Capítulo 69

691 57 33
                                    

No estaba preparado para lo que sucedió esa mañana, y agradecí que Ariadne tenga la manía de desaparecer mientras duermo.

Por primera vez, de tantas veces que le dije adiós, al fin me iba.

Había quedado con Giselle en la mañana, apenas abrí la puerta era casi real el humo que brotaba de sus orejas, su mirada indiferente. Entonces recordé que he estado ignorando todas sus llamadas la noche anterior y creo que estoy a punto de meterme en un buen lío.

- ¿Qué estabas haciendo?- fue lo primero que salió de su boca.

En realidad, las mujeres son fáciles de comprender. Sólo tienes que escuchar, y estar allí para hacerlo siempre.

Ajá, si, que bonito. Pero ¿Ahora yo que escusa me invento?

- Nada en especial.

Si les soy sincero no me gusta sentirme presionado, ¿A quién demonios le gusta ser interrogado? Y créanme, a mi me han interrogado bastante.

Encurvo su boca hacía arriba y asintió levemente, tragué saliva y humedecí mis labios antes de hablar.

- Ya te pedí disculpas está mañana apenas me levanté. No me hagas volver a repetirlo- pasé mi mano por la cara, pudo parecer un gesto de cansancio o fastidio pero en realidad sólo quería ver si no tenía lagañas o algo en la cara.

- Olvídalo.

- Olvidado- respondí al instante.

Y no se habló más del tema, aparentemente. No se volvió a mencionar nada de aquello, claro que, casi se me sale el jugo por la nariz al verla con mi pistola.

Si, Giselle tenía mi jodida arma en su mano. Miren el lado bueno; no estaba cargada.

Me he quedado como una estatua fotografiada con la boca llena, tanto silencio era preocupante. Dejó el arma en la cama sin mirarme ni una sola vez. Contemple desde la puerta, busqué su expresion. El miedo en sus ojos me decepcionó, espero que no sea por mi, espero que la razón de que no ha volteado a verme sea porque me tiene miedo, espero que no sea así.

Tragué grueso pero no sólo por la comida en mi boca, empecé a sentir una sensación extraña en la garganta. Tanta quietud, hace un momento todo estaba bien incluso compartiríamos el desayuno, y ahora, ahora su expresion me decía que nada de eso volvería a pasar.

Estaba a punto de perderla por callar algo que no podía contar.

- Espera Giselle, por favor déjame explicarte- traté de sonar calmado pero aún así se nota la desesperación en mi voz, estoy seguro de que podría encontrar las palabras adecuadas para decírselo- no te marches así.

Cuando aún sin mirarme a los ojos la vi caminar hacía la puerta, la vi apretar los labios cuando pasaba junto a mi, aún sin mirarme.

Hay algo que aún no le he dicho, pensará ella. Y de verdad quiero decírselo aunque no pueda. Me frené a mitad de la sala apretando los puños al recordar y tener en cuenta los susesos en mi vida, que no puedo permitirme tener una relación por eso, no puedo. Trago grueso.

¿Quién dice que no puedo?

Ya empiezo a contradecirme a mi mismo. Por esto siempre he estado solo, es lo mejor. No podría imaginar que haría si le pasara algo a ella por mi culpa, o si lejos de mi estaría mejor.

A unos pocos metros de mi estaba ella junto a la puerta de mi departamento.

Y pensé, ¿Qué pasaría ahora sí la dejaba marcharse? Si esa es su decisión.

- ¿Por que, Ariam?- preguntó.

Sentí la boca seca, me humedecí los labios y me provocó una sed inmensa. ¿Dónde están las palabras con que dije poder explicárselo?

Bipolar© [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora