CHAPTER 003

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- ¡Peter, adivina qué! - exclama Kimberly cuando su mejor amigo la atiende

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- ¡Peter, adivina qué! - exclama Kimberly cuando su mejor amigo la atiende.

- ¿Qué...?

- ¡Mis padres me regalaron dos boletos para la lucha de Spankdown de UCW!

- ¿Es enserio? - le pregunta Peter no tan emocionado como la rubia lo esperaba.

- ¡Sí! ¿No quieres ir?

- Es que... Tengo que ayudar a mis tíos con unas cosas...

- ¡Es el martes, yo los convenceré!

Peter se queda con un nudo en la garganta al mentirle a su mejor amiga pero dice:

- Ve con Ned.

- ¡Pero tú eres mi mejor amigo!

- Lo siento, Kim, no voy a poder.

- ¿Pasó algo grave con tus tíos? Puedo ayudarlos.

Kimberly se sienta en su cama y comienza a jugar con un hilo mientras escucha a Peter.

- La familia de Flash demanda $2500 dólares por la mano fracturada...

- ¡¿Qué?! - salta Kimberly poniéndose roja. - ¡Ese maldito, hijo de...!

- Mis tíos se enojaron conmigo... Dicen que me tenía que haber controlado.

La rubia no sabe que decir. Peter le ha pegado porque ella lo ha buscado y le pegó primero.

- Ahorraré para ayudarte, Pete.

- Ni lo pienses, este es mi problema, no te preocupes...

La voz de Peter se quiebra. No quiere meter a su mejor amiga en esto. Corta la llamada y se sienta en su escritorio poniendo sus manos en su cabeza. No quiere decirle que Flash lo amenazó para que peleé con el que estaba en el ring. El morocho ya ha aceptado ya que, sino él saldría lastimado. 

Kimberly se pregunta que le pasa últimamente a su mejor amigo. Está más callado y parece estar pendiente de lo que pasa en su alrededor. El lunes en su escuela, ella y Ned lo miran durante todas las clases.

- ¿Entonces vienes conmigo?

- Sí, claro, Kim.

El martes se preparan para ir al Spankdown y Paul lleva a los dos amigos allí. Cuando bajan del auto, Kimberly le da un beso en la mejilla a su padre y él le dice:

- Tengan cuidado, cuiden sus celulares.

- No te preocupes, sabes que me sé defender.

- Adiós, hija, vendré por ti a la medianoche.

Ned también lo saluda y se adelantan a la entrada. El lugar está repleto de gente, la mayoría adolescentes, y los gritos aumentan cada vez más. Qué fabuloso, susurra la rubia sonriendo.

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