Capítulo 45

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- Bueno ¿Y ahora que hacemos?- soltó el pelirrojo la inevitable interrogante usando ambas manos en un gesto hacia su entorno.

Hacia la oscura noche y su inquietante silencio, miré a mi alrededor.

- Sea lo que sea, mejor en otra parte. Pues las patrullas aún podrían andar por ahí- le recordé el hecho de que aquí no estamos seguros.

Marcos visualizo las calles, sin decir nada empezó a caminar haciendo el ademán de que lo siguiéramos pero al instante la niña reaccionó levantándose del suelo y colocándose al frente de él para impedirle el paso.

Esa mocosa se está ganando unos buenos cocorrones.

- ¡No, no pueden irse!- exclamó con las manos al frente haciendo que Marcos se detuviera.

- ¿Ah no? ¿Y por qué? Según tú- le dijo Marcos con una ceja levantada, como si la situación y ella le parecieran dos cosas muy estúpidas.

Ella me miró, miró el revólver aún en mi mano. Ah ¿Era esto lo que quería? Le sonreí con malicia y me lo guardé en la cintura para dejarle en claro que ahora es mío.

La observe resoplar con enojo y tartamudear un poco antes de volver a hablar.

- ¿No tienen un lugar donde quedarse, verdad? Yo conozco uno- aseguró tratando de convencernos.

- ¿Y que te hace pensar que confiariamos en ti? No. Pero gracias- dijo Marcos empujándola a un lado para continuar el paso pero la niña se le volvió a atravesar.

- ¡Son las tres de la mañana!- exclamó la niña recordándole el hecho- a esta hora no van a conseguir nada.

- Buen punto- dijo el pelirrojo dando unos pasos al frente y cruzándose de brazos.

Marcos soltó un resoplido, vencido.

- Bien- dijo muy serio- te escucho- hizo ese gesto con la mano para invitarla a hablar.

Ella sonrió, satisfecha.

- Pueden dormir conmigo- dijo, así de simple, y nosotros tres sin entender ni una mierda nos miramos confundidos.

- Hay no, tú estás loca- dijo muy rápido Marcos totalmente convencido y volvió a empujarla como muñeca de trapo para volver a caminar.

En eso todos volteamos hacia la esquina, se aproximaba un vehículo, lo supimos por el sonido. Medio se asomó el auto y ya habíamos entrado en modo alerta, es una patrulla.

- Rápido- susurró Marcos corriendo hacia el callejón delante de nosotros.

Era obvio que habían visto el humo, pero no a nosotros, no aún.

- ¿Por qué también me tengo que esconder si esta es su bronca? No la mi...- decía la enana esa pero Marcos le tapó la boca.

Pues ya estamos recostados a la pared del oscuro callejón, y si esta niña hace ruido nos vamos todos a la verga wey. Inmediatamente me puse a pensar y volteé rápido a lo que continuaba de callejón, porque tenemos que desaparecer de aquí como sea, y esta vez desaparecer de verdad. Esas malditas patrullas nos están pisando los talones.

Los chicos persibieron mi gesto e instintivamente nos empezamos a mover, casi parecía que estábamos conectados, pero lo cierto aquí es que en una situación tan arriesgada como está no nos podemos dar el lujo de quedarnos en un lugar inseguro como este a esperar que nos atrapen. Hay que movernos, y sobretodo, hay que empezar a conocer el terreno. Debe ser por eso que Marcos también jaló a la niña por el brazo arrastrándola junto con nosotros, o también puede ser que no confía en ella y está podría delatarnos. Y es que por sólo ver y escuchar; sabes. Y si sabes; estás dentro. Bueno, o no precisamente "dentro", pero ustedes me entienden.

Bipolar© [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora