Parte 56

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— ¿Vas a mirar cómo me preparo? -preguntó Camila, introduciéndose en el negro vestido de tirantes que había elegido para la exposición de la artista en la galería L.A.

— Uh huh… -afirmó con la cabeza la artista desde su sitio en la cama. Estaba tumbada con su bata de seda, sus manos apoyadas tras su cabeza, mirando al sexy vestido de la castaña.  — Siempre he querido saber qué hace que te cueste tanto prepararte. Pero... -añadió, saltando hasta estar detrás de la escritora que le indicaba la cremallera que necesitaba ajustarse — si te hace sentir mejor, siempre he pensado que vale y mucho la pena esperar".

— Siempre, ¿eh? -preguntó Camila, inclinando su cabeza ligeramente para permitir a la alta mujer que le diera un beso en esa parte de su piel.

— Siempre. Mmmm, adoro este vestido. -respondió Lauren, retirando el tirante del hombro mientras sus besos se hacían más apasionados. — Quítatelo... -pidió la artista.

— Hemos quedado con Luna y Sofi en la galería. Llegaremos tarde. -avisó Camila.

— Y ahora, pregúntame si eso me importa. -respondió Lauren.

Los ojos de Camila se cerraron y sus labios se apartaron en un gesto muy sensual mientras los labios de Lauren encontraban el hueco tan sensitivo justo bajo la oreja.

— Oh, sí... bájamelo... -ordenó impaciente la escritora.

* * * * *

— Definitivamente me equivoqué de profesión. -susurró Camila a la amiga de su hija mientras Lauren y ella atravesaban la gran galería, mezclándose por entre los patrocinadores.

Era la primera vez que Camila veía el precio de los trabajos de su amante, y su boca se secó ante los números.

— ¡Creo que éste cuesta tanto como los beneficios de mis últimos tres libros! -rió la escritora. — Ahora ya sabemos cómo le alcanza para tener un Mercedes. -Sofía rió ante los comentarios de la mujer. Recordó el comienzo de la noche, cuando la artista y la mujer que estaba ahora a su lado, surgieron del rugiente coche rojo deportivo. Luna le vaciló a Lauren con la razón por la llegaban tarde, pero Sofi no pilló la broma hasta que Luna le explicó toda la situación en privado. Sofi creía que nunca jamás escucharía algo tan romántico como aquel relato.

Camila miró mientras Lauren presentaba a Luna a una nueva persona que algún día podría ser buena para su carrera. Era como si Lauren conociera a todos en el mundo del arte, y esa noche todo el mundo quería hablar con ella. La artista se encogió de hombros a modo de excusa cuando pilló la mirada de Camila desde una zona de la galería. La escritora le guiñó un ojo y le ofreció una de sus sonrisas de no puedo ayudarte. Además Luna parecía estar en el séptimo cielo, y Camila realmente disfrutaba de la compañía de Sofi. La joven no estaba como hipnotizada ni se comportaba como tal ante la conocida Camila Cabello, y la escritora apreciaba eso más de lo que las palabras pudieran decir.

Finalmente Luna encontró a las dos mujeres fuera, respirando algo de aire fresco.

— Lauren te busca, mamá.

— Bien, que quede lejos de mis deseos el hacer que la artista de la década deba esperar. -replicó Camila y se introdujo a la galería.

Camila soportó las miradas mientras atravesaba las estancias de la galería buscando a la artista. Algunas de esas miradas eran de las típicas que tenía que manejar mientras la gente se preguntaba si ella era realmente la mujer que parecía ser. Esa noche parte de las miradas tenían parte de su razón en el hecho de que casi toda la gente de la inauguración había visto llegar a Lauren y ella juntas y la forma en que la artista tomaba su mano mientras atravesaban la multitud. La razón final era una con la que la escritora podía vivir. Se veía bien. Podría ser pequeña y cuarentona, pero tenía un increíble aire de confianza que surgía de su propio cuerpo.

— Camila Cabello. -dijo una voz femenina detrás de la escritora.

Camila paró, frenando sus pasos. Reconoció la voz de inmediato, pero nunca esperó escucharla allí, en California, y menos en la exposición de Lauren. Se giró para enfrentarla, mientras miles de diferentes escenarios atravesaban su mente.

— Ho... hola! -dijo Camila volviendo su rostro hacia la mujer.

La mujer estaba tan magnífica como siempre. Tomó la mano de la escritora durante uno o dos segundos antes de liberarla tras el tiempo debido. Estaba un poco demasiado cerca de la escritora de lo que probablemente debería, pero tenían una historia y eso permitía ciertas libertades.

— Estoy aquí con una cliente, ella es fanática de los trabajos de cierta artista californiana y cuando oí su nombre, tengo que admitirlo, me ganó la curiosidad. Tenía que saber si esa Lauren era tu Lauren.

— Bueno, la verdad es que...

— Cariño, creo que puedes tomar esta. -Lauren portaba una aflautada copa de champán para la autora en una mano, deslizando el otro brazo alrededor de la cintura de Camila en un inconfundible gesto de posesión.

— Umm... gracias. -respondió Camila nerviosa. La escritora miró a la artista, quien tenía una hechizante sonrisa en su rostro. Fue entonces cuando Camila lo vio de nuevo, el verde del iris de Lauren estaba en ese momento de un color gris acero. Había en ellos un brillo que Camila no había visto antes. Era un inequívoco destello de celos.

Oh, Dios... ¿por qué a mí? -se preguntó Camila.

— ¿Quién es tu amiga? -preguntó Lauren, todavía con la hechizante sonrisa en su sitio. Pero Camila podía sentir la tensión en la voz de Lauren y hubiera reído ante la ironía de toda la situación, si no pareciera tan condenadamente seria.

— Oh, ésta es... -Camila sabía que debía tener los ojos como platos porque Hailee sonreía con una divertida sonrisa en su rostro. La escritora se dio cuenta de que no tenía ni idea de cuál era el nombre completo de Hailee.

El Amor Es Ciego... (CAMREN)Where stories live. Discover now