Parte 36

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Camila colocó el dibujo y se retiró hacia atrás para estar segura de que estaba recto. Se acercó y lo ajusto una vez más antes de volver atrás nuevamente y disfrutar del dibujo. Cierto que no era la primera obra de arte de su hija, pero era la primera que había recibido como regalo y la primera con tanto significado. Su hija lo había dibujado de una fotografía que Luna y ella siempre llevaban en la cartera. Nunca había estado segura de qué tenía esa foto que a ambas, madre e hija, tanto atraía. Lauren había tomado esa foto justo después de que Luna hubiera aprendido a andar. Había ido corriendo hasta su madre y le había tocado con la punta de su dedo índice la nariz de Camila, ambas, madre e hija, sonreían mientras Lauren sacaba la foto. Decía mucho más que las palabras, saber que Luna había dibujado esa imagen, que hablaba de tiempo de felicidad en sus vidas, como regalo del Día de la Madre.

Recordó los días de la madre anteriores. La joven escritora se había sentido sola y poco querida y entonces recordó el cumpleaños de Lauren, lo que la llevó a una profunda depresión.

* * * * *

Septiembre 1995

Camila se apoyó contra la pared y sonrió a un desconocido más que su agente le había presentado.

― Pareces aburrida. -dijo Rick en su cantarín falsete. ― Recuerda que toda esta gente está aquí por ti.

― Vale, encuentra a la más guapa y te dejaré con ella. -devolvió Camila.

― Oh, estás de excelente humor, ¿verdad? ¿Qué pasa contigo? -preguntó Rick, saludando con la mano a alguien al otro lado de la habitación.

― Mi hija me odia, mi niñera me ha abandonado, y no he tenido sexo en tres años... ¿necesito más razones? -bromeó Camila. No estaba siendo antipática. Rick y ella eran viejos amigos y solían bromear de esa forma todo el tiempo. Una vez que se enteró que su amigo era gay, se lo llevaba con ella a cada fiesta y así evitaba las proposiciones y el sobeteo de cada hombre de la estancia. Rápidamente los rumores decían que la autora, Camila Cabello y su agente estaban juntos desde hacía mucho tiempo.

Rick fue al bar y volvió con un vaso de Glenlivet que ofreció a su amiga. Camila se lo agradeció y tomó un sorbo del vaso. Cuando alzó de nuevo los ojos se encontró mirando fijamente a dos fríos ojos que eran inquietantemente familiares. La mujer del otro lado de la habitación se retiró el moreno cabello de la cara y sonrió seductoramente a la escritora.

Camila sintió un calor impregnando su cuerpo con esa sonrisa. Alguien debió haberse dirigido a la mujer porque la morena giró su cabeza hacia la conversación. Era una coincidencia increíble que conociera a una mujer que le recordara tanto a Lauren, especialmente cuando ella y su amiga habían estado separadas durante siete años. Y más en un fin de semana en el que Camila estaba echando de menos a Lauren más que nunca.

La mujer del otro lado de la habitación era casi tan alta como su vieja amiga. Pero no era tan impresionante. La mujer era sin duda preciosa, pero no tenía la sensacional belleza de Lauren. Camila se encontró mirando el cuerpo de la mujer y hundirse en los ojos avellana, mirándola de nuevo. Esta vez la mujer sonrió le guiñó un ojo, diciéndole a Camila que la había pillado. La escritora se sonrojó al momento al verse pillada. Una vez más la morena se volvió a la gente que le estaba hablando.

― Deberían ponerte alerta sobre esa. -le susurró Rick al oído. ― Es prostituta.

― ¿Estás bromeando? -se sorprendió Camila. Por supuesto, no tenía ni idea de cómo se veía una prostituta salvo por las que estaban alrededor de la calle cincuenta y ocho en Chicago.

― Es muy cara, pero por lo que he oído, muy buena en lo que hace. -dijo Rick en un susurro de nuevo.

― ¿Cómo de cara? -preguntó Camila.

El Amor Es Ciego... (CAMREN)Where stories live. Discover now