Parte 50 [Últimos Capítulos]

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Lauren dejó abierta el agua caliente de la ducha un poco más sobre su cabeza y su cara. Sentía a sus músculos comenzar a relajarse y a la par comenzó a despertarse. Era mediodía cuando Camila y ella se habían despertado de su improvisado sueño. La escritora dijo que quería ponerse a remojo en la bañera, dirigiéndose Lauren en la otra dirección para darse una ducha.

Pasándose los dedos por los todavía húmedos cabellos, Lauren lanzó la toalla que cubría su cuerpo al cubo de la lavadora y se detuvo al mirar la pintura que estaba colgada sobre la pared. Miró a la única razón por la que mantenía su habitación cerrada mientras Luna y Camila estuvieran allí. La pintura era simplemente un pedacito de su imaginación, un deseo secreto que había trasladado al lienzo. Era una pintura al óleo de temática erótica que les había traído multitud de problemas a Camila y ella en la Sorority House. Comenzó siendo un dibujo en blanco y negro que colocaron en la revista de Sorority. Sin embargo ahora tenía una diferencia, y era que las dos mujeres de la imagen se habían convertido en las imágenes de Camila y Lauren. Ahora las dos mujeres agarradas firmemente en un amoroso abrazo eran las dos mejores amigas.

Poniéndose un par de vaqueros azules desgastados, la artista fue al armario y cogió una suave camiseta blanca de algodón de la percha. No pudo evitar una leve sonrisa en su rostro al ver la docena de esa misma camiseta de algodón colgando frente a ella. Camila era posiblemente una de las pocas personas en el mundo que tenía tanta cantidad de ropa masculina en su armario. Lauren se dio cuenta de que ella era predecible, sino más. Disfrutó de la sensación de una nueva camiseta; sacaba sus camisetas para ser lavadas y planchadas cada semana, pidiendo siempre esa cantidad de blancura.

— Hey, huele bien. -dijo Lauren, apoyándose por encima del hombro de la pequeña castaña y respirando profundamente. Camila estaba en la cocina como un modo de igualmente relajarse. Vestía una camiseta desteñida y un par de vaqueros que Lauren hubiera jurado que ya los tenía en la universidad, de lo desgastados y descoloridos que estaban.

— Bueno, el otro día dijiste que mi bullabesa sonaba bien, así que he mandado a Luna a la lonja del puerto mientras limpiábamos. Ha hecho un buen trabajo. El marisco parece buenísimo. -respondió Camila.

— Eres un tesoro. -dijo Lauren reafirmando su comentario con un beso en la coronilla de la mojada cabeza de Camila. —¿Quieres una taza de nuestro viejo café recalentado de hace cuatro horas? -ofreció Lauren.

— Genial, siempre y cuando le añadas algo de crema. -añadió Camila.

Cinco minutos más tarde las dos mujeres estaban en la sala, relajándose con sus cafés. Luna apareció por la puerta con una mirada de preocupación en su rostro.

— ¿Qué sucede, peque? -preguntó Lauren.

La joven se sentó en el sofá junto a su madre, Lauren, con sus pies descalzos bajo sus piernas, sentándose al otro lado de Camila.

— Sofi te agrada de verdad,  ¿Cierto? -preguntó Luna.

Camila reconoció el tipo de conversación e intercambió una sonrisa cómplice con Lauren.

— Me gusta mucho, cariño. Parece una buena chica.

— ¿Lo suficiente como para dejarme que salga con ella?

— No sé... Lern, ¿qué opinas?

— Bueno, seis meses era nuestro trato... -comenzó Lauren.

El rostro de Luna decayó y Camila no tuvo el corazón como para seguir con esa tortura.

— Sí, cariño, puedes salir. Espero que vuelvas a una hora razonable, ¿eh?

El Amor Es Ciego... (CAMREN)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang