Capítulo 67

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Aquella tarde fue Giselle a mi departamento, por suerte logré escuchar sus insistentes toques hacia la puerta, y afortunadamente el trío de locos ya ha desaparecido de mi departamento.

Pero me encontró con una resaca de la puta madre, ¡ja!

Él nunca sabrá lo que es amar, porque no tiene la capacidad de sentir aprecio y menos la certeza de confiar en otro ser.

Totalmente confundido por este brusco acercamiento no logro poder dar ni un solo paso hacía atrás cuando ya siento el contacto de sus labios y su cuerpo demasiado cerca.

Impactado.

Es totalmente impredecible esta mujer. Escucho la puerta cerrarse y sin darme cuenta ya estoy cayendo de culo contra el mueble.

- ¡Lo sabía! Eras tú el que estaba en esa fiesta.

Un montón de signos de interrogación se dibujaron en mi mente y se hicieron manifestar en la expresión de mi rostro, asimilando la situación.

Rápidamente intento recordar los sucesos de la noche anterior, y no recuerdo haber hecho nada malo en realidad, solo no recuerdo haberla visto en dicha fiesta.

-¿Y?- contesté.

¿Que esperaba? ¿Que le pidiera permiso?

Giselle se cruzó de brazos ignorando el momento incómodo, incómodo para ella. No sé en qué momento me había perdonado, pero parece que ya todo volvió a la normalidad.

Eso me alegra.

- Ven aquí- dije señalando los muslos de mis piernas.

Al sentir el contacto con su piel caliente me mordí el labio inferior, por puro instinto, pero Gisselle no se detuvo allí. Siguió avanzando y espere un beso, me preparé mentalmente para uno de esos besos locos como el de hace rato, y me sorprende no sentir el tacto. Nada. Abrí un ojo, y le siguió el otro, intentando descubrir el místerio. ¿Que otra cosa podría hacer una chica tan cerca de mi? ¿Dónde estaban sus labios, a dónde habían ido si no era hacia un encuentro con los míos?

La vista se me nubló de recuerdos. Senti mi estómago revolverse de una manera agradable, una sensación extraña, de calor y fuego.

Sin armas, sin escudo... Me siento totalmente desnudo e indefenso. Al final lo que no puedes cambiar termina cambiandote a ti.

Su aliento tibio en mi cuello. Sus brazos... alrededor, me hundo sobre su pelo, solo para susurrar a su oído una inesperada advertencia que esconde un lejano dolor.

- Yo nunca sabré lo que es amar, porque no tengo la capacidad de sentir aprecio y menos la certeza de confiar en otro ser- si, fue una advertencia.

No soy el hombre calmado que creía ser o que les hice creer, no tengo paciencia. Aunque oculto muy bien mis emociones nunca estaré satisfecho. Creo que a veces soy muy desalmado y no tengo piedad con los sentimientos de otras personas.

- Solo respóndeme una cosa, ¿Me quieres?

- Si, te quiero.

¡Lo escucharon muy bien, señoras y señores! Así es, Ariam Castillo tiene sentimientos.

Acompañé a Giselle hasta su casa, bueno, más bien fue como una escusa porque yo también andaba de salida. Fue un tanto raro, no parecía preocuparle sus padres, quizás no estaban en casa. ¿Pero y su hermana? ¿Tampoco estaba?

Ignoré ese hecho por completo.

- Buen día, señor Jonás- lo saludé con la hipocresía por la que se caracterizaba este hombre.

Bipolar© [Completa✔️]Where stories live. Discover now