Bipolar© [Completa✔️]

Capítulo 35

Caminamos unas cuantas calles, noté lo nervioso que se puso el pelirrojo ya que el chico se empeña en hacernos dudar sobre lo que planeamos hacer con insistentes preguntas que aumentan cada vez más su propio nerviosismo, lo que me lleva a suponer estamos muy cerca. Marcos explota en un ataque de impaciencia, plantando su cuerpo a escasos centímetros frente a él con mirada de pocos amigos.

—Si estás cagado sólo dilo y lárgate de aquí, de otro modo nos vas a estorbar —expresó con firmeza.

Porque sí, Marcos tiene lados de descontrol, debilidad y seguramente una cantidad de facetas que no conozco de él, pero algo si es seguro, y era esa madurez que refleja en situaciones que lo ameritan. Aunque no lo crean, esa actitud de decir las verdades tan directas y sin pelos en la lengua y su manía con lo sarcástico de su personalidad era lo que me irritaba de él. Sí, porque en discusiones ambos teníamos muy buenos argumentos, y ese ego orgulloso de quedarnos siempre con la última palabra. Resulta difícil admitir que si le quitamos lo imbécil y le sumamos mi inteligencia se podría hasta decir que es igual a mí, pero ni volviendo a nacer se le quita lo imbécil. Pobrecito.

—Lo siento —se disculpó el chico, sin desviar la mirada para no mostrar inferioridad.

Podría jurar que hasta le tiemblan las manos y que en realidad Marcos si que lo intimida, pero no me parece un aspecto relevante como para prestarle demasiada atención.

Nos detenemos en una esquina y me fijo en la misma dirección que sus miradas. A la distancia se encuentra un grupo de personas en distintos lugares esparcidas como cucarachas, las calles están desiertas a excepción de ellos y a pesar de estar metiéndose cosas por la nariz mantienen su extraño y confidencial silencio. Ya saben, esos grupitos que te encuentras por las calles; la típica pareja recostada en el lado oscuro un poco alejada del ancho callejón metiéndose manos y besándose sin vergüenza alguna, un par de sujetos inquietos y un grupito de tres vagabundos hablando quién sabe que cerca de un barril al que le prenden fuego por dentro para dar calor y en el que a veces queman cosas. Los tres miramos hacía el lugar en el que se juntan locos a hacer cosas ilegales hasta que Marcos golpea un hierro contra mi pecho entregándome algo y no fue hasta tenerlo en mis manos que me dí cuenta era una pistola.

Que ironía, mi enemigo pone un arma en mi mano.

Sí, una Beretta M9 sin número de serie, en mis manos. La verdad este modelo me enredó mucho cuando me tocó aprender, pues porque hay varias versiones. Mejor dicho, muchísimas versiones sobre la pistola Beretta, y siempre he confundido a la Beretta 92 con la Beretta M9 ¿La diferencia? Simple. Son el mismo modelo de pistola, la Beretta 92 fue creada en Italia sólo que los gringos le pusieron M9 nada más cómo por darle una clave en lo militar, básicamente es la misma pistola sólo que el término M9 se lo dieron en las fuerzas armadas de USA, cómo sucedió con el AR-15/M-16 de la era de Vietnam.

No sé porque de pronto me pongo a pensar tanto en ello, pero a pesar de que yo siempre pensaba que en USA sólo le habían cambiado el nombre luego fue que descubrí que si tenían algo de diferencia, pequeños detalles, nada más. "Mejoras" tal vez.

¿Cómo es que sé tanto de pistolas? Recuerden que crecí entre narcotraficantes.

Y lo otro que descubrí después es que si seguía pensando en mierdas como éstas me quedaría atrás porque ni siquiera noté cuando Marcos y el otro chico empezaron a caminar.

—¿Sabes cómo usar una de esas, verdad? —preguntó Marcos sin dejar de mirar al frente mientras camina.

¿Qué si sabía usar una pistola? La pregunta me causó cierta gracia.

—Soy guardaespaldas ¿No? —decidí responder y fué como si le recordara un hecho.

Al momento que nos acercamos al lugar dos personas que estaban muy concentradas en sus risas y en inhalar droga nos detallaron de pies a cabeza con horror, el muchacho se percató primero que la chica y luego a ambos se les fue el humor al suelo.