Capítulo 48

759 86 14
                                    

Marcos me lanzó una mirada lasciva sin darme mucha importancia, ya con todo lo que caminamos esta tarde y mientras corríamos por los techos podemos familiarizarnos un poco. No es necesario hablarnos, ambos sabemos que le daremos una amigable visita a nuestra querida amiga Bayolet. Lo que de verdad me sorprendió fue que el pelirrojo decidiera no acompañarnos, pensaba que era buen amigo de Marcos, tanto así que nunca pensé que lo dejara sólo. Me decepcionó un poco.

Me gusta el aire importante que se sentía con cada paso, por el camino íbamos llamando la atención, se nota a leguas que no pertenecemos aquí. Tremenda suerte que tengo (que se note el sarcasmo) de que apareciera este animal y me hiciera sobresaltar en medio de la calle, provocando la risa de un par de señores que acaban de comentar algo acerca de unos locos que pasaron causando un desmadre y tumbando varios contenedores de basura en la persecución de anoche y que por eso tenían que barrer. Odio cuando voy caminando por la calle con un flow violento y me ladra un perro.

- ¿Y cuál es el plan?- pregunté.

- No lo sé.

- ¿Estás hablando enserio?

- ¿Tú qué crees?- me mira con una ceja levantada.

Si, el muy idiota está hablando enserio. No sé porque no me sorprende.

- ¿Y entonces qué piensas hacer?- no parece pensar en nada.

- No lo sé.

Cálmate Ariam, respira, respira. La inseguridad tan calmada de sus palabras me hace pensar si en realidad fue buena idea venir desde un principio, pareciera como si seguirlo significaba caminar hacía tu muerte, donde cualquier cosa puede pasar y nada es seguro que pase. Y hay que aceptar que te vale mierda tanto el mundo como tú propia vida, porque acabo de desperdiciar mi oportunidad de volver a casa por esta locura. Y aún así, siento estar haciendo lo correcto.

- ¿Es aquí, verdad?- pregunté para rectificar y que asintiera me dió total seguridad.

Definitivamente esta es la puerta principal que nos conducirá a Bayolet y a quién sabe que. Al estar a punto de tocar notamos que la puerta ya estaba abierta, nos miramos entre sí, cómo si en mínimo de segundo se pudiese aclarar todas las respuestas de nuestra confundida expresión con sólo una mirada curiosa. Y es que sólo podemos escuchar un débil e insistente llanto al interior del lugar, y muy mal presentimiento junto a unas desesperantes ganas de actuar parecieron afectar al chico a mi lado, quién con el exagerado gesto de una patada terminó de abrir por completo la puerta y al verlo entrar tan imponente me hizo querer tragar saliva.

Un torbellino de sensaciones se me revolvió en el estómago, intenté ignorar ese sentimiento y lo seguí, sin saber en realidad en lo que me estoy metiendo. No es correcto meternos en lo que no nos concierne, aún así no puedo arrepentirme de lo que estoy haciendo. Es algo muy contradictorio, a veces parezco tener una interminable batalla en mi cabeza. Nunca sé quién gana, nunca sé quien pelea.

Marcos y yo rodeados de un catastrófico desorden en medio de la sala miramos con horror y espanto a la mujer en el suelo, acurrucada en una ezquina con el imparable movimiento de sus brazos, sollozaba desesperadamente hasta que con horror me di cuenta que aquél bebé no emitía llanto algúno. Me cubrí la boca en un gesto inconsciente, no puedo alejar el espanto de mis ojos, no pensé, ya es muy tarde ¿Lo pude haber evitado? Nunca lo sabré.

- ¿Donde está Bayolet?- preguntó Marcos siendo lo único que le importaba en ese momento.

