Parte 49

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Luna observó a través de las mismas puertas del patio mientras su madre estiraba y calentaba antes de su Yoga matutino. Parecía como si la pequeña mujer que estaba sentada sobre ambos talones no lo hubiera hecho antes. Luna no sabía cómo decirle a su madre que no importaba cuánto tiempo pudiera esperar, Lauren no se uniría a ella esa mañana. La joven había oído cómo Lauren se levantaba justo antes del amanecer y miró, a través de la ventana de su habitación, mientras la artista salía de la casa, bajando a la playa. No había vuelto aún, Luna podía asegurarlo, y se preguntaba si las dos mujeres habían tenido una pelea la noche anterior. Su madre parecía un poco más apagada de lo normal y Lauren no parecía querer estar cerca de ella. Eso era una realidad y a la joven le preocupaba que las dos mujeres hubieran tenido algún fuerte encontronazo.

Continuó mirando mientras los hombros de su madre se encogían un poco en un extraño gesto de derrota antes de comenzar los lentos y deliberados movimientos de su rutina.

* * * * *


Clara Jauregui encontró a su hija exactamente en el lugar que había pensado que estaría. La artista estaba sentada en el muro roto, sus largas piernas pendiendo de un lado mientras lanzaba piedras al agua que estaba bajo ella. Clara tomó asiento en la arena con hierba tras la mujer.

— Algunas cosas nunca cambian. Este sigue siendo el lugar al que vienes cuando huyes del mundo. Solo que esta vez estás huyendo de Camila. -dijo Clara.

Lauren sabía que era su madre la que estaba tras ella. Había visto a la mujer a lo lejos y se dio cuenta de que estaba ahí para sermonearla.

— No estoy huyendo de Camila.

— Oh, ¿le has dicho dónde estarías antes de irte?

— Era temprano. No quería despertarla. -mintió Lauren.

— Yo creo que ha estado despierta toda la noche. Podía escuchar cómo paseaba por el piso.


Lauren era consciente de eso. Camila había caminado de un lado para otro por la habitación toda la noche. Lauren sabía que era verdad porque ella había estado sentada en la silla de la habitación de al lado escuchando a su amiga andar y llorar toda la noche. Eso había destrozado el corazón de la artista, no sólo por darse cuenta de que no podía consolarla, sino porque ella era la razón de la angustia de Camila.

— Besé a Camila ayer por la noche. -dijo Lauren. Clara suspiró.

— Tenía el presentimiento de que era algo de esa naturaleza. Me gustaría darles un trastazo a ambas. No podías decirle simplemente que la quieres, ¿verdad? ¿Qué pasó?

— ¿Que qué paso? -Lauren se giró y miró a su madre. — Se alejó de mí como si tuviera la peste, eso es lo que pasó.

— ¿Antes o después de que la besaras? -preguntó Clara.

—¿Qué? -preguntó Lauren.

— Digo que si se quitó después del beso o tan pronto lo intentaste.

— Bueno, supongo... no lo sé. No en cuanto la besé, creo…

— Hmmm. ¿Qué clase de beso fue?

— Fue, no sé, simplemente un beso normal. -Lauren no hablaría de esas sensaciones bajo circunstancias normales, y discutir de su vida sexual con su madre era incluso menos atrayente.

— Si esa es la forma en que describes que el beso de una mujer es algo maravilloso, no debes besar muy a menudo. -dijo Clara con exasperación.

El Amor Es Ciego... (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora