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»Iker«

Habían pasado quince días más, desde la última vez que estuve en la habitación de Bere. Tuve días buenos y malos, por supuesto que más malos, pero llegó un punto en que verla en el instituto era suficiente para mí, escucharla reír, acomodarse el cabello, escucharla exponer frente a la clase con tanta seguridad y soltura que jamás tartamudeaba. Y me di cuenta que estábamos justo en el principio, justo donde empezamos, cerca, pero no como nos gustaría.

Las prácticas eran cada vez más seguidas y habíamos pasado a la siguiente ronda. No me emocionaba como se suponía que me iba a emocionar, porque antes, al final de los juegos, Bere siempre iba a felicitar a Álvaro. Yo tenía la fantástica ilusión de que iría a felicitarme a mí, que por supuesto que nos felicita a todos, pero... después de lo que había pasado, tampoco esperaba tanto.

Estaba sentado en la silla, esperando a que la última clase del viernes empezara cuando alguien se sentó a mi lado. Me saqué los auriculares y miré a Gris, una muchacha de segundo que aunque no era animadora, iba a todos los juegos sin saltarse ni uno solo. Era rubia, muy rubia y sus ojos verdes eran lo más llamativo en ella porque era gigantes y a decir verdad le quedaban muy bien, aunque lucían intimidantes. No sabía tanto de ella, solo que estaba entre las primeras en la lista de su salón, era muy fan de Disney, lo que me confirmaba al tener una playera del Pato Donald y que era pésima, terrible, con los deportes que incluían pelotas, fuera de eso, corría bastante rápido.

—Hola Iker —saludó mirándome, tenía el cabello recogido en una cola de caballo, y estaba seguro que podía oler su perfume incluso estando más lejos—. Que buen juego el de ayer.

—Hola, gracias —respondí, porque no sabía qué más decir—. Te vi en las gradas —no fue la mejor opción pero no me gustaban los silencios incómodos.

—¿Me viste? ¿Es decir que me estabas buscando?

—No, yo solo... miré y te vi —me acomodé en el asiento y aparté la mirada por un momento, no quería que ella malinterpretara las cosas. Vi a Bere sentada en su lugar y a Álvaro recostado por su pupitre, se estaban riendo de algo, para variar.

—Oh, bueno —agachó la cabeza luciendo apenada, pero enseguida la levantó como si la vergüenza fuera tan fugaz como un parpadeo—, quería saber si te gustaría ir al baile conmigo.

Me tomó completamente desprevenido, tanto, que seguramente tenía una cara de idiota. Me sentía tan incómodo, no solo por su propuesta, sino por cómo me estaba observando, expectante, alerta a cualquier cosa que fuera a salir de mi boca y esa era la cúspide de la incomodidad, que no salía nada de mi boca. Bajé la vista y empecé a enrollar mis auriculares porque no tenía la más mínima idea de qué podía decir. Es decir, sabía que quería decirle que no, ¿por qué iría con ella al baile? A penas la conocía, ni siquiera éramos amigos, yo ni siquiera conocía su apellido. ¿Qué le hizo pensar que podríamos ir al baile? Y no es que quiera sonar engreído, pero ir a esas actividades para mí resultaba bastante sufrido, e ir acompañado de alguien que no conocía de nada, lo haría una auténtica tortura.

—¿Al... baile? —Pregunté mirándola de nuevo, ella seguía sonriéndome y en verdad hubiera preferido que me dijera lo que fuera, menos eso—. ¿Te refieres al baile para el que faltan como dos meses?

—Sí, ya lo sé —dijo rodando los ojos, pero riéndose, ojala yo pudiera reírme también—. Es que escuchamos que Bere y tú rompieron y que ella sale de nuevo con Kevin y ya sabes, muchas queremos ir al baile contigo y...

Tan inevitable como quererteWhere stories live. Discover now