Parte 33

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Lauren estaba hablando con la hermana y algunos otros participantes cuando Camila se acercó con Luna en sus brazos. La niña se retorció y giró, levantando los brazos en dirección a Lauren.

― Lolo... ¡Lolo! -gritó la niña. Lauren miró incrédula, primero a Luna y luego a Camila. La joven castaña pasó a la niña a los brazos de Lauren mientras Luna seguía llamando el nombre de la artista.

― Prometo que no tengo nada que ver con esto. -admitió Camila, alzando las manos.

― ¡Lolo! -dijo Luna de nuevo, envolviendo con sus brazos el cuello de la artista.

Lauren abrazó a la niña y la mantuvo así incluso cuando salían del edificio. La niña satisfecha aparentemente con el fuerte abrazo de la artista.

Abriendo la puerta del Jeep para colocar a Luna en su silla, un joven pasó con su perro.

―¡LOLO! ¡Lolo! -dijo Luna señalando al perro que hacía dos horas había llamado "mamá".

― ¡Oh no! -dijeron Lauren y Camila al unísono, mirándose la una a la otra desde ambos lados del coche.

Las dos mujeres comenzaron a reír por el limitado vocabulario de la niña.

* * * * *

― Lo que has dicho esta noche... -comenzó Camila. ― Fue precioso. -Lauren sonrió a su amiga. Estaban sentadas en el banco de fuera, en el patio, mirando las estrellas.

― Sólo quiero que sepas... -Lauren se calló y se encontró perdida en la mirada de Camila. ― ... sé que no siempre he sido precisamente la mejor de las amigas.

― Oh, Stretch¹, ni siquiera se te ocurra pensar eso. -dijo Camila, apoyando su mano sobre la mano de su amiga. ― Has tenido tus problemas, cierto, pero nunca he dudado del profundo cariño que sientes por mí y por Luna. ¿Quieres algo de beber? -preguntó, levantándose del asiento.

― Sí, una cerveza. -respondió Lauren con una sonrisa. La artista observó cómo los ojos de su amiga se abrían sorprendidos. ― Es broma. Tomaré una soda. -rió Lauren.

Camila volvió haciendo malabarismos con los dos vasos de cristal en una mano mientras portaba una caja envuelta en la otra.

― Bueno, te aseguro que no es un coche, pero espero que te guste igual. Estoy tan orgullosa de ti, Lauren... y pensé en darte un pequeño regalo para celebrarlo. -dijo Camila mientras se sentaba junto a la artista.

― Cariño, no tienes que darme nada, pero bueno, ¡no diré que no a un regalo! -rió Lauren mientras rasgaba el envoltorio.

La artista levantó el estuche de cristal de la caja y lo miró en silencio. Camila pensó inmediatamente que había cometido un gran error, hasta que Lauren habló.

― Oh, Camila... no puedo... no sé qué decir... -las lágrimas brotaron de sus ojos.

― ¿Te gusta o no? -preguntó Camila con un tono de preocupación.

Lauren miró fijamente a la mujer que estaba junto a ella y se inclinó, dando un tierno beso en los labios de la joven. No había planeado el movimiento, pero era la única forma que podía pensar para mostrar a su amiga lo mucho que amaba ese regalo. Camila, al mismo tiempo, estaba intentando desesperadamente hacer que los latidos de su corazón volvieran a su estado normal.

Lauren dejó la caja en el suelo, meciendo la base de caoba sobre sus rodillas. Sin la caja de cristal era una réplica exacta del Striker Deuce, el avión experimental que el padre de Lauren había pilotado en su última misión.

― Me encanta, Hobbit²... Nunca nadie me había regalado algo tan especial, Yo... yo... no sé qué decir. -repitió Lauren.

Camila exhaló un leve suspiro de alivio. Retiró los mechones del cabello rebelde de Lauren de sus ojos y apoyó su mano en el hombro de su amiga.

El Amor Es Ciego... (CAMREN)Where stories live. Discover now