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»Berenice«

Álvaro me llevó hasta la florería después de clases, Iker nos acompañó, pero no habló en todo el camino. Pensé en su invitación, me alegraba el corazón saber que él quería que yo lo acompañara a algo tan especial como recibir a su hermano, no veían a Jaspers desde hace seis meses, no pudo pasar las fiestas con ellos porque le había ido mal en una materia y necesitó tomar tutoría, estudiaba periodismo como sus padres, en todo el tiempo que llevo conociendo a Iker, él jamás presentó interés por esa carrera, lo había escuchado decir un par de veces que le interesaba la carrera de Marketing.

Lo que ocurrió en la cafetería durante el almuerzo también ocupaba toda mi mente, Larissa estaba molestando una vez más, y no sólo estaba molestando, sino que lo besó en medio de la cafetería. ¡Besó a Iker frente a todos! Lo hizo apropósito, como si ella supiera acerca de mis sentimientos, que seguramente la mitad del colegio sabía, pero como todo lo que ella hacía, era con mala intención, yo sabía que aquel beso no era para "mostrarme como robarle un beso a un chico". Ver aquello me incomodó, el hecho de que él la haya alejado no era un consuelo, servía para comprobar que él no estaba interesado en ella, pero esa imagen de sus labios juntos me dolió.

Cuando Larissa dijo que Liam estaba enamorado de mi no supe que cara poner. Primero quise reírme, es decir... ¿Liam enamorado de mí? Era ridículo. Es más, la sola idea de Liam enamorado de alguien era ridícula. Él era de los chicos que prefería no complicarse la vida con sentimientos muy íntimos, lo decía abiertamente así que cualquier chica que se relacionara con él lo tenía claro. Aunque eso no significa que no haya roto un par de corazones en el camino.

—¿Cómo te fue? —Preguntó mamá cuando me vio llegar. Iba a contarle lo que ocurrió en la cafetería, pero ni siquiera dejó que pasarán tres segundos después de su pregunta cuando dio la primera orden—. Acomoda los girasoles, yo tengo que salir un momento.

Asentí con la cabeza yendo al fondo del local donde se encontraban las flores frescas. Mamá siempre había sido así, ella hacía preguntas del estilo: "¿Cómo te ha ido?" "¿Estás bien?", pero en realidad no le interesaba la respuesta. O por lo menos las mías, porque nunca me dejaba contestar.

—Oye —llamó antes de que entrara a la habitación de las flores—. Kara me mostró las fotos que te tomaron ayer. Dijo que te bañaron en salsa y cerveza.

—Sí, bueno... —una pequeña pizca de esperanza a que ella me escuchara brotó en mí—. Eso es algo que...

—Si fueras delgada, Berenice, te tratarían mejor. Las obesas siempre son el objetivo de burla. Mira a Kara, ella es delgada, bonita y todos en su curso la admiran. Tú no eres popular como ella, sólo eres conocida porque Álvaro es tu amigo —como dije antes: a ella no le interesaba mi respuesta—. Te lo digo porque soy tu madre y te amo. Si quieres que dejen de burlarse de ti, debes dejar de comer esos pastelitos por las noches.

Acaricio mi mejilla, colgó su cartera de marca sobre su hombro y salió de la florería, dejándome con la mano alrededor del picaporte y el alma bajo mis pies. Mamá siempre me había comparado con Kara, decía que ella le recordaba a su versión adolescente. Popular, bonita, delgada y perfecta.

Kara estudiaba ballet en la misma academia donde mamá se formó, de hecho yo también estuve allí por tres años, de los cuatro a los siete. En realidad no era una niña con sobrepeso, pero era más grande que las demás, el doctor le dijo a mamá que mi peso era sano, pero ella salió de allí gritándole que era un pésimo profesional. Mamá me sacó de la academia de danza porque me dijo que le avergonzada que yo anduviera en malla frente a los demás. A mí me gustaba ir a clases de ballet, la maestra Lety era muy buena conmigo y me enseñó a hacer trenzas. Así que cuando dejé de verla me sentí triste y sola, yo no tenía muchas amigas en la primaria, tenía un grupo pequeño pero no éramos unidos.

Tan inevitable como quererteHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin