🎃|Especial Halloween|🎃

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— Oye... Ariam, ¿Estás seguro de ésto?— repetía por sentesima vez un asustadiso Miguel al caminar por un pasillo sin luces.

— ¿Como fue que nos dejamos convencer?— susurra Jose Ángel con pesadez entre un susurro, al tener el presentimiento de que si alzaba mucho la voz esta llegaría a resonar en cada centímetro del lugar alertando a nuestras sombras.

Sonreí, con el vago presentimiento de que mis demonios sonreían conmigo.

*

— Caminé y caminé, con el escalofrío de una mirada a mis espaldas. Allí, la oscuridad me miraba. Miré hacía atrás, pero no pude ver nada. Lágrimas de terror comenzaron a invadir mis ojos, dejé de respirar cuando una sombra en la pared, la sombra que me copiaba haciendo una distorcionada versión de mi silueta, tocaba continuamente dos pequeños golpes en la pared. Mis ojos se agrandaron, y allí, con mi vestido desgarrado y mis lágrimas haciéndose camino por mis mejillas sucias, la chica de la sombra tocó una tercera vez. Fue lo último que vi— terminaba de relatar Jose Ángel para el miedo de Miguel, que de inmediato se le erizó la piel.

Una vez cortado el suspenso empecé a comer nuevamente muy rápido y para no dejarle a nadie, los Doritos en mi poder, que dejaban cada vez más mis lindos dedos de su mismo color.

La noche de Halloween sin duda alguna es un momento muy especial, es como un cumpleaños no celebrado, es como una navidad oscura. Aquí en Venezuela no lo celebramos, no nos vamos disfrazados por ahí en la calle, para muchos es un día normal. Otros, solo lo usan como medio para decorar sus negocios y aprovechar a vender más. Pero existen personas como Miguel, Jose Ángel y yo. Existen ciertos locos en el mundo, que se compran un carrito entero de chucherías y que se reúnen en el departamento vacío de ese amigo solitario, al que sus padres no van a joder mientras cuentan historias y hacen pendejadas hasta quedarse dormidos.

Mientras José Ángel mantenía su rostro de satisfacción el pobre de Miguel se escondía entre la sábana, solo dejando ver sus ojos verdes y cortos mechones de su alborotada cabellera. En mi habitación estaba el suelo lleno de sábanas y cojines, los tres sentados en el suelo de manera circular escuchábamos el "crash crash" como único sonido en el lugar. Inmediatamente, mis dos compañeros me miraron por igual a lo que yo aceleré mi repetida acción llevándome un montón de Doritos a la boca.

— ¡Dame eso!— salió Miguel de la seguridad de sus sábanas para proteger su comida como si de un depredador se tratase.

— José Ángel, no puedo creerlo, ¿Tú también?— volteamos a mirar a nuestro tercer amigo con la boca llena de papitas.

— ¿Queft?— se escuso este mostrando sus manos con inocencia.

La escena fue tan graciosa que los tres nos reímos como las hienas del rey león sin parar, casi que se nos salía la comida de la boca tragando con dificultad y dejando nuestros ojos llorosos. Miguel renunció a seguir riendo como foca epiléptica y corrió a por agua, nosotros dos de pendejos casi que nos moríamos sin darnos cuenta.

— ¿Saben? Hay un lugar parecido como en el que se desarrolla la historia...— comentó José Ángel mirando al techo como si eso le ayudara a recordar— y está muy cerca.

— ¿Ruinas y casas abandonadas?— preguntó Miguel con mofa y cierto ademán de causarle gracia.

— Si, está a unas calles de aquí. Es una casa en construcción, pero frenaron el proceso dejando a ese gran lugar solo y abandonado. Nadie sabe porque. Se dice que la hija de los dueños tuvo un accidente en ese lugar, no han ocupado la casa y ningún vagabundo se asoma por allá. Dicen que es un lugar espeluznante, y que la puerta, siempre está abierta...

— ¡Perfecto!— interrumpí a José Ángel bajando mi vaso de agua y llamando la atención con el golpe de este contra el suelo— iremos.

Miguel me regaló su mejor cara de espanto.

— ¿Estás demente?— Soltó Miguel, con la misma preocupación que reflejan los ojos de José Ángel.

— Si— sonreí.

Me estiré para buscar mi sudadera. Mientras que José Ángel lo meditaba ya Miguel buscaba con los ojos una escusa o algo de dónde aferrarse.

— ¿Y si mejor vemos una película? Creo que estoy algo enfermo— hizo de estar tociendo.

— Será divertido— alze la voz llena de positivismo y emosion— algo así como una prueba de valor, es casi media noche y más de la mitad de la ciudad duerme, a excepción de los autos que circulan de vez en cuando por las calles. ¿Qué puede salir mal?

— Bueno, yo digo que lo hagamos— dijo José Ángel.

— ¡Eso es lo que quería escuchar!— dejé ver en mi rostro una sonrisa como la de el Grinch ante mis perversos planes, ya volaba por los aires mi aterradora imaginación.

— No, están locos. Definitivamente no, no iré— Se cruzó de brazos decidido.

*

— ¿En qué momento dije que si?— se quejó Miguel jalando un extremo de mi suéter como si se fuera a perder, o con un profundo miedo al tener el pensamiento de que un fantasma aparecería en cualquier momento para jalar su pie y arrastrarlo al más allá.

— Relájate— me zafe de su agarre— quiero ver qué hay en el segundo piso.

Entre las oscuras y nefastas sombras se movían entre la oscuridad tres curiosos jovenes universitarios, en donde por las ventanas no llegaba la luz y en dónde la vieja puerta estaba siempre sin llave, como la habían dejado sus dueños al partir, completamente vacía. No hay escombros, tal vez si mucho polvo y madera vieja de antaño, donde la puerta emitió un feo chirrido mientras entramos, casi el mismo chirrido que sale ahora de las escaleras.

Avanzamos a paso normal con la tenue luz de la linterna, no tenemos prisa, solo una chispa de adrenalina recorriendo la sangre. Toqué el marco del apoyabrazos, sentí una húmeda y viscosa esencia en la pared. Era como si el viento me hablara. Dejé de escuchar a mis amigos, era como si las sombras me observarán. Ni siquiera sabía si seguían allí, la oscuridad se volvió más potente. Arriba, al final, solo pude divisar una puerta de roble oscuro. Miré el pomo, lo giré, como si alguien me respirara en la nuca una fría brisa sopló en mi cuello.

Tras esa puerta una ventana dejaba ver un hilo de luz de luna en medianoche, pero había algo allí adentro. Se sentía. Una presencia putrefacta que le daría pesadillas por toda la eternidad a cualquier chiquillo que osace irrumpir en el lugar. Escuché un movimiento ágil y rápido
dentro de la habitación, un manto oscuro cruzó a través del hilo de luz, en una milésima de segundo. Me quedé paralizado. Hasta que en cierto momento escuché el distinguido "toc toc" entre las sombras.

Alguien emitió un grito.

Era Miguel, que corría cuesta abajo los escalones para correr entre la oscuridad, desesperado, con los ojos abiertos de par en par sin poder visualizar nada, se abría paso con los brazos entre las sombras.

— ¡Miguel espera!— me di cuenta que José Ángel estaba a mi lado, y ahora lo veía alejarse en busca de el chico con complejo de agallas el perro cobarde.

Aunque yo no podía decir mucho, sin darme cuenta ya me habían dejado solo. Apunté con la linterna de mi celular el interior de la habitación, esperando encontrar a un muerto, un monstruo o alguna entidad maligna.

Era un gato.

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¡Boo!

🎃 Jajaja Feliz Halloween!!!

No se vayan sin dejar su voto :3 o escucharán un distinguido "TOC TOC" en medio de la noche xD
Muajaja

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Con mucho cariño,
Aria.D

Bipolar© [Completa✔️]Where stories live. Discover now