Capítulo 34

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De todos modos terminaron molestandome. A Miguel y José Ángel no se les escapa nada. Fueron como el espejo que no ví cuando salí está mañana. Hicieron que lo de la camisa en el bus pareciera algo insignificante. Con decirles que hasta me puse una media azul y una verde es suficiente.

Tenía pensado pasar por la discoteca al salir de aquí, pero ni loco voy a andar por allí tan desareglado. Así que en lo que me hartaba un buen plato de comida y me echaba tremenda pinta se fue oscureciendo el cielo. Cabe destacar mi extrema flojera y un muy mal presentimiento. Créanme que a cualquiera le quita los ánimos ver la horrorosa cara de Marcos. Sobretodo por la cara de culo que siempre trae.

Camino por la discoteca. Los tipos de la entrada ya deberían de conocer mi nombre ¿No?, Que fastidio es hacer todo ese proceso para entrar aquí como todos los demás. Me parece muy raro encontrarlos en un círculo confidencial en uno de los rincones más alejados de la gente y me dejo llevar por el instinto al hacer la siguiente pregunta.

- ¿Qué ha pasado?- aquí huele a problemas.

Marcos parece un poco alterado y su Tío ("Jonás" creo que se llama) lo mira como si acabara de darle un buen sermón mientras que el otro chico también unido a la conversación se rasca la cabeza apenado, como si le pareciera incómodo el momento.

- ¡Ariam!- el rostro duro de Jonás se relaja al verme llegar- Pues eso es lo que intento saber ¡Qué coño ha pasado!- se gira hacia Marcos volviendo su aspecto molesto.

- ¿Y tú qué estás haciendo aquí?- pregunta Marcos hacia mi persona con un ligero tono de disgusto.

- Paseando- digo divertidamente chocante para molestarlo, pero al momento me arrepiento. No sé. Tal vez fue incómodo. Un mal momento para bromear. Al menos si logré molestarlo.

¿Pero qué quieren que haga? Así soy yo. Aunque serio y frío en sus momentos, hasta bien pinche amargado si se me da la gana. Supongo que soy muy cambiante.

- Lo que intento saber es cómo carajos se dejaron quitar la cocaína- dice Jonás entre dientes.

- ¿Podemos hablar de esto en otro lugar?- dije mirando alrededor para que fueran conscientes de la cantidad de gente que hay aquí.

Jonás siguió la dirección en la que miraban mis ojos entendiendome la perfección para luego asentir y empezar a caminar en una dirección desconocida para mí.

- Síganme- lo escucho decir, con una inquebrantable seriedad.

Caminamos todos detrás de él siguiéndole por un oscuro pasillo. El lugar es bastante grande en realidad, y yo lo único que sé hasta ahora es lo que conocen todos los demás: dónde encontrar el trago (que era bastante obvio apenas entrabas), dónde estaba el desmadre (apenas llegabas ya tus oídos eran golpeados por la música y tus ojos veían el desmadre y las luces moverse a lo loco, y claro con las mesas pegadas a la pared para que queden en el centro la gente bailando), y lo último que todos sabían era dónde coger y eso era en los cuartos de arriba, y aquellas escaleras estaban cuidadas por un tipo de traje negro que no dejaba subir a nadie porque obvio arriba es una zona VIP, más privada pues. Y sé qué debe haber montones de pasillos con salas privadas como en la que acabamos de entrar, qué mi ser no ha explorado ni explorará. Aún.

Entramos a un cuarto tranquilo sin luces de colores, fui el último así que cerré la puerta de madera detrás de mí. Me senté siguiendo a los demás en un sofá de color blanco posicionado elegantemente alrededor de una mesa de cristal en la que Jonás dejó una botella de whisky sirviendose unos tragos. Se notaba que lo necesitaba, ya saben, para bajar el estrés. Yo por mi parte quise mantenerme sobrio, quiero pensar con cabeza fría en estos momentos.

¿Cómo así de que se dejaron quitar la cocaína? Es un error de principiantes, y yo no trabajo con principiantes. Si esto es tan grave como pienso no me van a quedar ganas de negociar con novatos e inevitablemente eso me conlleva a tener una charla con Esteban.

Lo que preferiría evitar.

No me gustan los errores, pero intentaré darles una oportunidad.

- Y bien, ¿Qué esperan?- habló Jonás.

- B-bueno, señor Jonás- se relamío los labios el pelirrojo amigo de Marcos- Nos engañaron.

Esto cada vez suena más ridículo.

- Lo qué pasó fue que estábamos en nuestro lugar, y se acercó una chica que ya nos había...- explicaba muy rápido Marcos cuando fue interrumpido.

- ¡No lo puedo creer! ¿Se dejaron robar por una chica?- Expresó Jonás.

Canturrie en la mente; al parecer alguien aquí es machista.

- Déjame hablar, maldita sea- se quejó Marcos con impaciencia- después que nos pidió, ella esperaba, lo tenían planeado, esperó a que sacara la coca y allí apareció el otro y ella me puso contra la pared y un cuchillo sobre mi garganta. Fue porque baje la guardia sacando la coca. Y todo fue muy rápido, ellos estaban hasta la madre y se movía inquieta con ese maldito cuchillo en mi garganta ¿Qué demonios podía hacer?

Jonás se echó un trago a lo que yo me incliné hacia el frente con una mirada pícara por la idea que se me acababa de ocurrir.

- ¿Y qué piensas hacer?- le pregunté a Marcos mirandolo directamente a los ojos.

- ¿Cómo que qué pienso hacer?- le mantuve la mirada sin quitar la picardía en mis ojos y él al no conseguir respuesta de mi parte sacó un rollo grande de billetes- ni siquiera se robaron tanto, vendí más de la mitad.

Escuché un suspiro de alivio por parte de Jonás y como entendí perfectamente en cómo veían las cosas negué con la cabeza.

- ¿Y ya? ¿Lo van a dejar así?- los tres me miraron extrañados y hasta Jonás me frunció el ceño.

Están bien mal, en serio no entienden nada.

- ¿Acaso quieres que los matemos sólo por un poco de coca?- preguntó el pelirrojo arrugando la frente.

- No. Claro que no. Pero no estaría de más darles una lección- me expliqué.

- Ve al grano, Ariam. ¿Qué es lo que piensas?

- Miren, ¿Cuánto tiempo llevan en esto?- tengo mucha paciencia pero hasta mi paciencia tiene un límite- Esto puede que no parezca grave, pero sí es bastante grave, señores. Si lo dejan así ¿Quién les garantiza que no va a volver a pasar?

Lo que quiero es que se hagan respetar en las calles, y más aún cuando se viene un cargamento de metanfetamina. Imagínense que lo dejen así, y luego se corra la voz, pues dirán "No, ¿Quienes son estos? Para que pagar si se las podemos robar y no nos harán nada"

- Aaa... Creo que empiezo a entender- sonríe el pelirrojo con malicia.

Miré a Marcos con picardía y una mirada que lo decía todo esperando una respuesta por su parte hasta que por fin asintió al igual que Jonás quién se mostraba evidentemente sorprendido ante mí.

Sin mediar más palabras nos levantamos y salimos de allí, sintiéndome Bruce Wayne de día y Batman de noche por la doble vida que tenía, apunto de participar en algo que podría terminar con la muerte de alguien.

Bipolar© [Completa✔️]Where stories live. Discover now