Capítulo 37

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Nunca pensé toparme con Marcos esa misma mañana de camino a la universidad. El autobús nos había dejado en la parada a José Ángel y a mí, y a Miguel que lo dejaron en la esquina se nos pegó atrás.

Y ahí estaba, casi choco con él al doblar la esquina por lo que nos detuvimos abruptamente por el impacto, por el asombro. Nos miramos unos segundos, siento que hace lo mismo que yo: recordar. Y es que al ver su cara es inevitable no recordar de golpe todo lo que pasó, y lo cagado que estábamos. Ni siquiera somos amigos, y lo normal es ignorarnos. Pero por esa mínima de segundo me pareció todo muy gracioso, y él alzó una ceja con una mirada muy extraña a lo que yo sólo apreté los labios para no reír. Pero todo mi intento de mostrar seriedad se fue al carajo cuando él soltó una carcajada, y lo peor de todo es que yo exploté también. No pude evitar pensar en lo confundidos que estarían Miguel y José Ángel al lado, pero fue algo que no pude contener.

Fue un momento. Fue tan raro. Es como si estuviéramos soltando todo el nerviosismo de la noche anterior hasta que empezamos a caminar de nuevo, pasando uno al lado del otro sin decir palabra alguna. Y para serte sincero debimos de habernos visto como unos completos locos, y no sé porque en ese momento eso me valió madres.

—¿Qué es lo que acaba de pasar? —Miguel me miraba ahora con una ceja levantada a mi lado y José Ángel se posicionó del otro lado.

—No tengo idea —admití con sinceridad.

—Aquí pasa algo y yo no me entero de nada —opinó José Ángel revolviendo su melena.

—Bueno, es entendible. —Miguel hizo ademán de estar pensando y como si lo hubiera entendido todo me miró muy raro—. Tiene lo suyo. Ojos grises, cabello oscuro, ese aire serio y a veces insoportablemente sensual... ¿Pero es en serio, Ariam? Está algo flaco, te hubieras buscado uno que estuviese bueno al menos.

José Ángel se le quedó viendo estupefacto y luego me señaló con la boca abierta sin lograr pronunciar palabra.

—¿Qué? No, no, no —dije muy rápido.

—Ay Dios mío, que horror —suelta Miguel con un gran pesar.

—¡Ya lo perdimos! —exclamó José Ángel.

Caminábamos por los pasillos de la universidad y aquí la gente es muy chismosa y ya empezaban a mirarme, joder.

—¡Qué no, que no! —Hice algún tipo de gesto exagerado con las manos—. No es lo que están pensando, en serio.

Pero ya habían agarrado la cosa para juego, y así estuvieron todo el día ofreciéndome su apoyo y diciendo que lo entendían, que no debería de avergonzarme. Son unas mierdas en serio. Pero admito que sin ellos mi vida sería más aburrida. A decir verdad sólo en cierta parte, pero la parte más importante, porque mi doble vida exige soportar un gran exceso de adrenalina ¿Saben a lo que me refiero, no? Es como pertenecer a dos mundos completamente diferentes.

Acabo de entrar a la discoteca, no sin antes pasarme por el departamento y meter la Beretta M9 junto con las bolsitas de cocaína en mi mochila, porque claro, a eso vengo; no me pienso quedar con eso. Confieso que no soy ningún santo, no es que mi conciencia me torture por guardar cocaína debajo de mi cama, cargar una pistola o vivir de dinero «sucio». Porque hasta yo tengo mi propia pistola. ¿Qué? ¿Por qué se sorprenden? No me juzguen. Claro que voy a tener mi propia pistola, otra cosa es que no la cargue todo el tiempo. Desde hace mucho decidí alejarme de esa vida, pero es algo que te persigue, parece que esa no es mi elección. Pues todo está destinado a que continúe con el legado familiar.

Por algo dicen que la única manera de salir de esto es la muerte.

—¡Eh! ¡Muchacho! —Jonás pone su mejor cara de alegría al verme y me recibe con dos palmadas sobre la espalda—. ¡Marquitos me lo contó todo! Debo admitir que estoy sorprendido ¿De dónde te habrá sacado Esteban?

Le respondo con una sonrisa. Al parecer sí eran ciertas mis suposiciones, no deben de tener ni idea de que soy el sobrino de Esteban y posiblemente el que diriga una gran organización algún día. No desconfían de mí en lo absoluto, y ni yendo con el mejor investigador privado lograrán conseguir alguna información sobre mí.

Buena jugada Esteban, buena jugada.

Y a todo esto que Marcos esté hablando bien de mí me parece poco creíble ¿Será el fin del mundo? ¿En qué año estamos? ¿Nos invaden los extraterrestres? Contuve mi risa tras una expresión impasible, sé que exagero pero en serio hay que pintar una raya en el cielo.

Marcos es del tipo de persona que les escupen a los aviones, seguro que sí. Siempre logra sorprenderme.

El lugar está cerrado, por lo que tenemos la suficiente privacidad para expresarnos libremente. Y después de entregarle la coca y de insistirle que yo no iba a hacer nada con eso, nos pusimos a charlar un rato hasta que por su repentina expresión de seriedad deduje que lo que estaba a punto de decir era algo muy serio.

—Por cierto Ariam —dice sirviéndome un trago —prepárate. Porque este sábado se viene un cargamento entero de metanfetaminas.

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Nota del autor: ¿Marcos y Ariam harían bonita pareja? 😂😂😂

Que buenos amigos son Miguel y José Ángel xD

¡¡Por fin se viene el cargamento de metanfetamina cruzen los dedos!!

Pues todos sabemos que esas vueltas son peligrosas... 😕

Me despido con un golpecito en el hombro!! Espero que hayan disfrutado del cap 😛

Aria. D

<3

Bipolar© [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora