Capítulo 29

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Angel/Junaid

Mi cuarto está muy bien situado, tiene unas vistas impresionantes hacia el jardín. Es un cuarto bastante iluminado y con un enorme balcón con una mesa y dos sillas. 

Pongo mi taza de café sobre la mesa y me siento en la silla. Hay ciertos asuntos que debo arreglar antes de que vaya a Bogotá. Leo las noticias, respondo a algunos correos, y envío algunos otros.

Cuando leo el correo de un tal Daniel Ortega, el abogado de Melek, con objetivo de negociar. 

«Lo demás creo que será mi abogado quien te lo dirá»

El correo no tiene mucho, un mensaje breve y claro: Mi esposa pide el divorcio para poder tomar sus pertenencias. Generalmente el divorcio por este tipo de causas suele ser porque quiere vender algo en su propiedad que necesita el acuerdo de su esposo, ya sea porque son socios, o porque en el acta de matrimonio aparece como propiedad de los dos. 

Y lo único que puede estar entre los dos es la loma, la granjaescuela en la que somos socios mi esposa y yo. Otro movimiento que haría ella sería pedir la propiedad completa de la granjaescuela. Pero hay algo que me molesta de todo esto. Se trata de Melek ¿Desde cuando ella fue una mujer materialista que solo piense en dinero? 

Voy a responder cuando las puertas de la mansión se abren con un lujoso coche de alta gama que se para frente a la puerta de la enorme villa. Intuyo quién es. 

Se baja del coche y lo primero que me llama la atención de ella es su enorme vientre, cuando ella aún no termina ni su primer trimestre. Ropa de lujo, toda ella grita marcas de lujo, que seguro con el evento la han alquilado para hacer de ella su cartel publicitario. 

De la otra puerta el esposo de Miriam baja y cierra la puerta de golpe. Tiene aires joviales, gel en el pelo, pantalones vaqueros, camisa ajustada a los músculos de su torso. Todo un Don Juan de 50 años. 

— Enhorabuena hija— le dice abriendo la puerta del asiento trasero a Lara— la casa es espléndida.

— Gracias papá— la rubia, de pelo platino, piernas altas y cuerpo delgado, enrolla su brazo alrededor del de su padre con una radiante sonrisa.

— Uhm— gime Miriam— Sin más.

El padre y la hija se miran y ruedan los ojos. Esta mujer no sé quién la quiere. 

Su vista se posa en mi, y el hombre me saluda con la mano. Sonrío con las manos en los bolsillos y tras unos segundos mi hijo aparece desde la puerta. 

— Miriam, Salvador, un placer verlos aquí— y se estrechan las manos— ¿Cómo les ha ido el viaje?

Lo cuatro entran por la puerta guiados por mi hijo. En fin, éstos jóvenes de hoy en día. La ama tanto, que está preparado a tragarse la arpía de su suegra, los problemas que ha causado, e invitarla a su pedida como si nada hubiese pasado, con todo el respeto del mundo.

Son los valores de su madre, siempre le enseñó a respetar a los demás, aunque hayan sido maleducados con ella. Siempre que ella lo hacía con gente de su entorno, se mostraba más madura, en fin, por encima de ellos. 

Sonrío ante todos los recuerdos que me invaden. Recuerdos inocentes, cariñosos, en los que hablábamos de todo, o de nada. Momentos en parques de atracciones, o en despachos de reuniones. Con ella nunca me sentía mayor, eso que ya voy rozando la cincuentena de edad. Sí bueno, menos haciendo deporte, siempre me dejaba por los suelos. 

Y ver que el fruto de nuestro amor ha tenido las mejores condiciones de vida y que hoy en día también está dando otros frutos, me hace sentirme la peor escoria, yo lo arruiné todo. 

Entonces la veo saliendo con las llaves de su coche en la mano y el teléfono en la otra. Quisiera saber a dónde va o quién la acompañará, pero por lo visto sus planes cambian nada más ver el deportivo de su hijo mayor aparecer tras la puerta. 

Safuan aparca el coche y se baja con la mayor sonrisa que nunca podría ver en su rostro. Nada más bajar camina hacia su madre con los brazos abiertos y la abraza mientras los dos ríen a carcajadas. La imagen calienta mi corazón, y me veo sonriendo como estúpido desde el balcón. 

— ¡Te eché de menos!— se separa de ella y la coje de las manos, besa sus palmas y la vuelve a abrazar, esta vez levantándola del suelo 

— ¡Safuan!— grita ella entre carcajadas— ¡O me bajas o vamos al ring y te enseño lo que es la fuerza de verdad!

— ¡Cuando quieras!— la deja en el suelo 

Un chico aparece detrás de ellos, de una construcción física bastante ruda. 

Safuan se gira hacia él, lo señala y dice a su madre:

— Te presento al inspector Carrasco, se quedará aquí durante dos días, y lo invité con nosotros. 

El tal inspector ya lo había visto antes, hace algunos meses. El chico tiende la mano a Melek y ella se la estrecha.

— ¿Tu hermana?— le pregunta a 

Melek y Safuan ríen a carcajadas, y puedo ver lo incómodo que eso le puso. 

— Soy su madre y tengo casi 49 años hijo. 

El chico se rasca la nuca desconcertado e incómodo. 

— Parece usted bastante joven Señora...

— Llámame Melek, un placer conocerlo Inspector, espero que se sienta a gusto con nosotros— Agarra la mano de su hijo— voy al centro comercial a llevar de paseo a algunos niños que traje conmigo. Se están aburriendo en el hotel.

— ¡Ah sí!— Safuan saca de su bolsillo un sobre cerrado y doblado— Mi zakaat para que puedas darles una paga para el centro comercial, si quieren comprar ropa o juguetes. 

Su madre asiente con una sonrisa orgullosa en su rostro. Lo toma y lo guarda en su bolsillo. Se despide y camina hacia su coche. 

Y no puedo estar más orgulloso de mis hijos, por fín los veo triunfantes en la vida. Cojo mi taza de café y entro a mi cuarto. Enciendo la radio mientras termino de trabajar. 

»Ultimas noticias, un grupo de jóvenes armados han tomado el centro comercial los colobos shopping center en el que tomaron 200 rehenes. La policía intenta negociar con el grupo de 10 jóvenes, que ha bloqueado toda la zona este, cerrando todas las puertas y accesos y tomando control de todas las cámaras de seguridad....

Mi corazón se salta un latido, hace menos de 45 minutos Melek dejó la mansión hacia un centro comercial. Cojo mi teléfono y busco su número. Suena, pero no lo coje. 

Dios que sólo sea una falsa alarma

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Helloooo

Había subido este capítulo hace días pero hubo un bug que no podíais verlo. Si ahora podéis leerlo decidmelo. Y de paso dejadme una estrellita y un comentario diciendome que esperas que pase.

La chica de los guantes de boxeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora