CHAPTER 055

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Kimberly llora mientras se tapaba la cara. No puede seguir cantando, no puede seguir escribiendo letras dedicadas a su mejor amigo, no puede con este sentimiento que lleva dentro hace cinco años. Se castiga a ella misma ya que piensa que podría hacer más que deprimirse y sollozar por los rincones, nunca ha estado tan débil en su vida. Pero es lo que siente, siente un gran vuelco vacío, lleno de aire, con personas que le hacen falta en estos momentos.

- Hasta a mí me hiciste llorar - habla alguien detrás de ella.

La rubia se gira con los cachetes colorados y ve que Steve está apoyado contra el marco de la puerta, observándola con los ojos llenos de lágrimas. El hombre no hace nada por ocultar sus sentimientos y deja que algunas lágrimas más caigan por sus mejillas.

- No te prohíbas ocultar lo que sientes, Kimberly - le dice el Capitán, acercándose lentamente. - Todos estamos tristes. Ha pasado tiempo, lo sé, pero nada es como antes.

Kimberly llora más y más. Steve coloca una de sus manos en el hombro derecho de la adolescente, contándole:

- ¿Recuerdas esa vez que te fui a buscar a Queens? - ella asiente sin mirarlo. - Pues yo también. Te venía observando hace días para saber si podía reclutarte en los Avengers. Y me convenciste; pero además de tus poderes, por tu forma de ser. Tan determinada, decidida y fuerte. Me enseñaste muchas cosas durante estos años y no me voy a arrepentir jamás de haberte elegido.

Kimberly alza la mirada y una sonrisa sale detrás de toda esa tristeza. Se incorpora para abrazarlo con fuerza y él también la rodea con sus brazos.

- Tú me enseñaste que las cosas que sentimos hay que gritarlas, que en los momentos más difíciles hay que sonreír y mantener el optimismo y, sobre todo, a confiar más en mí mismo.

- Gracias, Steve - le agradece, separándose de él y mirándolo. - Creo que nunca te lo había dicho pero tampoco quiero perder la oportunidad de decírtelo... Eres mi ídolo. Siempre lo fuiste. De pequeña, mis padres me regalaron una figura de acción tuya y yo armaba historias de aventura... - de tan solo recordarlo, se le cristalizan más sus ojos. - Y aquella vez que te vi, junto a Peter, luchando con los Avengers en 2012, no dudé ni un segundo en que yo quería convertirme en una heroína y persona como tú.

Steve se limpia las lágrimas y sonríe tiernamente.

- Yo también te admiro, Kim, mucho.

Luego, Kimberly se cambia con unos jeans y una chaqueta cómoda, se hace dos trenzas en su cabello y va en busca de su hermana menor para llevarla a la casa de Tony Stark.

Ninguno de los Avengers sigue en comunicación con el multimillonario, solo ella. Cree que es porque Tony también la ha ayudado muchísimo estos años pero él fue capaz de proceder y formar una familia. Y eso, a Kimberly la hace muy feliz.

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