Safuan
Me quedo mirándolo petrificado. Él al verme sonríe y se lanza a mis brazos. Me abraza con fuerza, mientras ríe a carcajadas. Su pecho vibra contra el mío y esa alegría tan contagiosa consigue sacarme una sonrisa, y le correspondo el abrazo.
- Hola grandullón- me abraza con más fuerza y palmea mi espalda.
- Hola enano- río con él a carcajadas. Me alegró verlo, honestamente.
Me separo de él y lo invito a entrar. Pero él niega con la cabeza aún sonriente.
- No quiero molestarte con Aiko. Venía a decirte que mamá ya quiere vernos y que le expliquemos todo.
La alegría que tiene se multiplica por 100 en mi pecho y se contagia a mi sangre.
- ¿En serio?
- Sí tío. Dijo que fuésemos a verla en un restaurante dentro de dos semanas- me entrega un papelito con una dirección apuntada a lápiz en él.
Pero en ese instante algo hace clic en mi cabeza, y dudar durante unos segundos de sus intenciones.
- ¿No será una broma pesada?
- No ¿Qué dices?- saca su teléfono y lo desbloquea, tras teclear unas tantas veces sobre éste se acerca más a mi para enseñármelo- Mira- me eneña un mapa, parecido al de google maps, pero con una interfaz distinta, donde hay un punto negro haciendo señas- Se está quedando aquí. Pude acceder desde su cuenta bancaria online hasta su ubicación. Conseguí su número y la llamé- me mira- es nuestra única oportunidad
Asiento. Él sonríe y va a irse de nuevo por las escaleras, pero entonces se me ocurre algo más.
- ¿Y Junaid?
- ¿Papá?- asiento- No quiere saber nada de él, me advirtió de no decirle nada.
- ¿Y cómo sabes dónde estoy?
Él ríe con burla y me mira sonriente, con cierto brillo en sus ojos
- Pronto me graduaré en informática y comenzaré a trabajar en el servicio secreto americano ¿Y me preguntas cómo lo hice?- el entendimiento me golpea, ruedo los ojos obviándolo y él desaparece por las escaleras riendo y saltando con felicidad entre los escalones.
Cierro la puerta y me giro sonriente hacia dentro. Carrillo está apoyado sobre la pared del pasillo mirándome con el ceño fruncido
- Tengo que llevar cuidado con este capullo. No necesito que sepa nada de Yan.
- Y yo me iré a comisaría. Por lo visto han encontrado algo en tu contra y necesito eliminarlo.
Asiento y entro a terminar mi taza de desayuno. Él vuelve a sentarse frente a mi, esta vez con su arma en la mano y un pañuelo en la otra. Lo miro embobado cómo la limpia, con cariño, con empeño, con delicadeza como si fuera un pobre gatito vendado que a cualquier movimiento le haces daño.
- ¿Qué eres para Yan?
Me mira de reojo por unos segundos, aún con el ceño fruncido en concentración, sin darme mucha importancia. Sopla en la boquilla de su pistola y sigue limpiándola
- Lo mismo que tú.
Asiento sin entender muy bien a qué venía todo este secretismo. Mira el reflejo de la luz sobre su arma admirándola y seguido de ello la guarda, antes de arreglarse su chaqueta y levantarse hacia la puerta.
Le contaré todo a mi madre.
* * *
ESTÁS LEYENDO
La chica de los guantes de boxeo
ActionSu piel es suave, aprieto su mandíbula entre mis dedos, deformando su boca. Pero una hilera de sangre roja ensucia su labio, bajando hasta su barbilla, donde quema mis dedos. Siento sus dientes apretarse, y un golpe en mi estómago me desestabiliza...