Capítulo 10

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Aiko

Chocamos nuestras copas y nos miramos antes de dar nuestro trago. Sí, no hay mayor felicidad en mi pecho, ni tantas heridas en mi cuerpo como ya tuve antes, pero me siento adolorida, y tan malditamente feliz.  Sí, hace media hora aproximadamente, fui nombrada campeona nacional. Sí, tengo mi copa y mi premio, y mi entrenador sentado justo frente a mi en estos momentos. 

Hace una semana vino papá al local donde trabajo, y menos mal que ya estaba fuera y pude echarlo antes de que entre y la arme en mi trabajo. No sé cómo supo dónde trabajo cuando yo intento con todas mis fuerzas que desconozca mi lugar de trabajo. Pero lo aterrador no es eso, lo que me dio miedo fue que vio al hermano de Safuan, Sulayman, y al verlo conmigo lo habrá investigado. 

Intento siempre preguntar por él, pero parece que eso a Safuan le molesta, por eso antes del entrenamiento y en el poco tiempo que tengo libre intento averiguar un poco más de él. 

Y bueno, supongo que ésto no es más que el comienzo de todo. Ésta gran victoria debe ser seguida de otras pequeñas victorias hasta el campeonato mundial. Por lo que me dijo Safuan tenemos que darnos a conocer, hacernos un público. Empecé por abrir mi cuenta de instagram al público que vean mis vídeos de entrenamiento. Por otro lado se me ofrecieron algunos 

— ¿Y lo viste?

— Sí— mueve el vino dentro de su copa— en directo desde mi cuarto de hotel.

 — Gracias

— Cobro por ello.

Siempre igual de frío. Y tantas veces que nos hemos duchado juntos y qué ganas de morderlo y tirármelo ahí en la ducha. Pero luego recuerdo nuestro pacto de abstinencia, y en los baños de mi trabajo me toco y se me pasa. 

Mira su reloj. Luego a mi y se pone en pie.

— Deberíamos ir recogiendo, ya es tarde. 

Sí, en mi trajo me han dejado unos días libres al enterarse de mi campeonato. Y yo quiero aprovechar para ir a las luchas sin que Safuan se entere. Llevo tiempo sin ir, y ahora que me siento fuerte creo que puedo ganar al enorme Trueno.

Me despido de él y entro al bar donde tengo mi ropa de cambio, y salgo por la puerta trasera.Un vez fuera, cojo mi moto, me pongo el casco y acelero a la autovía. No estoy muy segura de dónde se celebra ésta noche la lucha. Cuando un coche muy conocido para mi y con las luces encendidas aparece a un lado de la autovía. 

«Salinas ¿Le habrá pasado algo?»

Seguro le habrá pasado algo, además no está muy lejos del bar, se habrá quedado sin gasolina o algo. Bajo la velocidad y giro ahí mismo, con el riesgo de ser atropellada o multada con una cantidad más grande que mi sueldo anual. 

Paro tras el coche y bajo de mi moto, y al quitarme el casco me arrepiento de todo. Jadeos y gimoteos acompañaban el movimiento pausado del coche. 

Voy a volver a subir a mi moto, pero prefiero corroborar que sea él. Coches de alta gama no es que haya muchos por aquí por Carolina, pero puede ser otra persona que se ha parado justo cerca del bar donde trabajo. 

Aprieto el casco entre mis dedos y camino a paso lento hacia los asientos traseros. Las luces de dentro están encendidas. Me paro al lado de una de las ventanas y mi alma cae al suelo. Salinas, cogiendo del pelo a una chica con el uniforme del bar, ella a cuatro patas y él detrás. Doy  media vuelta y camino hacia mi moto. 

Escucho un portazo y una mano me sujeta con fuerza del brazo. Me giro a mirarlo.

— No es lo que crees

— Seguro— me suelto de su agarre y lo miro a los ojos— Sam, mi compañera de turnos de mañana. Tiene a penas 18 años, espero le des al menos un billete para el taxi a su casa, porque la esperan sus padres. 

No distingo muy bien su gestualidad, pero creo ver algo entre enfado y culpabilidad. Su mano vuela a mi cuello con la intención de amenazarme. Me quedo quieta mirádolo a los ojos, sin embargo él no aprieta su agarre al rededor de mi cuello.

— Tu entras en el pacto de abstinencia.

— Aceptaste

— Mi juego, mis reglas— aprieta la mandíbula

«Hijo de puta»

Quito su mano de mi cuello y camino a mi moto. Él se queda de pie hasta que me subo y arranco comino al bar de nuevo. Necesito un buen trago para calmarme. Entro por la puerta trasera, cojo una botella de tequila y salgo. Al lado del bar hay una pequeña laguna, desde la cual el cielo es tan bonito. 

Camino hasta allí, me siento al bordes del agua y abro la botella de tequila. 

«¿Porqué coño duele tanto? Sólo es un puto gilipollas más con el que estoy obligada a compartir oxígeno»

Le doy un trago a mi tequila

— Frente a la niña no— mi madre solloza a los pies de Yan.

— Te dije que no te acercaras a ella, es mi hija zorra— una patada hace a mi madre quedar tumbada de espaldas.

Tengo miedo, mucho miedo. El marido de mi madre está colgado de pies con la cabeza metida en un barril humeante. No se mueve de hace rato. Yo estoy petrificada, no puedo más que mirar lo que hacen.

— Perra

Comienza a desabrochar su cinturón y a bajarse los pantalones...

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Bueno, supongo que hasta aquí. Estoy haciendo una ronda de preguntas y respuestas en mi instagram (Wattwritor) para los que quieran saber algo más de mi o de cómo escribo. Por otro lado estaría guay que me dejen su voto y un comentario. Un besazo.

Ay espera, compártelo anda.

La chica de los guantes de boxeoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن