Parte 17

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Lauren se deslizó por entre las sábanas de seda de su cama, alzando la mirada a la pared frente a su cama.

Oh, Camz, no tengo idea de lo que estoy haciendo. Un día y ya la he jodido. -susurraba ella.

Lauren se imaginó lo que la pequeña castaña le diría. Sí, admitió que había perdido los estribos a lo grande. Había sido tan de repente; hasta Lauren se había horrorizado de su reacción. Justo cuando sentía que Luna y ella estaban creando una especie de alianza. Ahora, sólo podía preguntarse lo que la joven estaría pensando de ella y de los próximos meses. ¿Debería avisarle a Camila?

— Maldita sea, voy a tener que disculparme con mi adorada mocosa. -finalizó Lauren.

Era tarde pero Lauren sacó su cuerpo de la cama y envolvió una bata de seda azul alrededor de su desnudo cuerpo. Cuando llegó a la puerta de la habitación de Luna, escuchó por un momento y después dio un pequeño golpe en la pesada madera. Al no recibir respuesta volvió a golpear con más fuerza y llamó a Luna. Girando suavemente el pomo de la puerta y entrando dentro, Lauren vio que la cama de Luna estaba aún intacta.

Lauren atravesó la casa llamando a Luna. La artista hasta salió fuera pero no pudo encontrar rastros de la joven. Sintiendo un poco de pánico, Lauren volvió a la casa y se dirigió de nuevo a la habitación de la muchacha. Mirando en el armario y el vestidor vio que las pertenencias de Luna aún seguían allí. De repente, la artista tuvo una sensación de terror en su estómago.

Oh, no… -fue todo lo que pudo pensar mientras alcanzaba el garaje y tiraba para abrir la puerta de un lado. Se encontró con un gran sitio vacío donde el Mercedes debía estar.

— ¡MALDICIÓN! -gritó con fuerza y se movió rápidamente hasta su habitación. Agarrando una camiseta y poniéndose sus vaqueros usados, Lauren marcó un número familiar mientras se vestía.

— Detective Mahone. -dijo la voz al otro lado de la línea.

— Austin, Lauren Jauregui... ¡necesito tu ayuda de inmediato!

* * * * *

— O sea, ¿me estás diciendo que le has dado a una desconocida con la que andas liada todos tus códigos de seguridad y las llaves de tu Mercedes? -preguntó Austin a su vieja amiga.

Él y Lauren habían mantenido su amistad desde aquellos días en el bar de motociclistas de Mercer, pero el hombre que estaba sentado tras el volante de un coche sin identificación miraba incrédulo a su amiga.

— No es una desconocida... y no se acuesta conmigo, por el amor de Cristo, es la hija de Camila, ¡es prácticamente mi propia hija! -replicó Lauren. La artista estaba furiosa y apenas era capaz de mantener una conversación civilizada con su amigo.

— ¿Estás bromeando? ¿La chica que ha robado tu coche es la hija de Camila? -Austin se quedó atónito. Recordaba a la guapa castaña cada vez que estaba en una librería y veía sus marrones ojos sonriendo desde la fotografía en la contraportada. El recuerdo de los trescientos dólares perdidos por culpa de ella siempre le hacía sonreír.

— Dana Point está bastante silencioso, pero si quieres encontrar algo suficientemente malo ahí lo encontrarás. -explicó el detective.

— Empezaremos por ahí. Sabes que si se dirige a L.A. puede ser todo un lío. Una niña de diecisiete años sola y conduciendo un Mercedes es una huella fácil de ver.

— Gracias por darme esperanzas. Puede ser niña, pero es condenadamente insegura. No creo que intente conducir a la gran ciudad, tal vez a Laguna, pero no me la imagino con las suficientes narices para ir a cualquier otro sitio. Dios, Austin, tenemos que encontrarla. ¿Qué demonios voy a decirle a Camila?

El Amor Es Ciego... (CAMREN)Where stories live. Discover now