que Luna nunca se enfrentaría físicamente a ella. Los ojos de la joven mostraron una expresión de pánico mientras luchaba contra el agarre de su madre. Camila la soltó, pero no estaba preparada para la reacción de su hija. Mientras la mujer daba un paso hacia atrás, Luna se dio cuenta de que sus brazos estaban libres y lanzó un fuerte revés contra la cara de su madre. El golpe sacudió lo suficientemente fuerte a Camila para caer sobre una rodilla, su mano alzándose hacia su ojo.

Luna se mantuvo allí, clavada en el sitio. Nunca había imaginado ser capaz de pegar a su madre, aunque sabía que estaba enfadada con la mujer la mayor parte del tiempo. Ahora solo podía mirar a la mujer caída, mirando igualmente a su propia mano. Finalmente su mano se cerró en un puño y Luna se volvió y golpeó con fuerza al espejo de detrás de ella.

— ¿¡Porqué me haces esto!? -lloró mientras salía corriendo de la habitación.

* * * * *

Febrero 1984

― ¿Estás bromeando? ¿Aún eres virgen? -Lauren miró asombrada a Camila. Las dos mujeres estaban sentadas sobre la alfombra de su habitación en el tercer piso, los libros apilados alrededor de Camila, bocetos rodeando a Lauren. Lana Del Rey sonaba por los altavoces, como siempre. Para Camila, contarle a Lauren sobre sus tragedias sexuales no era nada del otro mundo.

― ¿Podrías gritarlo un poco más alto? No creo que te hayan oído en el primer piso. -respondió Camila bruscamente.

― Perdón... pero... ¡No puedo creerlo! ¿Cuántos años tienes... diez? -rió con fuerza Lauren.

El Amor Es Ciego... (CAMREN)Where stories live. Discover now