CHAPTER 038

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Kimberly está exhausta.

Todavía no podía creer lo que había pasado. Peter llegó justo a tiempo y salvó a su mejor amiga. Flash la recibió en sus brazos con una sonrisa de alivio diciéndole que está en deuda con Spiderman.

Peter se encuentra en shock.

Ha tenido la oportunidad de decirle lo que siente a la rubia, de darle un beso, de por fin expresarse... Pero no se animó. Por un lado, se castiga por no haberlo hecho pero, por otro lado se da cuenta que Flash Thompson estaba ahí y si se acercaba tanto a Kimberly podría recibir un merecido.

Y en cuanto él cayó por el agujero del ascensor, el novio de la rubia se adelantó y gritó al vacío:

- ¿Es verdad que eres amigo de Peter Parker?

Pero, por suerte, no obtuvo respuesta. Kimberly negó con la cabeza.

- ¿En serio?

- Debía intentarlo - se encogió de hombros. - ¿Estás segura que te sientes bien?

- Sí.

- ¿Me das un beso?

La adolescente lo pensó por un momento y lo besa en los labios. Luego de que bajan el monumento de Washington, miles de reporteros, bomberos y policías se encuentran allí. Los revisan a todos y verifican que estén sanos y salvos. Y sale en las noticias que Spiderman ha salvado a un grupo de estudiantes. Kimberly se pone en puntitas para buscar a su mejor amigo entre la gente y lo ve también buscándola. Los dos se quedan mirándose unos segundos y corren para darse un abrazo.

- No vuelvas a hacer eso nunca más, Peter Parker - le dice ella entre sollozos, ni puede creer que le ha hecho tanta angustia.

Peter no responde, solo la rodea con sus brazos, atrayéndola más a él y sintiendo su cuerpo y su aroma delicioso. Kimberly cierra los ojos e intenta que no se le vean las lágrimas que caen por sus ojos. Aunque se ha enojado con él por haberla dejado sola en una misión tan importante, también se ha preocupado y ha tenido miedo a que le pasara algo.

Después de lo que parecieron dos minutos, ambos se separan y el morocho rompe el silencio:

- Lo siento... Yo no quería que te lastimaras, ni que te ocurriera nada malo... Fui un tonto, lo sé, pero lo hice porque te quiero demasiado.

- Sí, fuiste un tonto - afirma ella con una sonrisa de costado. - Pero ya está... No quiero discutir.

- ¿En serio? ¡Pero si a ti te encanta!

Kimberly se muerde los labios y dirige su mirada a Peter, quien se queda observandola con los ojos iluminados.

- ¿Ganaron?

- Sí, Michelle nos hizo campeones.

Silencio nuevamente, en el cual a Kimberly le late el corazón a toda velocidad... ¿qué le está pasando? Nunca se había sentido nerviosa alrededor de su mejor amigo.

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