Capítulo 27.

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-- ¡Yūichirō!¡esto ya es suficiente! ¿Que clase de imagen crees que nos dejas con todo esto? Ya no se con que frenarte, te dije que olvidaras a ese alpha, y lo evitarás a toda costa, Ahora llega el señor Eusford diciéndome que no te dejaste marcar por su hijo porque un simple alpha los interrumpió ¿que crees qué haces?¡debería a verte dejado como un marginado de la familia! No se porque insistió tanto Hiragi con un niño así. —

El azabache se reía en su interior ¿"simple alpha"? Esa vieja se cagaria encima si supiera que del alpha de quien habla es el introvertido heredero de la familia Tepes que ningún omega a logrado conquistar o al menos era lo que se difundía entre las viejas de las familias adineradas que no sabían que hacer en sus días. Seguramente el señor de los Eusford no había dado detalles muy exactos, al parecer no era tan Lerdo y sabía que la vieja mujer era capas de traicionarlos y llegar a "apoyar" una relación entre su nieto y él Tepes, no dejaría que Mikela llegara a ser usado como una herramienta más en los planes de mi abuela para subir de nivel socialmente.

Por lo que ya se estaba difundiendo en la escuela podría saber que Mikaela estaba comprometido con un gamma de una familia muy poderosa, hasta algunos aseguraban que hasta más que los mismos Tepes, sentía que sería muy inapropiado el preguntarle sobre algo así, siendo consiente de cómo era obligado a comportarse con el seguramente creía que lo odiaba o algo así, solo esperaba que fuera más terco de lo que parecía e insistiera a estar en su lado o es lo que deseaba que ocurriera en sus deseos más profundos que intentaba ignorar.

— ¡¿qué más es lo que quieres?!¡ya hice todo lo que le pediste!¡hasta obligue a mi omega a rechazarlo, no puedes pedirme ahora que se haga el sumiso frente a Crowley después de todo esto!¡y tampoco lo haré si ahora me lo pides!—

Decía todo eso aunque fuera inútil, los de tercer año dejaban las instalaciones para dar un paso más ya como adultos la mayoría con sus 18 años cumplidos, la graduación sería en unos días y como obviamente resultaría estaba obligado a ir por ser un día importante para su comprometido. Realmente no tenia para nada ganas de ir, no le agradaba mucho ir a una fiesta donde después de una cierta hora solo alumnos y sus acompañantes quedaban libres de sus padres y familiares, disfrutando su última noche como estudiantes de preparatoria, donde algunos después de esa noche se volvían universitarios, otros heredaban las empresas de sus padres con todas las responsabilidades sobre sus hombros, otros ya con puestos reservados en ciertos trabajos gracias a familiares, como que tampoco faltaban los niños de papi que su único trabajo era buscar una buena pareja y vivir con lujos dependiendo del dinero que alguien más ganaba. Algunos lograrían grandes cosas en la vida dejando huellas para muchos o una marca propia como engendrar una familia formada por amor, otros simplemente harían los que todos en su familia y ya, pero desde ese día todos empezaba sus vidas que solo se irían desarrollando por sus propias decisiones que nadie ma podía tomar sobre ellos, desde ese día ellos propiamente podían decidir si depender de sus padres o abandonar todo e independizarse, decidir si querían unir sus vidas con el amor de sus destinados o casarse con alguien por interés, todas esas decisiones sería su hora de decidirlas, tomar valor y hacer lo que ellos quieren o dejar sus decisiones en las manos de alguien más, era hora de ellos para decidirlo. El pasaría por todo eso en algún momento pero ese no era el suyo ¿en verdad era correcto estar en ese lugar?.

Fue sacado de sus pensamientos por una bofetada que lo dejó tirado en el suelo con una pequeña línea de sangre en sus labios y el sabor metálico de la sangre en su boca, se había mordido la lengua por el impacto llevando su mano por inercia a su mejilla donde la mano de su abuela hace segundos había aterrizado.

— ya estoy harta de ti, no soportare nada más de tus bobadas, ninguna de ellas aunque sea la más pequeñas. Iras con Crowley aunque tenga que dejarte sin poder mover las piernas para que no escapes, empieza a contar los días Yūichirō, con cada día te acercas más a tu boda. —

Extrañaba tanto a su padre en esos momentos, cuando su mamá se sentía tan poco como para ni siquiera poder proteger a su cachorro de los maltratos que él también había pasado, solo esperaba a ser rescatado de todo eso como en ese entonces el joven Ichinose lo había recibido en sus brazos con todo el amor posible que podía darle y que a nadie más le había entregado, curando esas heridas con su simple amistad, interrumpió su matrimonio sin importarle qué era como una basura para la alta sociedad que solo era visto como un perro pulgoso que intentaba subir de nivel económico a través de un omega que nunca había sido tratado con simpatía podía caer con facilidad en sus brazos, pues el de cabellos plateados ni siquiera le dirigió una última mirada a su comprometido al saltar a los brazos del de traje militar besando por primera vez sus labios frente a todas esas miradas, sin saberlo ellos habían declarado una guerra silenciosa frente a todos ellos que le dejarían grandes consecuencias que los persiguieron toda sus vidas y solo fueron conscientes de ello cuando  también cayeron sobre su primogénito, solo había tomado toda su ira cuando desde un comienzo que se dio cuenta que toda la verdadera culpa no era de él si no de los mismos que le estaban haciendo repetir él ciclo sobre su hijo, ya no podía.

¿Por qué no podía defenderlo? Había intentado tantos años que su hijo pudiera ser feliz y un error caía cada vez sobre otro, desde el primer momento que aceptó hablar con su ex comprometido para arreglar las cosas no podía adivinar que cuando recibió ese golpe en su estómago había un pequeño cachorro creciendo dentro de él, ese extraño dolor que lo hacía sentir tan poco, esa había sido la primera vez que lo sintió. La segunda vez no había sido igual cuando su pequeño bebé había nacido débil por el trato recibido durante su embarazo nunca espero que aunque su pequeño cuerpo pudiera colapsar en cualquier momento fuera un niño tan hiperactivo y alegre le daba una razón por reír todos los días sin falta. Hasta ese día que sintió ese dolor por tercera vez, cuando ese niño de ojos zafiro que tanto amaba a su hijo llegó cargándolo a duras penas sin poder detener sus lágrimas y gritos de desesperación porque el azabache no abría sus ojos, esa misma noche donde tenía las esperanzas de terminar esa guerra y que su hijo tuviera la oportunidad de cada día hacer reír a la gente que lo rodeaba, no podía evitar sentir que su hijo había sido condenado a la tristeza por su culpa, por tener su sangre, por tener su apellido, por heredar su casta. Volvía a sentir ese dolor por cuarta vez peor que nunca, no imagino que se prolongaría por tanto tiempo.

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¡Hoy 15 de agosto, 2019 se cumple un año desde la publicación de esta historia!
Quien esperaría que para esta fecha se cumplirían 10k vistas y 1k de votos
Nunca espere llegar tan lejos
¡Les agradesco todo esto!
Sus comentarios me alegran mucho.

Por favor no me maten por la historia :^

If You Were Here. Mikayuu.AU editando Where stories live. Discover now