Capítulo 5

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Safuan

Entro al ring y saludo a la multitud enfurecida tras la valla.

Dos de mis adversarios esta noche fueron al hospital. Y aún me siento en forma.

Ahora toca la niñata de Yan. Ha dejado un buen pastón para subir a jugar contra mi. Qué difícil será controlarme.

La adrenalina corre por mis venas, mi boca saliva, y mis puños escuecen en busca de sangre. Se acerca el campeonato y necesito una buena suma de dinero para entrar.

El presentador me presenta, y presenta a mi adversario, bajo el sobrenombre de "la chica de los guantes"

Pero todo se derrumba cuando la veo. Joder, no. Ella no. Va camuflada pero joder quién no reconoce esa mirada, y esea silueta paliducha. Y ese pelo llameante y esas manos pequeñas y poco entrenadas.

Lleva puestos unos pantalones anchos, un top deportivo, y una mascara que le tapa media cara. Va enseñando esas bonitas caderas y ese veintre bien trazado de abdominales.

Me mira por unos segundos y todo sonido desaparece de mi entorno. Qué coño me pasa. Sólo escucho mi corazón latir y mi respiración agitarse. Pero no tardo en darme cuenta que eso es su respiración, sus latidos, ese sonido agitado es ella temblando.

Me giro hacia el público y miro a Yan, rodeado de sus guardias. Me da una sonrisa de boca cerrada y se da la vuelta para desaparecer entre la multitud.

Me vuelvo a girar hacia ella y un golpe me desestabiloza.

Puños pequeños, golpes fuertes. Dura, me gusta. Me incorporo y sonrío. Ella mantiene la distancia. Inteligente.

La multitud gritando, el presentador comentando, todo vuelve a mis timpanos, y por fin veo mi objetivo: quiero su sangre.

Doy dos pasos tranquilos hacia ella, va a defenderse, pero tuerzo su brazo tras su espalda y ella se desestabiliza y queda su cuerpo pegado al mío.

Una sensación extraña se hace revolotear en mi pecho. Intenta zafarse, pero no puede. Va a golpearme con su rodilla, pero inmovilizo sus piernas. Quiero disfrutar un poco de su compañía.

Voy a susurrarle una burla al oído, pero su aroma me atrapa. Me acerco más a su cuello e inspiro. Huele de maravilla.

- S-sueltame- tartamudea

No, no. Así no. Quizás con determinación, pero asustadiza, nunca.

«Vamos a darte una buena lección, señorita Aiko, una pequeña dósis de humillación no vendría nada mal»

Sonrío sobre su piel, y la suelto. Ella se cae al suelo y yo levanto las manos en son de paz. La multitud explota a carcajadas.

Se pone en pie y la escucho correr hacia mi, pero me quito de su camino. La multitud vuelve a reír.

Ella va a darme un puñetazo, la esquivo y al darme su espalda la sujeto del top y la levanto.

Sus piernas quedan colgadas y la multitud vuelve a reirse de ella. Intenta alcanzarme pero la inmovilizo con la mano libre. Parece darse cuenta de que no tiene ninguna opción contra mi, así que la suelto y quito la tela que cubre su boca, para verla mejor, haciendo que el presentador mismo riera a carcajadas.

Y entonces ocurre. El top cede entre mis dedos y ella cae al suelo con sus pechos al aire. Intenta incorporarse taparselos con las manos, pero se hizo daño en una de ellas. La multitud silva y se carcajea de la situación y puedo ver sus ojos nublarse, mientras mira aquí y allá como cachorro abandonado.

Aprieto la mandíbula sacando todo el autocontrol en mi para no bajar y matarlos uno por uno. La sujeto con fuerza y la pego a mi. De forma que su pecho queda pegado al mío para que no se vean sus diminutos senos.

Deshago el vendaje de mis manos y comienzo a enrollarlo sobre su torso, separándola de mi lo justo para poder pasar la venda por sus pechos.

Termino de atarlo y la separo de mi para girtarle que siga peleando. Pero la muy traidora me golpeó en el estómago con su rodilla. Hasta el punto que el sabor metálico de mi sangre se amontona en mi boca.

Me pongo en pie y mi mano vuela a su cuello. Sin darme cuenta la levanto y la estampo contra el suelo del ring.

Respiro hondo por no pisar su cráneo y matarla de un golpe. Así que me agacho sobre ella y levanto su cabeza.

Sujeto su cara en una mano. Su piel es suave, aprieto su mandíbula entre mis dedos, deformando su boca. Pero una hilera de sangre roja ensucia su labio, bajando hasta su barbilla, donde quema mis dedos.

Siento sus dientes apretarse, y un golpe en mi boca me desestabiliza. Retrocedo a tiempo, tiempo que ella aprovecha para retomar su aliento.

Es tan perfecta

Pero no puedo dejarla en pie, y ella lo sabe.

De una patada se desestabiliza y choca contra la valla. Algunas manos se cuelan e intentan tocarla pero tiro de ella a tiempo, para atestarle otro puñetazo. Hecho.

Cae inconsciente sobre el suelo del ring. Escucho la multitud volverse loca y el presentador me da la victoria. Pero me veo incapaz de despegar mis ojos de ella.

El vendaje de su pecho se ha abierto, pero no se ha deshecho aún. Su ceja está partida, su boca sangra y los golpes le dejarán más de un moretón en la cara. Espero no haberle roto ningún hueso, ni haberle causado ninguna hemorragia interna.

Es una chica fuerte, me atrevería a decir que es la única que llegó a golpearme tan directamente.

La van a levantar para sacarla del ring pero camino hacia ellos. No sé lo que estoy haciendo, pero necesito hacer algo.

Me agacho sobre ella, paso mis brazos debajo de su cuerpo y la levanto entre mis brazos. La sala se ahoga en un silencio incómodo y sorprendente.

Camino entre toda la gente hacia el vestuario. Necesito saber que al menos está bien.

La dejo sobre uno de los bancos y voy a cerrar todas las puertas. Desde que 'el trueno' comenzó a resonar, este vestuario solo lo ocupo yo.

Deshago el vendaje de su pecho, y bajo sus pantalones. Unas bragas negras simples cubren sus partes íntimas, y mi boca saliva como un perro en rabia. Sus piernas son blancas, hasta el punto que sus venas se transparentan. Y buscaría los vellos con lupa, ni rastro de ellos.

Como asiática que es, sus ojos achinados y sus pestañas largas y suaves a la vista, se ven manchadas por una hilera roja.

Sus labios son finos y están manchados de sangre. Necesito probarla. Me agacho sobre ella y paso mi lengua por sus labios.

Su sangre sabe tan... Dulce... Amarga como zumo de arandanos...

Me aparto un poco, y el calor y la excitación corren por mis venas. Mi entrepierna creció y mi respiración se atascó. Su sangre me pica en la lengua.

«Allah ¿Que estoy pensando?»

Agito la cabeza, y me hago con todo mi autocontrol y frialdad para terminar de desnudarla.

Examino sus brazos y piernas en busca de fracturas. Nada. Golpeo en sus costillas, y resuena. Examino su pulso y su respiración. Su boca. Todo parece estar en su sitio, de no ser por las heridas superficiales en su rostro, que alguna que otra necesitará sutura, nada grave.

Me quito la ropa y camino con ella entre mis brazos a la ducha. Hay que limpiar lo que hice.

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¿Obsesión por la sangre? ¿A qué se deberá? ¿Aiko hija de Yan? Ay dios qué ganas de subiros los demás capítulos. Así que quiero que compartáis a tope, que le deis al boton estrella de aquí abajo y me comentéis qué os parece.

Un besazo y hasta otra.

Ah, para los que quieran saber un poco mas de mi, mi instagram es @wattwritor.

La chica de los guantes de boxeoWhere stories live. Discover now