Capítulo 63

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Lo que pasó a continuación fue la penosa escena de una enana tratando de quitarle la llave a un joven tan alto como yo, que con sólo alzar el brazo, pasarme las llaves por detrás y ponerla a un lado lograba esquivar al duende berrinchudo muy fácilmente. Y ni siquiera soy tan alto, pero para ella, soy un gigante.

- ¡Dámela!

- Son mis llaves, estás loca- bufé.

No sé en qué momento retrocedí hasta la cama y caímos, creo que ni siquiera se dió cuenta de la posición en la que estamos siendo su único objetivo el hacer todo lo posible para tener las dichosas llaves en su poder.

- ¡Las tengo! ¡Te he ganado!- saltó de la emosion pero lo que me preocupó de verdad fue sentir sobre dónde saltó.

Alzaba la llave al cielo contemplándola satisfecha con una gran sonrisa de victoria, mientras, que con la otra mano, impedía cualquier movimiento de mi parte reteniendo mi hermoso y esculpido cuerpo bajo sus piernas.

- Esto es un grave abuso a la privacidad personal- me expresé como si de un abogado defendiendo sus derechos se tratase- ¿Acaso intentas violarme?

Ariadne bajó la mirada, esperé la reacción correcta al verse así misma haciendo de jinete con una mano arriba y la otra haciendo presión sobre mi pecho desnudo. Quedó tiesa, poco a poco y cada vez más roja que un tómate, hasta las orejas. Aproveche la conveniente distracción por su parte, quité su mano para poder sentarme y puse la palma de mi mano sobre su espalda, claro que, la posición en la que estámos ahora es aún más insitante que la anterior. Me levanté con ella aún sobre mi con la única intención de dejarla sola en la cama, todo pasó tan rápido que Ariadne aún miraba al techo, completamente roja y acostada sobre mi cama. Yo por otro lado sonreía al frente de la boba que se dejó quitar las llaves con el viejo truco de la incomodidad, balanceando mi mano de un lado a otro, de pie, dejaba escuchar el característico sonido de las llaves.

- No, tu perdiste- sentencié.

- ¡Tramposo!- se sentó el duente berrinchudo rápidamente sobre la cama, resignado a perder.

Y antes de que se volviera a lanzar tras la inútil búsqueda de las llaves la frené colocando una de mis manos sobre su cara y por inercia alejé la mano que sujeta las llaves hacía atrás, bien lejos de la amenaza.

- Tie ofio- la escuché decir.

- ¿Que?

Sentí algo húmedo en la mano y la aparte con una mueca de asco.

- Te odio- repitió.

- Como todo el mundo- solté aire rodeando la cama y sentándome en la cabezera de está- juegas sucio.

- Mira quien habla- sonrió- aprendí del mejor.

Solté una débil carcajada.

- No sé si eso fue un halago o un insulto- enfatice.

- Tómalo como quieras.

Se volvió hacia mi, me miró por tanto tiempo que empecé a divagar entre recuerdos. ¿Que estoy haciendo? A Giselle también le impedía irse de está manera. Y tenía tanto miedo de hacer lo que acabé haciendo: perderla. Ya no encontraba sus buenos días por la mañana en la pantalla de mi celular, ya no hablaba con la misma emosion, ya no tenía un motivo para mis redes sociales si al despertar revisaba todo con la esperanza de un solo mensaje. Y esa desilusión al no encontrar nada, me hacía sentir incompleto. Triste.

Tiré la llave al medio de la cama.

- Si quieres irte, vete. Yo no obligo a nadie.

Y no se fue.

Bipolar© [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora