Capítulo 43

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—¿Qué fue eso? —preguntó Marcos de golpe.

Después de mirarnos los tres por un segundo volvió a sonar el golpe e instantáneamente miramos los tres hacía atrás. Y no, no es un fantasma. Tampoco es un policía. Aquel sonido proviene del maletero del auto.

Nos bajamos los tres al mismo tiempo sin tener que necesitar palabras, pues se activó el modo alerta y como no se veía nada saqué mi celular y activé la linterna. Caminamos sigilosamente hacia atrás, noté que Marcos nos hacía ese gesto de silencio poniendo un dedo en su boca. Logramos rodear el auto y nos detuvimos los tres al frente del maletero, nos miramos ceñudos, desconfiados.

¿Hay alguien adentro?

¿Pero quién?

De un momento a otro Marcos decidió abrir el maletero e inmediatamente saqué mi arma apuntando a quien sea que fuera lo que saliera de allí. Marcos se echó hacia atrás sorprendido y con una mueca de asco como si hubiera visto cucarachas, el pelirrojo mostró su mejor cara de wtf, y yo quedé congelado con el arma apuntándole al hombre desnudo, un poco gordo y en ropa interior de Rayo McQueen que parecía estar llorando desde hace rato con mocos en la nariz. Hasta creo que se había orinado allí dentro.

Nos miró de pronto ahogando un grito de horror, parecía como si se le fueran a salir los ojos del pánico. ¿Había estado metido allí todo este tiempo? ¿Y desde cuándo?

Salió del maletero lo más rápido que pudo, temblando, sin ni siquiera poder parpadear nos miraba a los tres cambiando de dirección sus ojos continuamente. Apretó su ropa en el pecho, las piernas le tiemblan re feo. Y así sin más, sin decir ni una palabra, salió corriendo como si quisiera alejarse del mismísimo demonio, perdiéndose entre los árboles.
Me dio un poco de lástima imaginarlo metido allí dentro en medio de la persecución, llorando y gritando que lo sacaran de allí, que no quería morir. Y nosotros sin poder escuchar nada. La imagen me pareció un tanto perturbadora.

—¿Pero qué mierda fue eso? —soltó el pelirrojo ahora muy serio.

Bajé lento la pistola hasta lograr meterla nuevamente a la parte trasera de mi pantalón. Eso mismo me pregunto yo ¿Qué mierda era todo esto?

—¿Quién era él? —le pregunté a Marcos al ver que no respondía nada.

—¡Y yo que voy a saber! —dijo por fin, enojado, confundido. Tan perplejo y anonadado como habíamos quedado nosotros.

Y le creí.

Más que todo porque sabía que ninguno tenía cabeza para pensar en ese momento. Tenemos que desaparecer.

—Hay que prenderle fuego a esto —propuso el pelirrojo, como si fuera algo que en realidad había que hacer sí porque sí.

—Tienes razón —asintió Marcos.

Y al parecer los tres habíamos pensado en lo mismo, tenemos que largarnos de aquí. Las patrullas nos deben de andar buscando como locos.

El pelirrojo sacó una caja de fósforos toda aplastada del bolsillo trasero de su pantalón, yo me alejé un poco, es obvio que están apunto de hacer volar el vehículo así que es mejor retroceder. Tampoco es que se me ocurrieron muchas formas de ayudar. Marcos buscó adentro del auto, no tuve bien en claro lo que estaba buscando y corrió mirando el suelo del bosque. Sólo lo entendí cuando volvió con un pedazo de papel qué se debió de haber encontrado por ahí y empezó a hacer algo cerca de donde le echan el combustible al auto. El pelirrojo encendió un cerillo mientras Marcos lo tapaba de la brisa para que se prendiera el papel, el gesto era casi imperceptible pero pude ver cómo les temblaron las manos. Una vez que se encendió el papel la llama se agrandó y no tardaron en empezar a correr en mi dirección, me quedé un poco perplejo por el acto e inevitablemente los miré confundido, luego me pasaron cada uno por un lado y me quedé ahí como pendejo hasta que en el siguiente segundo lo supe todo como si se me hubiese prendido el foco del entendimiento y sin ser consciente abrí los ojos lo más grande que pude, y corrí.

Corrí como si mi vida dependiera de ello, pero no logré correr mucho cuando el impacto de la explosión me alcanzó tumbandome al suelo.

Escuché las risas de esos dos idiotas mientras traté de volver a levantar la cara, mis oídos vibraron por un momento hasta que se volvió a aclarar por completo mi visión.

—¿Estás bien? —me preguntó el pelirrojo sin poder quitar lo divertido en su voz.

—Si —fue lo que dije mientras intenté levantarme y él me impulsó de un brazo.

—¡Pues venga, hombre! No te quedes a dormir en el suelo, ya hay que irnos —dijo para luego empezar a caminar.

Me limpié rápido la tierra y hojas en diferentes partes del cuerpo y los seguí.

—¿En donde demonios estamos? —pregunté al salir del bosque y pisar la calle, mirando las casas a mi alrededor.

Nada me pareció conocido, fue cuando recordé de pronto. Mérida. Estamos en Mérida. De Bolívar a Mérida. ¿Y ahora cómo coño vamos a volver?

Marcos pareció darse cuenta de ello y se presionó los cabellos con ambas manos, alrededor había un silencio inquietante. Sin duda esta sería la aventura más loca que tendré en mi vida, con un tipo que no me agrada y otro que ni conozco, que ni me sé el nombre, pero al menos no es tan pesado como Marcos.

—Nos van a dejar —dijo Marcos estrujandose la cara con un gran pesar.—Ese avión partirá esta noche con o sin nosotros.

—¿Y ahora qué haremos? —gritó el pelirrojo con la preocupación desbordándose en aquella expresión.

—¡Y yo qué sé! ¡Tú fuiste el de la brillante idea de volar el auto! —se giró bruscamente hacia el chico.

Me molestó el hecho de que la pagara con él pero decidí no decir nada.

—¡Tú también me apoyaste en ese momento, así que ahora no vengas a decir nada! —dijo el pelirrojo ya poniéndose rojo de la rabia.

¡Se reveló el hombre!

—Ya, no peleen —dije más bajo y con fastidio.

—¡Tú te callas!

¿Qué coño...?

Ahora sí que me hizo molestar ese imbécil.

—¿Ah sí? Ven a callarme pues —lo encaré de frente.

—Denme todo lo que tienen —se escuchó una vocecita irrelevante a lo que no le prestamos mucha atención.

—¡Siempre te la quieres dar de héroe como si el puto mundo girara alrededor de ti! ¡Ahora anda! ¡Di tres palabritas y resuélvelo todo!

—Ya valimos verga —dijo el pelirrojo entre dientes empujando nuestros pechos para no acercarnos más.

—¡Tú no te metas! —Marcos empujó al chico a un lado pero éste no se quitó.

—¿O qué? ¿Qué vas a hacer? ¡Resolver los problemas a los golpes! ¿Pagarla con quien sea que se te atraviese? ¿Eso es lo que aprendiste de él?

¿De quién?

Se escuchó un disparo.

Los tres volteamos al mismo tiempo y se nos cambió por completo la expresión al ver a la niña que nos apuntaba.

—¡Demen todo lo que tienen!

_______

Ya sé ya sé xD ustedes como que "wtf , una niña?"
Jajaja
Esperen a ver el siguiente capítulo 😂😂

😝😝😝

Por cierto, tenganme paciencia :3
Confíen en mí, no voy a dejar esta historia botada y sin final xD

Cómo esas a las que entras emocionado y luego de varias noches de desvelo llegas al último capítulo que publicaron y dice "últ. actualización el 5 de marzo del 2015"

😂😂

Y bueno..!

¡Qué empiece la aventura!

😘

Aria. D

Bipolar© [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora