Capítulo 39

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Junaid

Ha vendido nuestra casa. No puedo creer que renunció a todos los recuerdos que tenemos en esa casa, donde tuvimos nuestros hijos, donde crecimos y aprendimos a vivir juntos. 25 Años en esa casa, con la misma persona, bajo el mismo techo, y ella la vendió.

— Cómo pudiste hacerlo Melek— le digo decepcionado― si no es por mí, al menos por nuestros hijos— un suspiro cansado abandona mis pulmones— Eres una egoísta... Podías habérmela vendido a mí, te habría pagado el precio que quieras. Pero preferiste entregársela a alguien que siquiera conoce su valor. 

― No tienes derecho a reclamarme nada— responde con tranquilidad. Toma el portasueros y lo arrastra a su lado hasta la ventana, a través de la cual mira el cielo azulado. 

— No me vas a volver a recordar que tengo una hija de otra mujer. Fue un error del que siquiera me acuerdo. Y si te traicioné lo hice sin saberlo. Ella me citó para que tratase el tema de su ex-esposo y a la mañana siguiente estaba en su cama— me acerco un poco más a ella— Lo que tú has hecho ha sido por elección propia, voluntariamente quieres acabar con todo. 

— Es la casa de mis padres Junaid, crees que a mí no me duele, pero tengo menos razones que tú para venderla. Necesito dinero

— ¡Podía dártelo!— ella se gira para mirarme— Melek, eres mi esposa, y el amor de mi vida. De saber que sufres así habrías hecho la operación hace mucho tiempo.

Ella suspira

— Por mucho que te perdone no puedo seguir siendo tu esposa. Tienes una hija con otra mujer, y debes cuidar de ella . 

— Puedo pedir su custodia... Si me estás castigando, ya es suficiente Melek, muero cuando no te tengo cerca. Por favor, dame calma en mi vida y vuelve conmigo

― Junaid, dejemos el tema, anda. 

Esta vez toma el portasueros en la mano y vuelve para tumbarse en la cama. Desde días ese es el único trayecto que conoce.

Tocan a la puerta y el doctor entra sonriente. Melek se coloca bien el velo sobre su cabeza.

— Melek, Melek, Melek...— ella le sonríe abiertamente— La operación te la haré mañana por la mañana, nada más lleguen todos los utensilios. Así que prepárate— se acerca un poco mas a ella y le tiende algunos papeles— ahí está todo explicado. Pero he de decir que será una operación complicada. No son los dientes del juicio lo que te quitamos

Ella asiente con seriedad.

— Supongo que puedo quedarme con secuelas.

— Seguro. La vista la recuperarás gradualmente, es lo que suele pasar a mis pacientes. El periodo para sanar es bastante, cuenta meses o a veces hasta años para que vuelvas a tu vida normal. Necesitarás reposo y seguir la medicación postoperatoria.

Mi teléfono suena en mi bolsillo, el doctor se despide y se va. Descuelgo unos segundos después.

Unos gritos me llegan del otro lado de la línea. Y la voz la conozco muy bien.

— ¡Ángel! ¡He roto aguaaaaaaas! ¡Voy a parir Ángel!

Me pongo en pie de golpe con el corazón desbocado como si corriese una maratón.

— Dónde... Dónde...

— ¡Estoy en el hospital! ¡Date prisaaaaa!

Corro entre los pasillos en busca de alguien que me ayude mientras escucho los gritos de Miriam a través del teléfono. Me cruzo con una enfermera

— Miriam, donde está

— No lo sé señor, pregunte en secretaría ellos le dirán.

Corro a donde me señala y me dice que Miriam está en sala de operaciones.

Escucho su voz adentro y tengo ganas de entrar, pero las enfermeras no me lo permiten. Cuando un enfermero sale a fuera todo sudoroso y mira detrás de mí.

— ¿Señora Salinas?— Melek se coloca a mi lado— la paciente quiere verla.

— ¿Puedo entrar?— me apresuro a decir antes de que los dos vuelvan a cruzar la puerta.

El enfermero niega con la cabeza mientras que Melek con su portasueros es guiada por otro enfermero.

Puedo ver enfermeros entrar y volver a salir deprisa del quirófano ¿Porqué querrá Miriam hablar con Melek en este preciso momento?

Más preguntas se formulan en mi cabeza nada más ver a Melek salir toda pálida del quirófano. La puerta se abre y puedo escuchar al doctor gritar:

— ¡El desfilibrador! ¡La perdemos!

Me pongo en pie e intento entrar ¿Pierden a quién? Sin embargo no me dejan entrar.

Mas minutos más tarde sale el doctor limpiandose el sudor. Se quita la mascarilla y suspira. Corro hasta él.

— Lo siento... Hicimos lo que pudimos...

— ¡¿Lo sientes?!— lo tomo del cuello— ¡¿Qué es lo que sientes capullo?!

A duras penas consiguen alejarme de él y sentarme sobre la silla. Perdí a mi hija. Murió la florecilla de mi vida. La única inocente en toda esta historia no pudo vivir. Y lloro por ella. Siquiera pude conocerla.

Sin embargo un llanto llega a mis oídos. Levanto la vista y veo la enfermera que porta unas mantas y se dirige a mí. Pero es Melek la que tiene a la criatura.

Entonces...

Entonces Miriam...

Una camilla tapada sale del quirófano. Me acerco a ella y la destapo. Una Miriam sin maquillaje, arrugada y con ojeras se hallaba dormida con los ojos cerrados y la respiración cortada. Las enfermeras gritan e intentan apartarme pero yo abrazo a mi amiga.

Esa amiga de infancia con la que pasé la mayor parte de mi vida. No merecía este final. Lloro por ella, por mí y por nuetra hija. Por nuestros hijos, por nuestras vidas, y por el maldito destino que nos hizo llegar hasta aquí. Recuerdos de aquella joven, de su sonrisa, de sus travesuras, de su jovialidad. Maldito el momento en el que los sentimientos se cruzaron en nuestra amistad.

— Miriam amiga, te echaré de menos— le susurro al oído.

Una mano tira de mí y la reconozco en seguida. Melek intentaba alejarme de su cuerpo.

Me acuna en su pecho con una mano, mientras en la otra tiene a mi hija.

— Me dijo que cuidara de su hija, que tú no tenías nada que ver en todo esto— solloza — me dijo que todo era para que volvieras con ella, que te quería,  que necesitaba un padre para su hija.

Aprieto su torso sin asimilar nada de lo que ocurre. Miriam se ha ido, dejándome una criatura de la que tengo que cuidar.

Una criatura de la que tenemos que cuidar.

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Mucha suerte en la cuarentena. Tengo mucho trabajo aún en cuarentena. Intentaré escribir cuanto antes los últimos capítulos. Un besazo.

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La chica de los guantes de boxeoWhere stories live. Discover now