Parte 32

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Agosto 1986

― ¿Nerviosa? -preguntó Camila, mirando a la artista en el asiento del copiloto.

Camila había conducido voluntariamente a cualquier parte en los últimos dos meses desde que recibiera el nuevo coche como regalo de graduación. Era como un nuevo juguete para la joven castaña y Lauren estaba contenta por jugar a copiloto para variar.

Lauren afirmó con la cabeza ante la pregunta de su amiga.

― Me he levantado y he hablado en el trabajo, en reuniones y convenciones, no sé por qué estoy tan nerviosa por tener que levantarme ante treinta personas en un sótano de una iglesia.

― Mamá. -Luna aporreó la bandeja que había frente a su silla del coche. Lauren se volvió y cogió el osito de peluche de la niña que había caído al suelo. ― ¡Mamá! -repitió la niña.

Camila sonrió a su hija a través del retrovisor.

― Quiere su zumo. -le dijo Camila a Lauren.

La artista miró incrédula a su joven amiga; los ojos de la castaña aún seguían puestos en la carretera. Alcanzó el asiento de atrás y colocó una taza roja de plástico con tapa en la bandeja frente a Luna. La niña cogió rápidamente la taza y empezó a beber.

― Vale, me rindo. ¿Cómo le has dicho "quiero mi zumo, mamá"  con el osito de peluche? ¿O es que soy la madre cegata?  preguntó Lauren.

Camila simplemente se encogió de hombros y sonrió a su amiga.

― Creo que son cosas de mamá... -le susurró Lauren a la niña. ― Ya sabes, tenemos que enseñarle algunas palabras nuevas a la niña. -dijo Lauren con una sonrisa irónica.

Entraron en al sótano de la iglesia y hablaron con la hermana que estaba con varias personas, algunas nuevas y otras viejas, del grupo. Camila, con su habitual carácter abierto, presentó a la gente a Lauren. Entonces la artista les sonrió y su incomodidad desapareció. Ella era una persona imponente y aunque más reservada que su pequeña amiga, no era una mujer antipática. Lauren simplemente escuchaba más, observando todo, allá donde Camila era feliz, graciosa, buscando amistad y aceptación. La gente tendía hablar un poco más con la artista cuando su compañera estaba cerca. Era como si el carácter salvaje de Lauren fuera dócil en la compañía de la pequeña mujer de corazón abierto y comprensivo.

― Me gustaría presentarles a alguien muy especial para todos nosotros aquí. -comenzó la hermana la noche. ― Muchos de ustedes ya la conocen, pero para alguno de los que son nuevos, quiero presentarles a Lauren. Esta noche no sólo compartirá unas palabras con nosotros, sino que nosotros también tenemos algo muy especial que queremos darle. ¿Lauren? -la hermana le indicó a Lauren que subiera al escenario.

― Lauren, te has convertido en una persona habitual aquí. -continuó la hermana, mientras cogía una chapa de color azul oscuro. ― Hoy hace un año que está limpia. Será la primera en decirles que no ha sido un camino fácil. Y como segunda opinión, simplemente preguntenle a Camila lo fácil que ha sido, que ha tenido que vivir con ella.

Parte de la gente rió, incluida Lauren. El rostro de Camila se sonrojó ligeramente mientras estaba momentáneamente en el centro de atención. Luna, al escuchar las risas, rió a su vez y aplaudió con las manos.

― A pesar de que ha sido un camino muy duro, Lauren también será la primera en decirles que merece la pena. Así que si los nuevos quieren basarse en algo, simplemente escuchen lo que tenga que decir. Lauren, queremos que sepas que estamos muy orgullosos, todos, de ti. -dijo la hermana mientras apoyaba el trozo de plástico en la palma de la mano de la artista.

Los voluntarios de la parte de atrás de la estancia comenzaron a aplaudir y pronto toda la habitación estaba viendo a la mujer del escenario mostrar su aprecio y apoyo. Lauren miró cómo Camila aplaudía con Luna animada en sus rodillas.

