CHAPTER 059

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Nadie se espera que pasará luego de colocar las seis gemas en un guante de la armadura de Ironman. Nadie, absolutamente nadie.

Es hora de elegir quien va a sacrificarse para manejar el guante y chasquear los dedos. Y obviamente el primero que se ofrece es Thor.

- Yo lo hago, amiguitos, tranquilos - dice, avanzando hacia el guantelete.

- ¡No! ¡No! ¡No! - comienzan a gritar todos con desesperación.

- Espera, Thor - lo detiene Steve. - Todavía no hemos decidido quien se va a poner esa cosa.

- ¿Por qué yo no? ¿Acaso no soy la mejor oportunidad?

Kimberly se muerde los labios.

- ¿Y por qué tu sí? - le pregunta al dios y no le importa quedar como una adolescente desafiante.

- Porque yo soy el Avenger más fuerte y la responsabilidad debe ser mía.

Empiezan a discutir entre todos mientras Bruce los observa de un costado. Tony toma de los hombros a Thor pero él empieza a sollozar.

- Por favor, Tony, déjame hacerlo... Déjame hacer lo correcto, déjame ayudar...

- No es porque no creemos que tú eres el indicado, es porque ahora no estás en condiciones - le explica el morocho, pacíficamente.

- ¿Y qué es lo que crees que está corriendo por mis venas justo ahora?

- ¿Queso cheddar? - inquiere Rhodey y la rubia niega con la cabeza, divertida.

- No - Thor revolea los ojos. - Rayos.

Silencio. Al fin, Bruce decide hablar:

- Los rayos no te van a proteger... Tengo que ser yo.

Los Avengers se quedan mirando a su amigo con el ceño fruncido.

- Vieron lo que las gemas le hicieron a Thanos, casi lo matan. Ninguno de ustedes sobreviviría.

- Tal vez, yo podría - suelta Kimberly de repente. - Mis poderes provienen de la gema del espacio, puede funcionar.

- Ni lo pienses - contestan Steve y Tony al unísono.

- Déjenme intentarlo al menos.

- Un solo intento y puedes morir - continúa Ironman, preocupado. - Eres una adolescente y tienes demasiado por vivir.

- Tengo cuarenta años - se queja ella.

- No vamos a arriesgarnos de igual forma - le dice el Capitán. - Prometimos cuidarte y no dejaremos que nada te ocurra.

- Pero...

- Estás en nuestro cargo, Kim, no puedo permitir que te lastimes. Y sí, sé que eres muy madura y muy poderosa, que has cuidado a tu hermana durante estos cinco años, pero... - Steve la mira con cariño. - No te dejaré. No insistas, por favor.

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