Kimberly Danvers, hermana de la famosísima Carol Danvers también conocida como Capitana Marvel, se queda sola en la tierra luego de la explosión de la gema de espacio. Atrapada en sus poderes de electricidad, pasa 18 años congelada.
Salvada por Pet...
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- Me prometiste que saldríamos hoy.
- Sí, y saldremos pero elegiremos la película juntos esta vez - me dice Kimberly a Flash cuando están caminando por los pasillos de la escuela al próximo día. - Porque si la elijo yo es muy de terror y si la eliges tú es muy romántica.
Flash le sonríe con los ojos enamorados.
- Está bien...
Kimberly se da cuenta que su novio se queda mirándola, sin apartar los ojos de ella. Ella se tapa la cara, da una vuelta y ríe. Pero el rubio sigue en su postura y Kim se pone roja.
- ¡Basta, Flash! - exclama tomándolo de la cara y acercándose a él. - ¿Por qué me miras así?
- Es que eres la persona más linda que conozco en la faz de la tierra...
- ¡Ay, qué exagerado eres!
- Nop, no lo soy - niega él, tomándola por la cintura y atrayendola hacia él. - Solo digo la verdad.
- Tú eres hermoso - le confiesa.
- ¿Ah sí?
- ¿Me estás embromando? - larga una carcajada y rodea su cuello con sus manos. - Sabes que te quiero demasiado y que eres bellísimo...
- Por fin me has dicho algo muy cursi como las películas que me gustan.
- Deja de hablar ya...
Lo besa de forma dulce sin soltar su cuello y Flash sonríe en el transcurso de él. Y le da otro beso que hace que ella quiera más. Pero, a la vez, se ubican porque están en la escuela. La rubia ríe y lo mira de forma soñadora.
- Bueno, dejemos más besos para hoy a la tarde, por favor... - le dice ella, con las mejillas ardiendo.
- Solo uno más...
Junta sus labios con los de su novia para apreciar un último beso. La campana suena y hace que los dos vayan a su clase. Se saludan con la mano y Kimberly se prepara para si clase de química. Peter está sentado junto a Ned. Parece que se encuentran hablando de algo importante ya que Ned no para de susurrar y mirar alrededor.
- ¡Hola, chicos! - los saluda, feliz, pero observa que ninguno le responde. Apoya sus manos en la mesa y se muerde los labios. - ¡Oigan, estoy aquí!
- ¿Entonces te mordió esa araña en los laboratorios? ¿Puede morderme? Pero debió dolerme, ¿verdad? Igual dejaré que me muerda...
El corazón de Kimberly golpea contra su pecho de forma brutal y pestanea varias veces.
- ¿Pones huevos? ¿Escupes veneno? ¿Puedes llamar a un ejército de arañas?