La mujer en el suelo levantó la cabeza lentamente, como toda una psicópata, sin dejar de observarnos de aquella manera levantó su brazo lentamente y apunto un dedo hacía las escaleras. Otra vez sentí esa mezcla amarga de emociones, y corrí. Pensando en lo peor. Intentando llegar tan rápido con la desesperación que se siente al correr en un sueño. No puedo parpadear, no puedo dejar de mirar todo con horror. No puedo ser consciente de mis acciones cuando lo que me impulsa es el sentimiento antes que la idea pueda ser procesada en mi cerebro.

Estuvimos a punto de pasar de largo por aquel pasillo, pero entonces me percaté de que Marcos se detuvo de golpe y volteé hacía él con el sonido de una cortina rosada deslizándose de un manotazo, ese fue el último golpe mental para quedar completamente paralizado.

Aquel mastodonte asqueroso estaba a horcajadas sobre Bayolet mientras ella lloraba, la sola imagen me hizo retorcer los labios del puro asco. Maldito cerdo asqueroso.

- ¡No volverás a tocarla nunca más!- gritó Marcos sorprendiendo a aquel hombre en el repugnante acto de una violación.

Marcos estando rojo de la rabia lo lanzó hacía atrás y Bayolet emitió un grito de dolor cerrando sus piernas e intentando cubrirse. Marcos es impulsivo, sin duda alguna, pero lo que me sorprendió más ante aquel impulso fue su expresión. Con su rostro rojo de la rabia y un aspecto demasiado despreocupado apretaba su mandíbula con las lágrimas amenazando con desbordarse de sus ojos grises, nunca imaginé verlo en ese estado, descargando golpes imprudentemente sobre un rostro confundido. Que sin duda alguna se lo merece sin importar las consecuencias.

Terminamos nuevamente en la cafetería de hace un rato. No pude evitar cederle mi camisa a la niña cuando intentaba cubrirse mientras que se cubría los oídos y mientras Marcos golpeaba a su padre. A la final Marcos logró con facilidad sacarlo a patadas a la calle y aquel hombre cobarde salió corriendo en cuanto Marcos soltó dos disparos con una advertencia "No quiero volver a verte nunca más" le dijo, y con lo enojado que estaba me sorprendió que no lo haya matado.

Bayolet come su Hamburguesa incapaz de levantar la mirada, y una vez más la señora detrás del mostrador nos dedico una mirada curiosa y llena de extrañeza, sobretodo a Marcos, quien aún tenía sangre en los puños apretados y en su ropa. Ya sé lo que se estarán preguntando ¿Y el bebé? Pues estaba tan débil que ni siquiera tenía fuerzas para llorar, sentí una poco de lástima. Y así no va a sobrevivir mucho. Y por eso antes de volver termine vaciando mis bolsillos ante Bayolet. Si, leyeron bien, Marcos y yo lo gastamos todo en comida. Aquella mujer no hizo más que mirarnos con sorpresa y echarse a llorar, supe entonces qué para ella un «Gracias» no iba a ser suficiente. Aunque todos sabemos que no lo hice por ella.

Bayolet se mostró aún más apenada, pareció recordar algo al ver como iba vestida y me miró instantáneamente.

- Tranquila, te la regalo- hice como si nada y me volteé para irme pero en el fondo no pude evitar despedirme de mi camisa favorita- ¿Vienes?- le pregunté a Marcos.

- En un momento- me respondió-. Me tengo que ir- le sonrió a Bayolet inclinándose a su altura.

Ella levantó la cabeza y lo miró con detenimiento. Y lo abrazo de repente.

Qué romántico.

- No dejes que nadie te vuelva a tocar ¿Entendiste? Y ve bien a quienes elijes por novio, el amor es una mierda.

- Tengo más crush que pantaletas- dijo ella graciosamente con el brillo característico de sus ojos a lo que Marcos emitió una risa Sonora y le revolvió los cabellos.

- Espero ser el primero o me pondré celoso- le dijo algo al oído y le besó la frente para luego empezar a caminar en mi dirección.

Poco a poco y mientras el se alejaba, su sonrisa se fue desvaneciendo, al ser su silueta cada vez más lejos entendió que no lo volvería a ver nunca más. Y así fue.

Bipolar© [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora