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»Iker«

No fue sencillo deshacernos de Jason. De hecho, pensé que subiría al auto con nosotros e iría hasta la casa de Hillary, pero afortunadamente no fue así, luego de discutir por milésima vez con su hermana, él accedió a hablar con sus abuelos de nuevo, y decirles que ella no estaba dispuesta a marcharse. No supe de él en toda la noche, no sabía cómo habían reaccionado sus abuelos, tampoco es que lo estuviera esperando, pero enterarme como quedaron las cosas después de momentos tan tensos no me hubiera venido mal.

Esa mañana desperté a la misma hora que despertaba todos los días, cuando el despertador sonó, recordé que era miércoles, lo que quería decir que seguía en suspensión, de todos no pude volver a dormir, así que bajé a desayunar. Mamá y papá ya no estaban y Darwin estaba bebiendo su desayuno a toda velocidad como si alguien lo estuviera persiguiendo.

—Yo te llevaré —le dije—, no te atragantes.

—No es necesario —su tono de voz aun era de molestia.

—Darwin, Larissa se fue ayer, ¿por qué sigues molesto?

—No estoy molesto —dejé mi taza a medio servir y me crucé de brazos—. Bien, tal vez sigo un poco molesto.

—Se quedará en casa de Bere por... no sé cuánto tiempo.

—¿Y en serio crees en que no se harán daño?

—Creo que superaron esa etapa —sonreí—. Eso es agradable.

—Te recordaré tus palabras cuando una de ellas te diga que la otra es una estúpida.

Terminé de desayunar más calmado que de costumbre, aunque admito que solo lo hice para molestar a mi hermano, faltaban solo quince minutos para que la campara sonara y el parecer él tenía una exposición importante sobre la historia de los teléfonos celulares y su evolución a través del tiempo. Me cambié de ropa y finalmente salimos de la casa, él más exasperado que nunca.

Llegamos con cinco minutos a nuestro favor, él bajó del auto prácticamente sin despedirse. No perdí mi tiempo en buscar a Bere o a alguno de nuestros amigos, normalmente a esta hora ya estábamos todos en clase, aun así me quedé en el estacionamiento por un rato pensando en que esta suspensión sí iría a mi expediente, eso no podía significar la perdida de mi beca, pero tal vez sí una reconsideración por parte de la universidad. Maldije entre dientes y volví a mi casa, lo mejor que podía hacer era adelantar tareas, leer con anticipación ciertos textos y estudiar temas que aun no dominaba, no podía borrar la suspensión de mi expediente, pero quería pensar que podía hacerla menos grave.

Durante toda la mañana me entretuve con asignaturas como matemática, física, química y filosofía. Cuando llegó la hora de comer bajé a la cocina y descongelé dos pizzas, una de queso extra y otra de choclo. Pensé en ir a buscar a Darwin pero normalmente volvía solo a casa, o con sus amigos, así que no me preocupé.

Mientras esperaba a que las pizzas estuvieran miré los mensajes que me habían llegado durante la mañana, me prohibí a mí mismo revisarlos porque sabía que me distraería más de lo recomendado y ya no podría volver a las tareas. Sí, de alguna manera quería compensar la suspensión.

»Buenos días, Larissa vino al colegio, no te preocupes, se encuentra bien«

Ese mensaje era de Bere, miré la hora y vi que lo mandó a las ocho y media. No tenía mensajes de Larissa, pero sí mensajes de Omar diciendo que jamás pensaron que el día de estar del lado de Larissa llegaría.

Tan inevitable como quererteWhere stories live. Discover now