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»Berenice«

—¿Y qué fue lo que te dijo exactamente? —Preguntó Álvaro mientras me pasaba una taza de chocolate caliente—. ¿Crees que hablaba de Larissa?

—¡Por favor, Álvi! ¿Cuántas rubias, delgada, muy bonitas conocemos Iker y yo? ¿Y qué me dices de las fotos? Están juntos, tienen encuentros casuales, están enamorados, yo que sé.

—No, no me lo creo —respondió él negando con la cabeza y bebiendo de a tragos su chocolate—. Creo que Hellem tiene una versión equivocada. Es más, creo que todo esto es un enorme malentendido. Sé que conoces a Iker tanto como yo, sabes que él no haría algo como eso, y honestamente... creo que le gustas.

—Ya empiezas...

Me puse de pie y le di la espalda. No quería escuchar sus teorías porque sabía que no eran ciertas. Iker y yo llevábamos años siendo amigos, justo como Liam, Omar, Rey... él no me veía como yo lo veía. Y eso solo era confirmado con las fotografías y el relato de Hellem, ¿Por qué iba a mentirme? Yo no lo juzgaría por estar enamorado de Larissa, después de todo, era bonita, enérgica y aunque su corazón era más un tornado que un lindo día soleado, algo de bueno debía de tener para que Iker se sintiera atraído por ella.

Iker me mandó unos mensajes por la tarde, pero no le respondí. No sabía qué decirle, ni siquiera sabía el motivo de mi malestar... A ver, que sí lo sabía, pero yo nunca había sido de las chicas posesivas que montaba un escándalo porque vio al chico que le gustaba con otra, en realidad, había llevado bastante bien la idea de que Iker fuera tan popular entre las mujeres, o tal vez lo llevaba fatal, solo que él nunca les había prestado atención, hasta Larissa.

Conocía a Iker y a su personalidad adorable, sabía que si Larissa le pedía ayuda él no iba a negarse, porque así era él. Se excusó por la primera foto diciendo que era un favor, ¿cuánto tiempo duraba un favor? ¿Qué significaba hacerle un favor a ella? Luego de ignorar sus mensajes en la tarde, Iker decidió escribirme sobre las ocho de la noche, pensé en no responder de nuevo, pero como se trataba de Iker, yo no pude resistirme y de alguna manera, las horas habían calmado mi malestar.

—Dice que quiere hablar conmigo, que es importante —le dije a Álvaro cuando él volvió de la ducha—. ¿Crees que deba hablar con él hoy?

—Creo que deberías pensar un poco —dijo él sentándose a mi lado, seguía con el torso desnudo y mojado y la toalla atada a la cintura—. ¿Por qué crees que quiere darte una explicación? ¿Por qué no está bombardeando a Omar con mensajes? ¿O a Rey? ¡O a mí! ¿Por qué crees que quiere aclarar este asunto solo contigo? Porque créeme, todos le hemos preguntado sobre esas fotos, y a nadie le ha respondido. Al parecer, la única opinión que le importa, es la tuya.

—Porque somos amigos... ¿no?

—¡Porque le gustas, Bere! —Soltó poniéndose de pie frustrado—. Mira, ahora estoy casi, no, es más, estoy seguro que le gustas —soltó él como si se tratara de la única verdad del mundo—. Escucha, tú no lo ves, pero yo sí. Bueno, lo veo ahora.

—¿Qué?

—Si una foto mía, junto con otra chica estuviera en los celulares de los chicos de la escuela, ¿qué crees que sería lo primero que haría?

—Hablar con Sora... creo.

—¡Exacto! —Exclamó elevando las manos al techo como si hubiera conseguido una victoria—. Hablaría con Sora y le explicaría que todo lo ocurrido forma parte de un horrible malentendido. Si Iker tiene la urgencia de hablar contigo, es porque siente que te debe una explicación, que a pesar de que no tienen una relación romántica, él respeta, sea lo que sea eso que ustedes tienen.

Tan inevitable como quererteWhere stories live. Discover now