Capítulo 28

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Junaid/Ángel

— ...Y ya está abierta la sucursal de Bogotá. Deberá ir para inaugurarla— me comenta Samuel al otro lado de la línea

— Gracias, pasaré a Nueva York para validar los anuncios publicitarios, e iremos tú, los jefes de cada área, y los expertos judiciales. Haremos una primera investigación, y todo aquel sospechoso de corrupción, quedará bajo punto de vista— el conductor me hace una seña, yo asiento— y pasaré por las demás sucursales. Hay que poner orden. 

Sí, entonces prepararé varias pancartas publicitarias

— Que se ponga en relieve la erradicación de la corrupción. Seguro llama la atención. 

Me despido y bajo del coche frente la enorme mansión.  Nunca creí que mi hijo podría regalarle algo así a su futura prometida como regalo de compromiso. 

La pedida es esta misma noche, pero he tenido que llegar temprano para prepararme y hacer todo lo que debo para la rueda de prensa. Sí, haremos la pedida normal con familiares de Lara y familiares de mi hijo, y el fakih con nosotros para bendecir la unión de los jóvenes. 

El aire fresco impregnado de un bonito olor a rosas, el sol brillando en el sol decorado con nubes de enormes tamaños que desfilan de un lado a otro. La mansión refulga en tonos claros y cristales bien limpios, en un diseño moderno. La enorme puerta de hierro se desliza con una luz roja y mi hijo aparece detrás de ella con las manos en los bolsillos y una sonrisa de oreja a oreja. 

— Bienvenido padre— y camina con los brazos abiertos hacia mi

— Estoy orgulloso de tí mi hijo— le digo palmeando en su espalda mientras escucho su pecho vibrar en una carcajada      

—Gracias papá

Nos separamos y él me mira con una sonrisa reluciente, y con la mano me indica que pase. Él le indica a mi conductor el camino para el aparcamiento. 

Detrás de la puerta el enorme jardín colorido da entrada a un enorme recibidor porticado que luego lleva a la puerta interna de la mansión. Y santo dios la mansión que bonita y qué grande es por dentro. Viéndolo por fuera nunca habría pensado que un diseño de palacio llenaría mis ojos. Las escaleras en medio y una enorme lámpara sobre mi cabeza.

— Aún no terminan de amueblarlo todo, pero Lara quiere que sea aquí— dice mi hijo desde la puerta, cerrándola detrás de él.

— Muy bueno el diseño— digo contemplando embobado todos los detalles. Pero una sola cosa ocupó mi mente desde que me dijo que tendríamos que reunirnos aquí todos— ¿Y ya llegaron todos?

— No, Miriam aún no llega, tiene una reunión, dice. Su padre está por llegar, se le atrasó el vuelo y... — él me coje del brazo y se coloca frente a mi. Puedo ver un sentimiento de súplica en sus ojos— quiero hablar contigo y con mamá 

Mi corazón, como si estuviera corriendo una maratón, se acelera. Asiento porque soy incapaz de formular cualquier cosa. Él sonríe como intentando calmarme y camina hacia uno de los laterales del recibidor donde hay una puerta. Me quedo petrificado en mi lugar sin poder moverme. Y no es hasta que mi hijo se gira a mirarme que me muevo a un ritmo lento, como si no quisiera que el encuentro entre ella y yo tuviera lugar. 

Sí, la extrañé, mucho, demasiado. Pero en su ausencia apagué el dolor en trabajo y más trabajo. No puedo volver a incendiar mi alma porque sé que no saldré de esta vivo. Una vez frente a la puerta, donde mi hijo me espera sonriente, trago el nudo de mi garganta, carraspeo, me arreglo la corbata, inspiro y sonrío. 

Y entonces entro por la puerta. Y como me arrepentí. 

Estaba en una silla en la isla, con el velo puesto en forma de turbante, su ropa habitual de trabajo, y un libro entre las manos. Y me mira ¡Carajo! Había olvidado el efecto de esa mirada en mi. Miel. Aunque ahora se ve más clara que nunca, efecto de la luz supongo. Sus mejillas están algo redondas y rojizas, sus labios más carnosos a la vista, y aquella nariz tan perfecta. Su piel blanca decorada con algunos lunares, su cuello del cual colgaba su colgante preferido. Y cuanto extrañé su aroma que ahora llena cada rincon de la cocina. 

Se pone en pie, y demonios, no debió hacerlo. Su cuerpo se ve más bonito y reluciente que nunca. Sus curvas se ven perfectamente trabajadas y bien talladas. No la recordaba tan bonita en traje y camisa. Y aquellos tacones que alzan su esplendor y le dan un cierto toque altivo a su presencia. 

Escucho que alguien carraspea y salgo de mi embobamiento. Miro a mi hijo y él me señala con una sonrisa forzada a Melek, que me tendía la mano con una mirada penetrante y una ceja alzada. 

Saco mi mano de mi bolsillo con resignación y se la estrecho. Ella lo hace con fuerza, apretando mis dedos. 

— Señor Salinas— y ahí está esa voz, tan melódica, tan cálida y cariñosa, aunque su tono esté congelado y lleno de espinas. 

— Señora Salinas

— Barakat— me corrige cerrando más su cierre. 

— Mamá, papá— Sulayman interviene y ella suelta mi mano y se sienta en uno de los taburetes. 

Me siento frente a ella y Sulayman entre nosotros

— Genial— la mira a ella y luego a mi— ya sé que tenéis problemas y que no os soportais— Melek agacha la mirada y juega con sus dedos— Pero quiero que todo se pase en calma y en sin problemas

— Sulayman Hijo— comienza Melek— Déjame a solas con tu padre— El  la mira con desaprobación— Somos adultos y sabremos hablar tranquilamente.

Sulayman termina por asentir y se pone en pie, no sin antes darme una mirada suplicante. Una vez que cruza la puerta de la cocina Melek llama mi atención poniéndose en pie. Olvidaba la gracia con la que caminaba. 

— No pretendo hacer las paces contigo— se dirige a la cafetera y coloca en ella una taza blanca— Es el compromiso de nuestro hijo y debo aguantarte, ya ves la emoción con la que nos recibe, no hagamos las cosas más difíciles de lo que ya son.

Voy a levantarme para hacerme un café tambien pero ella habla en una voz un poco más dura: — Ni te acerques a mi.

Camina hacia la nevera sin siquiera detenerse a mirarme: — La prensa estara aqui, no quiero que escriban nada llamativo sobre la pedida. Además la familia de Lara también estará presente y no quiero problemas con ellos— camina con la leche en mano hasta la cafetera— La madre de tu futuro hijo también estaba, y solo te pido discrecion.

Eso me hizo reaccionar. Rio con ironía.

— Como si yo quisiera verla— digo con sarcasmo

— No quieres verla pero si quisiste dejarla embarazada— replica ella por lo bajo, pero yo la escuche.

— No es mi hijo, estoy seguro. 

Ella se gira con la taza en la mano y una sonrisa en la boca. Se ve tan irónica, puedo ver la poca gracia que le hace el tema.

— Nunca creeré al hombre que se tiro a la suegra de su hijo. Aunque el hijo no sea tuyo, lo hiciste— le da un sorbo a su taza y su teléfono suena. No me mira a los ojos y eso me pone muy nervioso. 

Intento mirar disimuladamente la pantalla de su móvil sobre la mesa y puedo leer una primera letra "D" y sonrío con ironía.

— No soy el único que lo hizo por lo que veo—la ironía destila de mis palabras

— Al menos lo hago después de nuestra separación— silencia su teléfono— Nada mas que decir, lo demás creo que sera mi abogado quien te lo dirá. Pase un buen Dia senor Salinas

Y desaparece por la puerta. Deshago mi corbata, e intento como puedo tranquilizarme. Maldita sea la hora en la que acepte ayudar a la arpía rubia. Ahora no puede hacer las pruebas de ADN porque supuestamente el niño corre riesgo y ella no quiere perderlo

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Uno más. Ramadan moubarak said

La chica de los guantes de boxeoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang