Parte 31

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Junio 1986

― Karla Camila Cabello... -el sistema de sonido retumbó el nombre de la joven castaña mientras ella y unos cientos de estudiantes más esperaban en fila para estrechar la mano de Cowell y coger su diploma.

― Mira, ¡es mamá! -dijo Lauren a la pequeña niña que botaba sobre sus rodillas. Levantó a Luna hasta que la niña estuvo sobre sus muslos.

― Ma—má. -Luna intentaba saltar, aunque el fuerte agarre de la artista la mantenía bien cogida.

Una vez la ceremonia terminó, se encontraron con Camila y su amiga en el Museo Hudson. El campus era una locura entre estudiantes, familiares y amigos todos unidos. Camila les saludó con la mano tan pronto vio el lugar de la artista con la sonriente niña de diecinueve meses en sus brazos. Camila dejó de hablar en cuanto vio a la preciosa mujer que llevaba a su niña. Disfrutaba viéndolas juntas. Lauren estaba tan impresionante como Camila imaginó que debía estar una actriz; el gusto de la artista para la ropa mostraba el salario que recibía.

― Sabía que lo conseguirías, Hobbit² -le susurró Lauren al oído, abrazándola con un brazo mientras con el otro sujetaba a la imparable niña.

― Mamá... -dijo entre risas Luna.

Fue desalentador para Camila que su hija aprendiera esa primera palabra y que la usara para llamar a todo y a todos de esa forma. Le encantaba cuando la usaba con Lauren, el rostro de la artista se ponía rojo y no sabía si sentirse halagada o avergonzada.

Camila tomó a su hija con sus fuertes brazos y la abrazó con ternura. Una vez Luna encontró la borla del gorro de graduación de Camila, lo cogió rápidamente de la cabeza de la mujer. Camila se despidió de su amiga, cuyos padres habían ido en avión para la ocasión, Lauren y ella dieron un paseo por el campus antes de dejarlo.

Pasaron el resto del día juntas, las tres. Luna se comportó como una perfecta niña en el restaurante que Lauren había elegido para la ocasión. La pequeña parecía comprender en cierto modo que aquel era un día especial para su madre.

Cuando Lauren metió el coche hacia su calle miró a la castaña que tenía junto a ella.

― Camila, cierra los ojos. -pidió la artista.

― Que cierre los ojos... ¿para qué? -Camila miró a su amiga con una curiosa expresión.

― Para que pueda darte tu regalo de graduación. Simplemente haz lo que te digo por una vez en la vida, ¿vale?

― Vale, vale... -rió la joven, cerrando los ojos.

― Bien. Ahora mantenlos cerrados hasta que yo te diga que los abras, y no mires. -respondió Lauren. Se dirigieron a la entrada y Lauren salió para abrir la puerta del copiloto. ―De acuerdo. Sal, pero no abras los ojos todavía. -dijo Lauren, dejando a la mujer en el camino de entrada.

Lauren se aseguró de que Luna estaba durmiendo profundamente en la silla del coche y corrió a encender las luces exteriores.

― ¿Puedo abrir los ojos ya? -preguntó Camila impaciente.

― Las buenas cosas llegan a quienes saben esperar, amiga mía. -murmuró Lauren desde detrás de Camila. La joven castaña saltó ante el cálido aliento en su oído y la sensación de las manos de Lauren en sus caderas estaba definitivamente haciendo cosas escandalosas en su cerebro. Respiró el perfume de la colonia de la artista y se encontró incapaz de mantener sus ojos cerrados.

― De acuerdo, Camz, abre tus ojos. -la castaña abrió sus ojos. Después pestañeó una o dos veces. En medio del camino de la entrada había un jeep Grand Cherokee verde oscuro con una enorme cinta y lazo al rededor.

― Oh, Stretch¹... no puedo, es decir... ¡es demasiado grande! -tartamudeó Camila.

― ¿Qué quieres decir con "demasiado grande"? ¿Querías algo así de pequeño? -dijo Lauren mientras su rostro tomaba un cariz de perplejidad.

― Quiero decir que es demasiado como regalo. Lauren, ¡ha debido de costarte una fortuna! -replicó Camila.

Lauren sonrió y deslizó sus brazos por detrás de su pequeña amiga hasta que Camila estuvo apoyada sobre el pecho de la artista.

― Sólo una pequeña fortuna, no una grande. -respondió Lauren. ― Además, te lo mereces. -volvió el rostro de Camila para mirarla a los ojos. ― No hay muchas mujeres que sean capaces de educar a una niña y sacarse una carrera, Camz. Además, añade en todo lo que te he metido yo. Sólo quería que supieras lo orgullosa que estoy de ti.

Camila se giró completamente y se quedó muy cerca frente a la mujer más alta, mientras saltaba a sus brazos. Besó la mejilla de la artista, y le susurró al oído:

― No muchas mujeres te tienen a ti, Stretch¹. -dijo Camila, alejándose ligeramente para hundirse en los brillantes ojos verdes de su amiga.

― ¡Ve a por Luna y vamos a dar una vuelta ahora mismo! -dijo Camila entusiasmada.

― Estaba esperando que dijeras eso. -rió Lauren. ― Ya he puesto la sillita atrás...

El Amor Es Ciego... (CAMREN)Where stories live. Discover now