Alzando la cabeza hacia atrás, inconscientemente se sacudió varias veces para quitar los mechones de ébano de sus ojos. Era ese gesto de abstracción el que capturaba la atención y el corazón de Camila. En ese mismo latido, en esa fracción de segundo, Camila sintió un tipo de hambre que nunca antes había sentido. Recordó el momento en que le había dicho a su amiga que no lograba comprender qué tenía esa enorme atracción hacia el sexo. Ella ya lo había hecho y realmente no había nada sobre lo que escribir. Lauren simplemente sonrió a su amiga de la forma más extraña. La artista le dijo a Camila que sólo podía desear que algún día la joven encontrara a alguien que le causara un hambre absoluto en su alma. Y entonces sabría a qué venía tanto jaleo.

Camila nunca había vuelto a ser aquella ingenua chica de dieciocho años. Sí, aún tenía una cierta inocencia sobre varias cosas, pero sabía lo que las mujeres hacían juntas y ahora, allí, en medio de aquella abarrotada habitación, había entendido lo que Lauren le dijera entonces. Lo que estaba sintiendo en esos momentos iba mucho más allá que una romántica profesión de cariño hacia la artista. La quería, en todos los sentidos inimaginables. Cuando alzó la mirada hacia Lauren, la deseaba, literalmente, desde lo más hondo de su alma.

Lauren esperó a que el aplauso cesara antes de comenzar a hablar.

― Vale, es suficiente. -sonrió la artista nerviosamente.

Se apoyó contra el pódium y volteó la chapa por entre sus dedos. Era un truco que su padre le había enseñado cuando era pequeña. Él le había contado una vez que lo aprendió de un crupier de blackjack de las Vegas.

― Supongo que hay mucha gente que no piensa que este pequeño trozo de plástico sea algo especial. Habrán muchos que les dirán que no entienden lo que representa. Incluso hoy muchos de ustedes no pueden aún comprender el impacto que tiene. -comenzó Lauren.

La artista bajó la mirada hacia Camila y le ofreció una leve sonrisa. La sonrisa que iluminaba el rostro de su castaña amiga atrapó con fuerza el corazón de Lauren, su estómago dio un pequeño vuelco ante la absoluta devoción y el completo amor que esa sonrisa mostraba. Las lágrimas inundaron sus ojos y agachó la cabeza por un momento.

― Estoy segura de que esta pequeña chapa significa cosas muy diferentes a muchas personas. Cuando llega ante ti, sin embargo, los sentimientos que este pequeño trozo de plástico invoca en nosotros son seguramente los mismos. Déjenme que les diga lo que significa para mí. -Lauren se calló por un momento. Cuando comenzó a hablar fue como si sólo estuviera hablándole a Camila.

― Significa que cuando ando por la calle con mi amiga, sé que no se avergüenza de mí. Significa que cuando me encuentro con alguno de sus amigos, mi ropa no huele a hierba, ni tengo los ojos enrojecidos. Significa que cuando me pide un favor, sé que es porque ella sabe que puede confiar en mí. Y, cuando llego dos horas tarde a cenar y no he llamado, sabe que no estoy tirada en una zanja vete a saber dónde. Bueno, vale, estará convencida de que estoy tirada en algún sitio, solo que ahora no piensa que es por mi culpa... -dijo Lauren con una sonrisita mientras la audiencia reía confirmándolo.

― Significa que cuando la niña llora en medio de la noche, ella no tiene por qué ser la única que se levante de la cama, porque esta pequeña chapa le dice que puede contar conmigo para ayudarla. Mucho de lo que significa es que los dos pares de ojos marrones que me están mirando en estos momentos pueden estar seguros de que pueden contar conmigo porque siempre estaré ahí, para lo que sea. -terminó Lauren suavemente, mientras miraba el rostro de Camila, cuyas lágrimas surcaban sus mejillas...

El Amor Es Ciego... (CAMREN)Where stories live. Discover now