Capítulo 1

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— El campeón mundial de MMA por tercera vez consecutiva, Safuan Salinas sale a la luz del día con su madre de compras...— la presentadora del programa paseaba de un lado al otro del plató.

Genial ahora somos noticia para la prensa rosa ¿Que no se cansan de decir gilipolleces y llenar las cabezas de la gente con tonterías? ¿A quien coño le importa si pisé el primer escalon de casa con la derecha o con la izquierda?

— Cielo, deberías ir dandote prisa— mamá deja las tostadas frente a mi— Necesito que lleves un recado a tu tío, antes de que vaya a España.

La miro por unos segundos y sonrío, asiento y hunto mi tostada con mermelada.

Una llamada de Yan comienza a vibrar en mi teléfono. Descuelgo y llevo disimuladamente el auricular a mi oído.

— Te quiero aquí en media hora, hay algo importante de qué hablar— Y cuelga

Se lo dije en muchas ocasiones, no me gustan las órdenes. Me pongo en pie, cojo el recado de mamá y cojo la moto. Será mas rápido.

* * *

Hecho. Ahora tengo clase, si me doy prisa llegaré a tiempo. Miro por ultima vez el cuerpo colgado de la joven, no quiero que parezca un suicidio, necesito que esto se vea como una advertencia para los demás.

La pobre no tenía nada que ver, y me habría gustado conocerla en otras circunstancias. Se le veía tan inocente y pura...

De dos golpes cayó muerta, no llegué a romperle ni un solo hueso, creo que le causé una hemorragia interna, eso debe haber causado su muerte.

Descuelgo su llamada

— 2 minutos 35 segundos— dice entre carcajadas— enhorabuena Trueno, ha sido el más rapido— me subo a la moto y me pongo el casco— ¿Qué? ¿Te la follaste?

Aprieto la manilla de la moto

— Yan, no soy necrófilo.

— El único que me llama por mi nombre— dice molesto

— Yan, no me llames si no es necesario— y cuelgo

Acelero hasta llegar a la universidad. Dentro de poco comenzaré con las prácticas, y no las quiero hacer en Salinas enterprises. No quisiera tener a mi padre sobre mi hasta en las prácticas.

* * *

Me siento al lado de su tumba.

— Michael— su nombre deja mis labios en forma de susurro

Aún recuerdo cómo crujió su cráneo entre mis dedos, esa adrenalina, el latir desbocado de en mi nuca, la sangre que derrochó por su nariz, boca y oídos. Apreté tanto mi agarre que sus ojos rodaron fuera de su cabeza echa trozos bajo su piel.

Como lo quise. Lo amé como a nada del mundo, y no era mi intención matarlo y desatar al monstruo dentro de mi, la maquina asesina llamada alma entre mis costillas.

Dejo unas flores sobre la tumba improvisada que nadie conoce, y vuelvo a mi moto. Necesito entrenarme para los próximos enfrentamientos.

Al llegar frente al gimnasio de mamá, aparco la moto y subo los escalones, y tan metido estaba en mis pensamientos que ni me di cuenta de la presencia de alguien.

Estaba sentada sobre las escaleras de hierro, con las piernas cruzadas y la cabeza recostada sobre la puerta del gimnasio.

Tiene los ojos cerrados y su respiración es pausada y tranquila. Llevará tiempo esperando y se quedó dormida.

Miro mi reloj, son aún las 8 de la tarde. La vuelvo a mirar, ahora con mayor detenimiento. Es blanca de tez, tiene el pelo largo, y de un rojo infierno, rojo sangre, poco natural a la vista. Se le ve paliducha, pero no de poca comida, sino de mucho ejercicio y se ve, puedo ver su brazo y sus piernas bien formadas.

Debe ser una chica de sangre caliente, puesto que lleva unos pantalones cortos y una camiseta tirante escotada, aunque ya esté comenzando a refrescar.

Y hablando de su escote, puedo ver que no es una mujer de muchos atributos femeninos.

No me pasan desapercibidos sus rasgos asiaticos, nariz pequeña, ojos achinados, y pómulos muy marcados. A parte de la blancura de su tez, y de la longitud de sus piernas.

Desvío la mirada de ella ¿Quién será? ¿Qué buscará?

Saco mis llaves de mi bolsillo y las meto en la cerradura metálica, haciendo suficiente ruido como para que ella se despierte.

Pero por lo visto hice demasiado, puesto que se levantó asustada y sobrecogida. Me miró con su ceño fruncido y se puso en pie de golpe.

Poco espacio entre nosotros, no quisiera comprobar si realmente su sangre es caliente o fría. Por lo tanto abro la puerta y la esquivo.

— Dios... ¿S-Salinas?— me sigue sin darme tiempo a cerrar la puerta.

Asiento caminando hacia dentro. Cuanto menos hable con ella, mejor será para los dos.

— ¿Entrenas aquí?

«¿Dónde si no?» quise responder, pero me mordí la lengua.

— Dios amo tu forma de pelear y siempre quise conocerte y verte en persona como...

— Para de hablar y ve al grano— ordeno con frialdad— No tengo todo el día para ti—  me giro hacia ella

Veo como su expresión cambia a una mas dura y tenaz, y puedo ver como se muerde la lengua.

«Interesante ¿Qué tienes por decir muñeca?»

— Mira, te voy a ser sincera. Quiero hacer boxeo y...

— Pagate unas clases— la interrumpo

Se vuelve a morder la lengua, pero esta vez lo demuesta mordiendo su labio inferior.

— Y pensé que no encontraría mejor entrenador que...

— No— la vuelvo a interrumpir— lo que me faltaba, una putita sobre mi ring— Y río a carcajadas mientras camino hacia los vestuarios.

Creí que me seguiría, que me daría una buena mamada, o hasta se abriría de piernas para mi y así podría entrenarla por dos o tres días, pero me equivoqué. Nada más llegar a la puerta del vestuario, escucho la puerta dar un portazo.

Sonrío.

«Volverá»

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Yyyyy primer capítulo, como ya es tradición conocemos al personaje femenino.

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La chica de los guantes de boxeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora